El brindis que hizo en la plaza de Játiva ahora será en la calle de Játiva

-Como digo, Vicente, a Dios gracias, la quimera se ha tornado realidad y, más de veinte años después vuelves a la plaza, la “tuya” la de tus grandes éxitos. ¿Cómo te sientes?

Ya te lo puedes imaginar. Mi dicha es inmensa. Y lo es porque como muy bien comentabas antes, pese a todo el sacrificio que tuve que llevar a cabo, con la ilusión que yo tenía, hasta yo creía que volver a torear no sería posible y, ya viste, Dios me escuchó. La ilusión me desborda; todavía no me lo creo pese a que he visto el cartel.

-Al respecto de tu reaparición, Vicente, todos teníamos muchas dudas, más que nada porque sabíamos del alcance de tu lesión y, como sabes, físicamente, según la opinión de los doctores, ellos, sabedores de la ciencia que tienen entre sus manos, nadie apostaba por esta realidad que estás viviendo. Esa realidad, ¿es obra de la ciencia médica o un milagro de Dios?

Esto indica que uno llega hasta dónde quiere llegar; he sido constante, yo diría que el más del mundo, pero todo porque siempre me albergó la bendita ilusión de volver a enfundarme el traje de luces y, como sabes, la ilusión hace milagros. He trabajado en mi recuperación más de lo que nadie pudiera soñar, pero todo ha valido la pena; eso de volver a ser El Soro no tiene precio.

-¿Qué argumentos has utilizado para convencer a la empresa para que te incluyeran en tu feria de Fallas?

Yo creo que mi reaparición el pasado año en Játiva, por ella misma, eso me bastó y sobró como carta de recomendación; fíjate que, hasta entiendo los recelos que pudiera tener la empresa el pasado año cuando pedí torear en la feria de Julio. Ellos, como miles de personas, todo el mundo tenía sus dudas de que yo pudiera volver a torear; dudas que no critico, más bien comparto con todos, porque yo era el primero que dudé muchas veces de mi persona.

Vicente se ha preparado para todos los tercios

-Si de ilusión hablamos, Vicente, ¿supera ese caudal de ilusión que sientes ahora con el que sentiste el pasado año cuando reapareciste en Játiva?

Son motivaciones distintas; aquel día sentí que volvía a la vida, pero no debemos de olvidar que se trataba de una prueba para ver cómo respondía mi cuerpo. Ahora, una vez superada aquella prueba, comprobar que vuelvo a mi plaza de Valencia, la dicha no puede ser mayor. Y el cartel, como sabes, no puede ser más hermoso; Enrique Ponce, ídolo al que amo y, para mayor dicha, el hijo del irrepetible maestro Manzanares con el que tantas veces toreé.

-Sin lugar a dudas, todo lo que hiciste la pasada temporada estaba rociado por la originalidad, amén de esa tremenda dosis de ilusión de la que antes hablábamos. Mira si todo resultó maravilloso que, ya viste, hasta organizaste una corrida de toros en tu pueblo, Foyos, algo que en tu etapa gloriosa no pudiste lograr. La que formaste en tu pueblo fue de las que marcan época. ¿Qué sensaciones sentiste?

No podemos negar que se cumplió otro sueño, que en mi pueblo se diera por vez primera una corrida de toros y, para mayor dicha, que yo pudiera torear ante mi gente. Tenía que darle la alternativa a mi amigo, Rafael de Foyos, el novillero de mi pueblo y, acompañados por el maestro Vicente Barrera que, en un gesto irrepetible, reapareció para la ocasión. Lo cierto y verdad es que doctoramos a Rafael y, lo que es mejor, allí quedó un grato sabor para volver a repetir la experiencia cuando el destino nos lo permita.

-Eso de volverte a ver poner banderillas, Vicente, ¿confirma ese detalle que estás totalmente recuperado?

Hombre, no tengo treinta años y las operaciones que he sufrido, lógicamente, me pasaron factura. Pero a base de mucho esfuerzo y una dedicación absoluta, mi cuerpo ha respondido, no para correr, pero sí para torear, para poder desenvolverme frente al toro y, como dices, hasta para poner banderillas.

-Cierra los ojos, Vicente. Estamos a “16 de marzo” y estás en la puerta de cuadrillas de Valencia. Ahora, cuando abras los ojos y veas esa plaza totalmente abarrotada y todo el mundo aclamándote. ¿Qué sientes en ese instante?

Estamos imaginando y, ante todo, se me están llenando los ojos de lágrimas. Tendré que decir a mis compañeros que me pinchen para darme cuenta de que seré yo, con el permiso de Dios, el que está en dicha plaza y en tan significativo día.

El día 16 El Soro pisará de nuevo el ruedo de Valencia, pero vestido de torero

-Ahora, Vicente, a los aficionados eres capaz de darnos miedo, dicho en el sentido metafórico de la palabra; y digo miedo porque tú eres capaz de todo. Es decir, tras ese festejo de Valencia, ¿qué planes tienes previstos para el resto de la temporada?

Si te soy sincero, estoy tan metido, tan ilusionado en este festejo que, mi mente, ahora mismo, no da para más; es decir, mi cerebro, mi corazón, mi alma, mi vida toda está pendiente de esa corrida maravillosa en mi plaza. Pensar más allá, me parece una tarea baladí puesto que, tras ese festejo, será lo que Dios quiera. No tengo más planes que el que comentamos. Todo irá fluyendo como por arte de magia. Si hasta ahora he conseguido lo más importante, volver a torear, lo demás llegará por añadidura.

-Como diría un valenciano, Vicente, “tens mols collons” tienes muchos cojones para llevar a cabo la epopeya que has conquistado. ¿Es cuestión de cojones, amigo?

Esa es una expresión muy al uso; yo diría que he logrado mi propósito por las razones que antes hemos comentado; dedicación, entrega, constancia, tenacidad y una fe sin límites, argumentos que me han llevado al lugar donde soñaba, es decir, saberme torero de nuevo.

-¿Te quedan sueños por cumplir?

El mundo de los sueños es inacabable; pero puestos a soñar me gustaría un día despertarme y verme haciendo el paseíllo en la Goyesca de Ronda y, días más tarde, confirmando mi alternativa en La México. Si tantos sueños he cumplido, lo dicho puede ser otra realidad.

-No falta quien opina, Vicente, que vas a cometer otra locura, una temeridad sin límites. Algo he leído por ahí al respecto. ¿Qué piensas ante dichas opiniones contrarias a tus ilusiones?

Pienso que soy el dueño de mis arrebatos, como de mis locuras y mientras no le haga daño a nadie, como entenderás, solamente yo soy el responsable de mis actos que, por otra parte, los he meditado mucho, al margen de haberme probado toreando algunos toros, amén de las corridas del pasado año.

Este el deseo de todos para ese día grande en la carrera de El Soro