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Paco Ureña  
  entrevista de Pla Ventura [ 29/05/2016 ]  
PACO UREÑA, GALLARDAMENTE TORERO
La cosecha que sembró Paco Ureña hace ahora diez años, dos lustros, ahí es nada, la está recogiendo ahora a modo de triunfos. Pero convengamos, apresurémonos a decir que nos son éxitos facilones de provincias, son triunfos de ley, justamente en plazas de categoría que, para su dicha, han venido mediante haberse enfrentado al toro; parece algo normal lo que he dicho, pero todos los aficionados saben a qué me refiero cuando hablo del “toro”. Sí, ese toro encastado que produce emoción a raudales y, en el caso de Paco Ureña, con ese corazón que tiene, el que le aboca al éxito.

Cuando resplandece la verdad todos estamos felices, no es para menos cuando, como se sabe, es la parodia la que triunfa y vende. Por dicha razón, lo que Paco Ureña ha llevado a cabo en Madrid tiene tintes de épica, máxime porque a su inenarrable torería le ha puesto su valor al servicio del arte, todo un lujo el que hemos disfrutado los aficionados.

No ha sido Madrid solamente; Las Ventas ha sido el último estandarte porque Ureña ya venía de triunfar fuerte en Valencia, Sevilla… se había jugado la vida de verdad en Vic Fezensac, la plaza en la que resultó herido y que tuvo la gallardía de no operarse de la cornada interna porque, como él sabía, unos días más tarde regresaba a Madrid. Un hecho relevante, digno de admiración porque, ante todo, Paco Ureña es un mortal de carne y hueso, por ello imaginamos su calvario en estos días de espera que, estando herido, fue capaz de llegar a Madrid para, una vez más, conseguir el triunfo.


La cara del triunfo es la cara actual de Paco Ureña

-Paco: ¿Cómo un hombre de carne y hueso puede esperar una semana herido, no operarse de la cornada de Francia con la ilusión de poder torear en Madrid por segunda vez en su feria?

En la pregunta tienes la respuesta; ilusión. Quería concluir una gran feria en Madrid y, a Dios gracias lo logré. Ya había triunfado en mi primera tarde y quería repetir el éxito, algo que el destino me permitió.

-Entiendo todo lo que me dices, te comprendo como nadie pero, Paco, tú eres mortal, como todos. Lo que quería saber es ¿cómo aguantó tu cuerpo esa semana de dolor en el mismo?

Algo horrible que no se lo deseo a nadie pero, amigo, en la vida a veces hay que apostar muy fuerte y, eso hice, así de sencillo. Lo pasé fatal, pero esta no es una profesión de lamentos, más bien de realidades que, si las mismas, las sustentas con el éxito, ya puedes imaginarte la dicha.

-Todo el mundo ha coincidido afirmando que faltó muy poco para que salieras por la puerta grande de Madrid; es decir, de no fallar con el descabello esa realidad hubiera sido tuya. ¿Qué sentiste en aquellos momentos?

Magullado como estaba creo que apenas me quedaba capacidad para discernir; estaba en una nube por muchas razones; primero por   lo desmadejado que estaba mi cuerpo y, acto seguido, como dices, porque faltó apenas nada para el triunfo grande. De todos modos me marché feliz; sabía que ya podía irme al quirófano muy tranquilo, había logrado mi propósito que era lo realmente importante.


Toreando a la verónica no lo hace mal el lorquino

-Por cierto, ¿cómo llevas la herida?

Muy bien. Estoy en franca recuperación y si Dios quiere, muy pronto ya podré entrenar de nuevo que, me espera Alicante con la de Adolfo Martín, otro plato fuerte con el que espero triunfar con fuerza.

-¿Sabes que eres un serio candidato como triunfador de la feria de Madrid?

Como lo son algunos de los compañeros que han triunfado. Yo hice lo que debía, lo que mi corazón me demandaba, de ahí la satisfacción que tengo. Me marché de Madrid más feliz que nunca porque allí dejé constancia de mi ilusión por ser torero, algo que me comprendieron por completo.

-Toda la crítica ha coincidido, Paco, en calificarte como torero de Madrid. ¿Es ese el título que todo torero anhela?

Los títulos los dan los demás, algo que me llena de gozo. Yo no sé lo que sueñan los demás, pero si te puedo asegurar que me sentí el más dichoso del mundo saboreando el triunfo en Madrid, escuchando los clamores de dicha plaza, algo que no existe dinero en el mundo que lo pueda suplir.


Nada le importa, lluvia o barro, para dar los frentes a los toros

-Algo tendrá el agua cuando la bendicen, dice uno de los refranes populares que, lo podemos aplicar a tu persona por aquello de que te apodera la casa Chopera, un lujo importantísimo. ¿Verdad?

Me siento honradísimo el pertenecer a esa casa de tanto raigambre taurino, un lujo que Dios me ha dado pero que, de mi parte tengo que seguir honrando con mi toreo, con todos mis éxitos. Aquí en el toro no se regala nada a nadie; al menos a casi nadie si se me permite, por ello tengo que estar a la altura de las circunstancias que la vida me ha propiciado.

