Con esa fecha está dicho todo. Ahí termina la canción que comienza con el 1 de enero y alrededor de ese día tiene lugar la fiesta más universal.

Una fiesta que gira con y junto al toro. No es baladí esto. Cuando más se ataca a la fiesta de los toros, es de resaltar que sea una fiesta con toros la que ocupa el cetro de las fiestas más universales. Conviene hacer hincapié en ello pues en Pamplona se dan cita gentes de todo el orbe, lo que dice a las claras que gentes de todo el mundo quieren al toro como un elemento imprescindible para participar en una fiesta del y para el pueblo.

Dicho esto, fiesta del pueblo, es conveniente resaltar, que es precisamente eso lo que la hace formar parte de la cultura, que en este caso se extiende a lo largo y ancho del mundo. Podríamos seguir argumentando, pero dejamos que se argumente solo cuando se llenen las calles de Pamplona.

Y si hay toros por la mañana para todos, por la tarde hay toros para los toreros y con los carteles más abiertos de la temporada. En ocho corridas se rompe esa proporción de Domecq que, por ejemplo, ha dado San Isidro. Cebada Gago, José Escolar, Miura, Pedraza de Yeltes, Fuente Ymbro… son encierros no habituales para las figuras. Ellos, las figuras, se agrupan en las corridas más bonancibles, por no darles otro calificativo.

Y si las ganaderías se abren, también lo hacen los nombres de los toreros, reconociéndose esos otros méritos reales que no tienen en cuenta las empresas comprometidas… con las figuras. Curro Díaz, Pepe Moral, Javier Jiménez, Francisco Marco, Eugenio de Mora, Alberto Aguilar… son nombres que no aparecen en otras ferias. A esos nombres no habituales se añade el de Dávila Miura, quien se compromete a matar la corrida de su familia en el 50º aniversario de lidiar en Pamplona. Se echa de menos, eso sí, a David Mora, un triunfador en Madrid al que no le están dando cuartelillo. El reciente percance de Escribano puede dar una oportunidad a Castaño o algún otro.

Una feria que siempre es un punto de inflexión para todos en la temporada. El mes de Julio se escribe con mayúsculas gracias a San Fermín.