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Javier Jiménez  
  entrevista de Pla Ventura [ 16/09/2016 ]  
JAVIER JIMÉNEZ: En Madrid toqué la gloria con mis manos
Más de dos años lleva Javier Jiménez en la dura batalla que es el toreo; más que el toreo, el triunfo personal de cada diestro, algo que al torero de Espartinas le está costando sangre, sudor y lágrimas. Claro que, Javier Jiménez, como la mayoría de los toreros -yo diría que todos- no desfallece ante la adversidad puesto que, cada cual, dentro de su ser, guardan celosamente lo que ellos llaman vocación desmedida, el valor que les puede llevar a la gloria como le ha sucedido a Javier Jiménez este año en Madrid.

Jiménez, como muchos de sus compañeros, está combatiendo contra ese muro infranqueable que es la no retirada de ningún torero actual, algo que hace casi que milagroso que chavales nuevos puedan ingresar en el escalafón; pero como quiera que a todos les sobra corazón y voluntad, todos esperan el milagro que, en ocasiones, como les ha sucedido a López Simón y Roca Rey, al final suele llegar. Y con esa esperanza viven todos. Ya quisiéramos todos los mortales, en nuestras profesiones, albergar las ilusiones que tienen los toreros, otro gallo nos cantaría a todos.

Tres momentos han marcado la vida de Javier Jiménez en la presente temporada. Haber salvado la vida en Pamplona, haber logrado la salida en hombros por la puerta grande de Las Ventas y, como tarde aciaga, ver que un toro se iba vivo a los corrales en Málaga; tres tardes de diferente calado pero que tienen mucho que ver con la personalidad del diestro de Espartinas.


Con la sonrisa en los labios y en Las Ventas

-¿Por dónde empezamos, Javier?

Lo que usted diga, por algo es el entrevistador, el que tiene la palabra. Yo me limitaré a responder, como hago siempre, pero en el caso de ustedes con muchísima alegría. Mire usted, no se me olvidará jamás cuando siendo novillero sin caballos, su compañero, Roberto Moreno, me entrevistó para Opinión y Toros.

-Duros los comienzos como matador de toros, Javier. Cortaste una oreja en Sevilla que, en aquellos instantes, por lo que vimos, apenas sirvió para nada. Claro que, vestirse de luces y ser perseverante, vencer toda adversidad es patrimonio de los toreros y tú no podías ser una excepción.

Deje que le diga que uno está convencido de su valía, como pueda ser mi caso. Más tarde, gustaré más o menos; tendré un público que me quiera y quizás algunos que discrepen, pero así ha sido durante toda la vida.


Javier Jiménez en un quite

-No sé, pero dejas entrever en tus palabras que, hasta comprendes que el parón que ha supuesto en tu carrera tras haber sido un novillero brillantísimo para más tarde quedarte casi parado. ¿Es eso normal?

Normal no sé si será, pero real, más que la vida misma. Ahí tenemos muchos ejemplos que sabemos todos y que no hace falta nombrar. Claro que, como en su día nos recordara el maestro El Pana, el verbo resistir tiene que ser una constante entre los toreros. No es suficiente estar; hay que estar, resistir, para más tarde vencer. Si esto fuera muy fácil todo el mundo sería torero, de ahí la grandeza de nuestra profesión.

-Acudiste a Pamplona como un auténtico héroe ante la corrida que te anunciaste y, lo que es mejor, saliste de allí como un gladiador que, para tu fortuna, salvaste la vida de puro milagro. ¿Cómo se supera un trance tan amargo como el tuyo de Pamplona en que, como te digo, pudiste haberle entregado tu alma a Dios?

Apenas recuerdo nada porque quedé inconsciente. Pero tras ver las imágenes si le digo que ese es el camino, superar toda adversidad. Como antes le dije, si esto fuera sencillo todos seríamos toreros porque es la profesión más bella del mundo. Y la más trágica si se quiere, ahí está el ejemplo de Víctor Barrio que, como sabemos, le entregó su alma a Dios por la bendita idea de ser torero.

-Comprendo que, tras lo que me dices, superado el shock de Pamplona, seguro que le diste gracias a Dios.

Imagínese; aquello pudo haber sido una gran tragedia siendo yo el protagonista, por ello había que darle gracias a Dios y a todos los santos.


El sevillano doblándose con el toro

-Claro que, tras aquella epopeya pamplonica, imagino que ya tendrás firmada la feria del año que viene ¿verdad? Tengo que confesarte, Javier, que no había visto jamás una cogida tan espeluznante como la tuya; las imágenes son aterradoras.

