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Carlos Escolar 'Frascuelo'  
  entrevista de Pla Ventura [ 11/05/2016 ]  
FRASCUELO: El dolor de El Pana es el mío
Siempre es reconfortante conversar con Carlos Escolar ‘Frascuelo’, lógicamente, en su condición de maestro en el arte de Cúchares aunque, desdichadamente, en esta ocasión tenemos que hablar de su amigo Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’ con el que compartió horas, días, jornadas inolvidables junto al Brujo de Apizaco, todo un tándem entre ambos diestros, motivos más que suficientes como para novelar la vida de estos maestros de la tauromaquia.

Obvio resulta decir que, entre la torería del mundo, es Frascuelo quién más y mejor conoce a Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’, no en vano, haber compartido juntos jornadas inolvidables les unió un nexo de cariño, una admiración mutua de la que hacían gala en distintos foros de la tauromaquia, hasta el punto de haber compartido un mano a mano en el ruedo de Guadalajara en que ambos diestros lograron el éxito.

El Pana y Frascuelo, afinidad completa entre dos artistas del toreo, dos hombres bohemios, iconoclastas, puros en la acepción más bella de la palabra; dos toreros diferentes, mágicos, únicos. Dos hombres y un destino, el propio arte. Bien es cierto que, el destino, para El Pana, ha sido muy distinto al que ambos maestros soñaban. Tanto Rodolfo como Carlos, como máxima ilusión, ésta no era otra que torear en Madrid para que, el diestro de la Villa y Corte le confirmara la alternativa a Rodolfo que, como todos sabemos, era su último sueño. Todo se desvaneció en Ciudad Lerdo, México, en que un toro quiso acabar para siempre con las ilusiones de El Pana.

Desgraciadamente, ha “muerto El Pana” mientras que Rodolfo sigue debatiéndose entre la cruel lesión que le ha dejado tetrapléjico para el resto de sus días. Ahora en que, como es notorio, Rodolfo Rodríguez es pura actualidad, es por ello que hemos querido conversar con su gran amigo, compañero de ilusiones, soñador junto a él, que no es otro que Carlos Escolar ‘Frascuelo’.


Frascuelo es el torero más amigo y compañero de El Pana en España

-Maestro: La pregunta es inevitable. ¿Qué sintió usted al enterarse de la noticia de la desgracia de Rodolfo?

Ante todo, desde la lejanía, uno tiene la esperanza de que nada sea tan grave como los médicos en ocasiones anuncian; digamos que a los toreros nos cuesta mucho comprender que una cogida tan estúpida pueda tener las consecuencias tan fatales que ha tenido la de Rodolfo. Claro que, la verdad es la que todos conocemos, de ahí la tristeza que inunda mi ser. El destino, como sabes, a veces nos tiene reservadas sorpresas muy desagradables y, la de Rodolfo ha sido la peor.

-Una tristeza a la que sospecho aumentada por la lejanía, es decir, por haber ocurrido la desgracia desde tan lejos en que, lamentablemente, usted no puede hacer nada por el amigo querido.

La lejanía, como dices, es un hándicap que aumenta todavía mucho más mi dolor; es cierto que, dadas las condiciones en las que se encuentra Rodolfo, poco podría hacer, como nos sucede a todos. Pero sí, de haber ocurrido aquí podría visitarle, animarle, consentirle; es decir, lucharía con todas mis fuerzas para que mi presencia física aumentara su ánimo.


Saludando juntos en su mano a mano de Guadalajara

-¿Sabía usted del deseo de Rodolfo que, como muchas veces nos contaba, deseaba morir en una plaza de toros?

Lo sabía mejor que nadie porque él siempre me decía: “Mire, maestro, nosotros no podemos irnos al otro barrio como hace el común y corriente de la gente, nosotros tenemos que morir en la plaza, no en vano, para eso somos toreros”. Esa grandeza de Rodolfo me emocionaba porque lo decía muy en serio, muy de corazón porque El Pana nunca fue un hombre de palabras vanas, todas las que pronunciaba tenían un sentido especial, una magia arrebatadora, como en realidad era su toreo.