-A veces, Paco, en el toreo hay que estar preparado para todo. Yo te lo explico, mejor te lo pregunto, ¿quién te iba a decir a ti que, un toro, “Cobradiezmos” junto a Manolo Escribano, te robarían los titulares que de alguna manera “eclipsaron” tu gran triunfo en Sevilla?

Lo peor que pueda pasarme que sea eso puesto que, en dicha tarde, triunfó el toreo, la verdad de la fiesta, la emoción por disfrutar de una auténtica corrida de toros a la antigua. Te parecerá raro lo que voy a decirte, pero me sentí feliz por el triunfo del compañero y, por encima de todo, que saliera un toro tan bravo como el citado “Cobradiezmos”. Si en cada corrida que se celebra saliera un toro como el citado salvábamos la fiesta en menos de cinco minutos.

-Dos lustros han tenido que pasar para que ahora seas el centro de atención de todo el mundo. ¿Cómo llevaste esa dura espera de tantos años sumido en el ostracismo?

Muy mal, nadie que quiere ser torero puede estar feliz sin torear; sabía que el camino era duro, pero albergaba muchas ilusiones, ante todo, el convencimiento de mi verdad; me sentía capaz y sabía que a poco que la suerte me ayudara mi triunfo sería posible; y digo el mío porque, para mí, el saberme reconocido ya es el más grande de los éxitos.


Ponerse así supone estar sometido al riesgo de las cogidas

-¿Aspirar a ser figura del toreo?

Anhelo ser reconocido en mi profesión que creo que es lo máximo. No quiero ser uno más, por eso me juego la vida como el primero.

-Esa carita de niño bueno ¿crees que te favorece o perjudica?

Esa elección será siempre de los demás. Soy el que soy porque así me parió mi madre y nada puedo cambiar.

-Claro que, algún malintencionado podría pensar que te trabajas el papel de humilde.

No, por Dios. Yo soy el que todo el mundo puede ver, no hay doble fondo en mi toreo ni en mi vida privada; con defectos y virtudes, aquí me tienes.


También da la cara y los frentes con la izquierda

-Cuando los revisteros al caso solemos decir que la fiesta está muriendo desde dentro. ¿Qué nos dirías tú para que cambiásemos de opinión?

Lo hemos dicho antes, que saliera un “Cobradiezmos” en cada tarde y de repente, las lanzas que ahora sufrimos se tornarían cañas. Si nos falta el elemento toro la fiesta se nos vendrá abajo, es decir, morirá sin necesidad de puntilla alguna.

-Por dicha razón, en tu caso, como postura inteligente, te apuntas a las divisas donde sabes que puede aparecer la casta, la bravura, en definitiva, la verdad.

Me apunto porque no quiero ser uno más; no quiero que jamás se me ridiculice frente a un toro; quiero dar lo mejor de mi ser, mostrarme en el ruedo como soy, sincero, capaz, entregado; dispuesto siempre para la batalla y que, como suele suceder, al final de la corrida los aficionados se marchen a casa hablando de Paco Ureña.

-¿No te hace ilusión aquello de ser el número uno?

Yo no estoy aquí para controlar estadísticas, ante todo, porque lo que me ilusiona es emocionar a los aficionados y mientras sea capaz de conseguir triunfos como los de Valencia, Sevilla, Madrid… con eso me sentiré el más pagado del mundo.


Tampoco le importa arriesgar a la hora de entrar a matar. Verdad hasta el final

-En los dos últimos años, Paco, lo que se dice sangre has derramado mucha. ¿Qué duele más la herida o la impotencia de ver que se pierden contratos?

Son dolores distintos; pero cuando se juntan uno sufre muchísimo; el cuerpo sufre los dolores de las cornadas, mientras que el alma se te desgaja al ver que se escapan nuevas oportunidades. Claro que, este es el precio que hay que pagar, si esto fuera sencillo habría más toreros que futbolistas y no es el caso.

-El próximo compromiso, si no recuerdo mal es Alicante con otro plato fuerte, los toros de Adolfo Martín. ¿Cómo esperas dicho acontecimiento?

Con mucha ilusión. Es mi presentación en dicha plaza, en su feria, algo que me llena de gozo. Confío que la corrida salga como el año pasado en dicha plaza que, como me han contado, en Alicante disfrutaron de lo que podríamos llamar la “corrida del siglo” por aquello del gran juego que dieron los toros de Adolfo. Como te digo, Dios quiera que se repita el triunfo de dichos toros que, de lo demás me encargaré yo.

-Muchas gracias, Paco Ureña. Eres un hombre admirable y un torero importantísimo puesto que, desde el mismo lecho del dolor tras la operación a la que has sido sometido, has tenido la delicadeza de atendernos.

Las gracias siempre a vosotros que estáis pendientes de todos los grandes acontecimientos en el mundo de los toros, algo que agradecemos todos.

Fotos: Muriel Feiner

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