Creo que estaba Dios conmigo como decíamos. No es que haya nada firmado, pero si estoy cargado de razones para volver al año que viene como usted presagia.

-Llevas una temporada no muy cargada de números en cuanto a actuaciones, pero sí repleta de éxitos, hasta el punto de llegar a Madrid para que pasara lo que pasó el día 21 de agosto. ¿A qué sabe esa salida en hombros por la puerta grande de Madrid?

No hay palabras que lo puedan explicar; es la culminación, el sueño de todos los toreros, algo que, tras lograrlo, todavía tienes más ganas de seguir, de repetir la experiencia; algo irrepetible, y lo es hasta el punto de que muchos toreros todavía no han tenido la suerte de conseguirlo. No sé, pero me gustaría ser sabio para explicar con palabras aquellas sensaciones que no las cambio por nada del mundo. Notas como si estuvieras tocando la gloria con tus manos; algo muy difícil de explicar, pero bellísimo de sentir.

-Mira si es difícil, Javier, que por ejemplo el maestro Morante de la Puebla no lo ha logrado. Y estamos hablando de un referente para el arte en el mundo de los toros.

Posiblemente al maestro le ha faltado ese detalle en su gloriosa carrera pero, a estas alturas de su vida, yo diría que Morante ya está por encima del bien y del mal; no ha logrado ese sueño, pero sí diré que su vida ha sido una culminación de sueños cumplidos en todos los órdenes. Ya me gustaría parecerme un poco al maestro.


Javier toreando en redondo

-Oye, matador. ¿Tú triunfas por la calidad de tu toreo o por la alegría que rezumas como individuo?

Yo diría que estoy alegre para triunfar, algo que suele contagiar a los tendidos.

-O sea que, ni el miedo opaca tu sonrisa.

Miedo lo tengo como cualquiera, pero esa naturalidad mía quiero que sea el detonante para contagiar a los aficionados. La vida hay que tomarla y vivirla con alegría; si estás triste nadie te regalará nada, por ello, seamos felices mediante lo que tengamos de alegría que siempre ganaremos.

-Tu tarde negra, Javier, tuvo lugar en Málaga. ¿Tan mala salió la corrida de Partido de Resina/Pablo Romero que no pudiste matar el toro?

No, para nada. Yo le diría que esa ganadería está en franca recuperación tras todo lo que ha pasado. A ese toro que me echaron al corral le tenía cortada la oreja, ya puede imaginarse que me sentí muy bien con dicho animal. Le metí una estocada, el toro se amorcilló, empecé con el descabello y si no se llevan el toro, todavía lo estoy descabellando. Pero no me vine abajo, todo lo contrario; fue un incidente que nada tiene que ver con lo que uno pueda lograr como torero. Lo triste hubiera sido que me saliera un toro bravísimo y que me lo dejara ir con la muleta; eso sí sabe a fracaso, lo demás es pura anécdota.


El de Espartinas al natural

-Dentro de todos los males, Javier Jiménez, al final parece que todo esfuerzo tiene premio; a veces suena como a utopía pero, en tu caso, con ese cartel para el día 24 en Sevilla con Morante de la Puebla y Roca Rey eso es la culminación de una temporada apasionante. ¿Verdad?

Es un cartel hermoso, algo que creo que me he ganado con mi esfuerzo, lo que viene a demostrar que, todo lo que uno hace no cae jamás en saco roto. Mi actitud, mis triunfos, mis percances; yo creo que todo ha servido para que se me haya reclamado en un cartel tan excepcional en una plaza a la que tanto amo.

-Al margen de ese cartel tan redondo, Javier, ¿qué otros compromisos te quedan?

Varias corridas más que tengo contratadas que, sin duda, me llenan de ilusiones. Pensar que puedo acabar la temporada con quince actuaciones, o quizás más, eso me produce una alegría que me desborda.

-Por cierto, ¿de verdad crees que ha tenido premio tu salida en hombros de Madrid?

Por supuesto, no lo dude usted. He cogido varias sustituciones que, sin el eco de Madrid jamás se hubieran producido; como haber logrado la inclusión en Sevilla, todo eso de no suceder lo de Madrid hubiera sido un sueño por cumplir y, ya lo puede ver, estamos hablando de una bendita realidad.



La culminación de una tarde que no olvidará

-Muchas gracias por tus palabras, Javier Jiménez. Quiera Dios que logres todos tu sueños porque lo que se dice condiciones las tienes todas. Que tu vida sea un rosario de éxitos. Aquí tienes tu casa, la que te albergó cuando no eras nadie y la que nos enorgullece ahora mismo con tus éxitos.

Fotos: las-ventas.com

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