-Al final, para que la desgracia sea todavía mucho mayor, Rodolfo hasta diría que no ha tenido la suerte de morir en el lugar que él soñaba.

Como decimos, era su ilusión, morir en la plaza, pero esas cosas las decide Dios, nosotros poco podemos hacer. Ha muerto El Pana, ahora  nos toca rezar por Rodolfo para que, Dios quiera, cuando menos, pudiera tener una vida medianamente digna.


Entrenaban juntos en la plaza de Parla y posaban juntos para la chavalería

-Decía nuestro director en uno de sus acervos al respeto de Rodolfo que, algo le ha quedado a deber Las Ventas a El Pana.  ¿Lo entiende usted así?

Creo que todo el mundo, sencillamente porque El Pana era admirado por dónde anduviera. Muchas veces íbamos juntos a Las Ventas y, era la atracción de todo el mundo. Era el sueño de Rodolfo, su lucha, su norte, su meta, su más grande anhelo. Y lo digo yo que he compartido muchas jornadas junto a él. Jamás sospeché que un hombre pudiera albergar tantas ilusiones al respecto. Sí, amigo, me resulta duro decirlo, pero es la auténtica verdad, Madrid ha quedado en deuda con El Pana.

-¿Cómo podríamos saldar esa deuda?

Imagina que la empresa de Madrid debería de montar una corrida benéfica en Las Ventas para que pudiéramos torear todos los que le quisimos, los que tan cerca estuvimos de él que, con el permiso de los toreros, me incluyo el primero. Al margen de mi  humilde persona, al respecto, ya se han ofrecido Juan José Padilla y algunos más que no recuerdo ahora; pero seguro estoy que, por ejemplo Morante, con el que Rodolfo tuvo tanta empatía, seguro que se apuntaría para torear para el maestro. Yo sería feliz encabezando esa corrida para torear totalmente gratis para la familia de Rodolfo que, con toda seguridad, esa plata que recaudásemos tan bien le vendría a la familia, de forma muy concreta a su señora madre que, como todo el mundo sabe, Rodolfo adoraba. Y lo digo con conocimiento de causa porque, a cada momento, cuando estaba conmigo El Pana, llamaba a México para saber de su madrecita. Este es el gran homenaje que deberíamos de hacerle en España, digamos que de tal modo saldaríamos la deuda que tenemos pendiente con él, especialmente la plaza de Madrid por la que tanto luchó y no consiguió que su sueño fuera realidad. Como digo, es ahora cuando todos los taurinos tenemos la oportunidad de congraciarnos con Rodolfo; digamos que es un poco a “toro pasado” pero la recaudación que pudiéramos lograr sería todo un éxito para su familia. Y no solo España, desde aquí me ofrezco al doctor Herrerías para que monte otra corrida memorable en La México en el que me apunto el primero para honrar a El Pana, sencillamente, la plaza que tantas veces conquistó y embrujó ese artista irrepetible al que conocemos como El brujo de Apizaco.


Frascuelo lo dice: La preparación física de El Pana era intensa y sin descuidos

-Al respecto de la cogida de El Pana, maestro, ha habido opiniones de todos los gustos, algunas tan dramáticas como para censurarle que a sus años estuviera en activo. ¿Qué piensa usted al respecto?

