Las tardes de Guillermo Albán se recuerdan en triunfos

-Mucha nostalgia, Guillermo, desde que cerraron la plaza de toros de Quito, la plaza que te vio triunfar en repetidas ocasiones ¿verdad?

Sí. Somos un caso idéntico al de Cataluña que, como se sabe, por decisiones políticas que nada tienen que ver con el espectáculo más bello del mundo, se clausuró Iñaquito quedándonos todos con la nostalgia del pasado.

-Mala cosa, Guillermo, que la política supere al arte y, lo que es peor, que se lleve por delante ilusiones de miles de aficionados y, a su vez, la de los profesionales que se ganan su pan jugándose la vida.

Desdichadamente estamos sufriendo lo que podríamos llamar como la metamorfosis de un segmento de la sociedad que, mediante artimañas nefastas han llegado al poder para hacer daño, las pruebas las tenemos en todos los países en que los antitaurinos tienen un respaldo político que les da alas para la destrucción de algo tan lindo como la fiesta de los toros.

El diestro ecuatoriano toreando a la verónica

-Pese a todo, Guillermo, tú eres el último mohicano, es decir, el luchador empedernido en que la fiesta de los toros, en tu país, siga teniendo un lugar predominante gracias a tu toreo, a tus gestiones como empresario; digamos que, gracias a tu entrega sin límites por el toreo. ¿Qué recompensa obtienes con esa entrega tan apasionada en un país tan dejado de la mano de Dios como el tuyo al respecto de los toros?

Es el medio de vida que elegí, nadie me lo impuso. Los toreros, como todo el mundo sabe, aspiramos a ser personas libres y, como tales, ejercemos nuestra profesión; esa libertad que nosotros ofrecemos es la que nos coartan desde muchísimos frentes. De todos modos, mi empeño, desde siempre, no es otro que no se apague jamás la fiesta de los toros en Ecuador, no haré milagros, nada es más cierto; pero esa llamita del toreo quiero que siga siempre encendida por el bien de tantísimos aficionados como hay en mi país.

-No toreas mucho pero, cuando lo haces, ahí dejas tu estela de torero importante, por ejemplo, el pasado año, en Machachi, en esa corrida que tú organizas hasta indultaste un toro. ¿Sueñas este año con repetir experiencia?

Ante todo sueño con disfrutar con el toreo de Curro Díaz, el diestro que el año pasado nos hizo soñar en Machachi y, como no podía ser de otro modo, compartimos cartel este año de nuevo. Sin duda que, como sucediera el pasado año, si nos embisten los toros daremos una tarde importantísima.

-¿Es rentable desde el punto de vista empresarial esa organización?

Si, porque jugamos con la baza de que Machachi es un pueblo muy cercano a Quito y, como entenderás, desde la capital se desplazan muchos aficionados, de otro modo sería inviable.

Cite torero de Albán

-Lo que me conmueve, Guillermo, es que sigues ilusionado como el primer día; eres torero, claro, no podía ser de otro modo. Lo digo porque los toreros sois capaces de lograr los más insospechados milagros. ¿Acaso no es un milagro ejercer como torero en Ecuador?

Yo no sería tan rimbombante en el titular, pero sí tiene mérito sostener la llama del toreo en mi país puesto que, como se sabe, pocas plazas quedan para dar toros, de ahí mi ilusión por seguir montando festejos en lugares que yo considero emblemáticos para que los aficionados sigan creyendo que el toreo, en Ecuador, pude ser posible.

-Tres años, creo recordar, Albán, que no compareces como torero en España. ¿Te cansaste de tanta ingratitud?

Las cosas, al paso de los años, se han tornado muy complicadas y para nosotros, los extranjeros, apenas queda lugar, algo que hasta puedo comprender; imagina la de toreros importantes que hay ahora en España, por ello, que nos den sitio a los extranjeros eso sí que tiene atisbos de milagro.

-Pese a todo, torero, has venido para tomar unas lecciones con el maestro Sánchez Puerto como si fueras un principiante. ¿Cómo es la cuestión?

Hombre, con el maestro Sánchez Puerto he tenido desde siempre una hermosa relación; han sido muchos entrenamientos a su lado y, de su persona y obra aprendí los más bellos secretos de la lidia y, ante todo, de su personal forma de entender el toreo, algo que me llena de gozo, razón por la que en estos días, una vez más, he vuelto a rememorar.

Toreando al natural

-Lo que viene a demostrar tu humildad como torero.

No sé si es humildad, pero si entereza por saber que uno tiene que aprender donde le pueden enseñar y este es el caso del maestro Sánchez Puerto con el que he compartido unos días inolvidables.

-Este año, si no recuerdo mal, has toreado algunas corridas en México, un país al que has visitado muchas veces. Allí, Albán, que tantos festejos se celebran, ¿no has pensado nunca instalarte en el país azteca?

He toreado en todos los países donde se celebran corridas de toros, desde España, pasando por Perú, Colombia, Venezuela y Ecuador, por supuesto. Algunas veces, en mis viajes por el mundo me he preguntado en realidad de donde soy, pero ya viste, siempre recalo en mi país, en mi tierra que me apasiona por completo.

-Una tierra en que, para tu fortuna, sigues siendo Guillermo Albán, el icono dentro de la torería de tu país; es decir, el torero referencial ante el mundo, un título que nadie te podrá arrebatar.

Es lógico lo que has apuntado porque en Ecuador he triunfado en todas sus plazas; creo que no queda plaza alguna de la que no haya salido en hombros, de forma muy concreta en la de Quito que me llevé varios Escapularios de Oro de la feria dejando, siempre, una estela de triunfos. Una pena, como antes decíamos, que los movimientos populistas entre el mundo de la política, vayan dejando cadáveres en su camino, en este caso, la propia fiesta de los toros.

Toreando con la diestra

-Guayaquil, tu ciudad, si no recuerdo mal organizaste tú las últimas ferias que se celebraron en dicha ciudad. ¿Qué pasó para que te cansaras de dicha organización cuando allí si se pueden celebrar corridas de toros?

Lo normal, para un torero, es que se juegue la vida frente al toro, pero allí, además de enfrentarte al toro, luego tenías que enfrentarte a una legión de antitaurinos que eran más peligrosos que el propio toro, razón que me hizo desistir de lo que eran mis ilusiones organizadoras en dicho ruedo.

-Muy negro veo el futuro de los toros, Guillermo Albán, tanto en Ecuador como en España así como en otros lugares de habla hispana. ¿Qué solución podríamos tener ante un problema de esta gravedad?

La solución es complicada porque tiene que pasar por el mundo de la política y, como sabes, los populismos no atienden razones porque no saben de respeto para los demás, imagina entonces el futuro, negro como tú apuntabas. Estamos en manos de Dios, ante todo, esperando el milagro de que cambie el signo político de Ecuador para que pudiéramos ver la luz al final del túnel en el que se nos ha instalado.

-Por lo que veo, Guillermo Albán, pese a todo, nadie podrá robarte tus ilusiones, tus deseos inmensos por seguir siendo torero y, lo que es mejor, por tener esa fuerza desmedida para seguir organizando festejos, algo que tiene mucho mérito, si me permites la broma, tan duro lo que tú haces como vender neveras en el Polo Norte.

Complicado sí es, y mucho. Pero como decías, es la ilusión la que suele mover montañas, la que me permite seguir para estar y hacer disfrutar con mi toreo y con mi capacidad organizadora para que los aficionados del centro del mundo puedan seguir disfrutando de la fiesta que tanto aman, el mundo de los toros.

Una imagen a repetir con Curro Díaz en su próximo mano a mano