Enero arrancó su hoja del calendario español con muchas noticias, pero nulo en festejos, tan solo una corrida de toros en Ajalvir como muestra. Noticias, referidas al anuncio de las ferias de Valdemorillo en este febrero, Castellón y las Fallas de Valencia como plato principal en el próximo marzo. Pero no solo de esas ferias sabemos los carteles, también tenemos mucha información de la próxima Feria de Abril en Sevilla. Las dudas nacen de forma espontánea en esta temporada por doquier, parece como si todos quisieran ocupar un puesto en la fotografía que se haga de la misma, dudan de si mismos y de sus respectivas carreras. Unos lo llaman gestas cuando otros lo llaman poca cosa. El aficionado exige que se pongan las pilas en serio todos los profesionales y se dejen de hacer guiños, que es lo que se anuncia en un sitio u otro. Guiños que se hacen a sí mismos con tal de salir en la dichosa foto de la actualidad o la información. En OyT el único guiño que hacemos es el de nuestras señas de identidad, un objetivo en toda regla: Toro íntegro y Toreo auténtico. Sabemos desde siempre que es lo único que salvaría nuestra maltrecha Fiesta, lo demás, llegando a algo es solo un parche, una tirita en pleno cáncer. Las noticias que nos llegan de América no son precisamente las deseadas, allí se copia y se aligera todavía más el compromiso con la verdad, con la autenticidad, que es el compromiso necesario que debería abanderar la reconciliación. Los aficionados necesitan de esa reconciliación con la propia Fiesta Brava, no con este o aquella figura, no con un cartel aderezado de oportunismo más que de oportunidad cierta. No se despojan del papel de celofán cuando nos hablan de un proyecto o de otro, nos enseñan con más interés el envoltorio esperando que sea en eso en lo que fijemos nuestras miradas y a ser posible que las alejemos de la sustancia, que ha de ser el toro y el torero, sí pero cada uno en plenitud y siempre. La feria de Fallas nos ha dibujado el problema existente, el de las dos Fiestas: la de las figuras por un lado, con todas las ventajas y comodidad que ello representa para su colectivo y, en otro lugar, perfectamente separado, el de los toros y sus encastes para los toreros capaces o, simplemente, para quienes no tienen otra opción. Duda, que por suerte, despejan muchos de los anunciados en esos carteles. Ellos dignifican la feria y la Fiesta. Pero el divorcio existe, una fiesta divorciada, un espectáculo que intenta ser trucado en su origen, como es el no enfrentarse a todos los toros que la cabaña brava, tan disminuida ya, nos ofrece. De ahí lo de las dudas. No saben qué hacer, pero saben que algo hay que hacer; dudan, no se atreven a dar el paso definitivo. Esperemos que no sea tarde para cuando se decidan. En Opinionytoros nunca hemos dudado, desde el primer día nuestro objetivo es el mismo. Quienes se apuntan a unas cosas ahora y no lo hacían antes, o lo hacen medio a escondidas, disimulando, no pueden decir que lo tengan claro. Por eso este año se ha convertido en el de las dudas. Hacen cosas pero dudan de dar el paso definitivo… y es tan fácil. ¡Dejen de dudar! y ofrezcan el año de las certezas. Suponemos que para eso habrá que esperar unos cuantos años más. ¿Podremos contarlo alguna vez?
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