Ignorantes los hay en cualquier esquina. Poca gente sabía de la fortaleza física de Rodolfo, todo un ejemplo de ser humano que estaba más fuerte que la gran mayoría de los jóvenes que quieren ser toreros; Rodolfo estaba fuerte, musculoso, sin un gramo de grasa, hacía todo tipo de ejercicios que nos dejaba a todos sin alientos, un caso único en la historia del toreo. No importan los años en nuestra profesión porque el toro jamás ha pedido el carnet de identidad de nadie. Recuerda que lo de Rodolfo ha sido un golpe -nunca mejor dicho- de mala suerte. Yo sufrí el año pasado una voltereta como la suya en Francia, me llevé una paliza tremenda, pero todo quedó ahí. En las desgracias no tiene nada que ver la edad, recordarás, como todos sabemos, que a Julio Robles le sobrevino el cruel percance cuando tenía poco más de treinta años, como le sucediera a Nimeño II, como a otros muchos diestros que han sufrido percances muy severos en plena juventud. Como te decía, desde la ignorancia se pueden decir muchas barbaridades.

-Con la mano en el corazón, Frascuelo, usted que le trató tanto, ¿no cree que a Rodolfo le gustaba pasearse por el filo de la navaja?

¡De eso, nada! -exclama Frascuelo- Recuerda que hace muy pocas fechas, a su “edad” como diría sus enemigos, hasta se atrevió a matar seis toros en México, un hecho que le define como un auténtico héroe. Y salió airoso del trance, ahí están los hechos. Una prueba más, amigo, de que las facultades de Rodolfo estaban intactas; lo digo yo, pero lo decía él con sus hechos que decían mucho más que todas mis palabras.


El Pana desea suerte a Frascuelo el pasado 15 de agosto en Las Ventas

-¿Qué aprendió usted junto a Rodolfo?

Lecciones de todo tipo. Somos amigos del alma. Juntos compartimos platós de televisión, tertulias, entrevistas, innumerables tentaderos y, lo que es mejor, hasta pudimos torear un mano a mano en Guadalajara en la que salimos triunfadores, de forma concreta El Pana que nos conmocionó a todos. A su lado aprendí la lección de la humildad, la sabiduría que le ha dado su propia vida, toda una leyenda viva de lo que puede suponer en personaje de su relevancia humana. A su lado he reído, he llorado de emoción, he sentido emociones indescifrables porque El Pana es un personaje único e irrepetible, al que pido desde aquí que le ayude Dios en ese duro peregrinar que tiene ahora por el mundo.

-Creo que está de sobra preguntarle si usted se hubiera prestado a lo que era el sueño de El Pana, confirmar en Madrid.

Ya puedes imaginarte; era el tema que debatíamos todos los días. Me decía: “Hable usted con la empresa, dígale que dos locos quieren torear juntos en Madrid, eso sí, dígales que estamos muy cuerdos”. Sin duda alguna que, de haberse producido dicho acontecimiento yo hubiera sido tan feliz como Rodolfo; primero por torear en Madrid y, acto seguido, por confirmarle la alternativa al último romántico que queda por el mundo.


2 toreros, 2 amigos, en la fiesta del X Aniversario de OyT en la finca de Esplá

-Por las expresiones que usted ha puesto en boca de El Pana, veo que le trataba de usted, es decir, con el máximo respeto y eso que eran ustedes coetáneos.

Sí, Rodolfo tiene una educación, unas maneras tan exquisitas con el trato con las gentes que, dicho tesoro, ya lo quisiéramos la totalidad de los mortales. Intenté que nos tuteáramos, pero todo resultó en vano. Rodolfo jamás perdió las formas, ni conmigo que somos amigos del alma, ni con nadie.

-Para finalizar, Frascuelo, ¿qué echará en falta ahora de ese hombre tan singular que no tiene cerca, llamado  Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’?

Su sentido del humor, su bohemia, su bondad, su sentido solidario por la vida y sus gentes y, por encima de todo su fe cristiana, algo que siempre me emocionó. Desde aquí le pido a Dios con todas mis fuerzas que se recupere en la medida que determine la ciencia pero, ante todo, con la voluntad de Dios que muchas veces es más fuerte que la medicina.

-Gracias, Frascuelo, por el detalle hermoso que ha tenido para con nosotros al contarnos tantas cosas hermosas de ese personaje irrepetible llamado Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’. Como diría el propio diestro, que Dios le siga bendiciendo.

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