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Iván Vicente  
  entrevista de Pla Ventura [ 28/07/2017 ]  
IVÁN VICENTE: Madrid me sigue manteniendo vivo, artísticamente dicho
Han pasado más de quince años desde aquel día en que, en Zamora, el maestro Miguel Espinosa 'Armillita' doctorara a Iván Vicente en dicha plaza. Recordemos que la trayectoria del diestro de Soto del Real, en aquel momento precedida de varias temporadas como novillero importante, se doctoraba con todas las de la ley; es más, como dijeron, Armillita se sentía dichoso por doctorar a un torero denominado como artista, algo muy lógico por parte del mexicano que, como sabemos, es el diestro que mejor toreó con la mano izquierda en los últimos cincuenta años.

Aquel día Iván Vicente tenía muchas ilusiones por cumplir. Su hatillo de las mismas estaba repleto. Iván terminaba de descubrir un mundo nuevo; pasar del escalafón de los novilleros al superior de los matadores de toros, un lujo al alcance de muy pocos y él era un afortunado.

Lo que Iván no sabía era que su camino sería un calvario de espinas; todo lo contrario de otros muchachos que, con las mismas directrices e idénticos parámetros, de la noche a la mañana consiguieron el éxito mientras que él, quizás con más atributos que otros, se quedó en el camino. Es difícil encontrar una explicación digamos fiable que nos aclare su carrera; son imponderables que surgen que, sin que nadie los busque se atrincheran junto a tal o cual diestro y, pese a tener condiciones más que sobradas para el ejercicio de su profesión, la suerte les resulta esquiva. Iván Vicente ha sido el cordero inmolado por el taurinismo y, ¿motivos? Nadie los sabe, pero él sí sabe lo que ha penado, lo que sigue sufriendo y, lo que es mejor, la ilusión que le sigue manteniendo vivo.


Iván Vicente ilusionado con volver a Madrid

-Imagínate, Iván, que tu faena del 25 de junio la encuadramos dentro de la feria de San Isidro. Puestos a soñar, ¿qué hubiera sucedido entonces? Y te lo digo porque en dicha fecha obtuviste un triunfo grande teniéndolo todo en contra, desde los toros hasta los elementos.

Eso es hablar de lo que pudo haber sido y no fue; pero no es menos cierto que, todas las opiniones que he escuchado al respecto de dicha faena, todo hace presagiar que así hubiera sido. Es verdad que las cosas son como son y no pueden ser de otra manera, yo me quedo con las sensaciones que sentí dicho día que, para mi fortuna, las sintieron los aficionados de Madrid y, sin duda, toda la crítica.

-¿Se le puede llamar a eso mala suerte?

La mala o buena suerte muchas veces depende de la acepción que queramos darle; en mi caso, la mala suerte hubiera sido no participar en dicho festejo. Como decíamos antes, pudo haber sido mejor durante la feria pero como uno no puede elegir, bendita mi suerte que me facilitó poder torear dicha corrida que, una vez más, sentí el respaldo de Madrid.

-Tu faena, Iván, tuvo tintes de torería al más alto nivel; he podido disfrutarla por los medios audiovisuales, hasta el punto de decirte que contigo se está cometiendo una tremenda injusticia. ¿Estás de acuerdo conmigo?

Si lo centramos todo en esa actuación, así como otras que la precedieron en Madrid, con toda seguridad que se me trata injustamente pero, amigo, en los toros, ¿dónde empieza la justicia y dónde acaba la injusticia? Vete tú a saber. Es todo muy complicado.


Buen gusto del madrileño con el capote

-No sé, pero por tus palabras, matador, hasta barrunto que me quieres decir algo más. ¿Te sientes culpable acaso de tu situación actual, es decir, por aquello de saberte artista y por consiguiente, como si de un contrasentido macabro se tratare, por aquello de torear tan poco?

Si tengo una virtud es que he sido siempre muy crítico conmigo mismo; nunca me hizo feliz que los palmeros de turno me aplaudieran lo que en verdad no lo merecía y, sin duda, en mi peregrinar por el mundo del toro, casi veinte años ya desde que empecé, alguna culpa debo de tener, algún error cometí para no haber alcanzado la meta que persigo que no es otra que ser figura del toreo.

-Hablabas tú de hace veinte años y, fíjate, me viene a la mente cuando en aquellos años, un señor de Colmenar Viejo, aficionado cabal como pocos, Juan Santos Colmenarejo, ponderaba tu figura como novillero importante. Visto lo que ha sucedido la pregunta es obligada, ¿se equivocó el señor Santos en tu pronóstico o erraste tú en tu camino?

El señor Juan Santos no se equivocó porque decía que yo podía ser un gran torero; es decir, mi arte le cautivó. Claro que, al paso de los años uno tiene que soportar las circunstancias que le vienen encima que, en mi caso no han sido las más idóneas.

-Al respeto de la lucha, el sacrificio, el tesón, la voluntad y tres mil valores más, eres un tipo admirable. Lo digo porque se necesita un corazón gigante para soportar esa presión que supone entrenar todos los días y apenas actuar en público. ¿Cómo se combate ese dolor del alma que tanto lacera al cuerpo?

Esa es la fuerza que nos asiste a la mayoría de los toreros; algo que posiblemente en ninguna otra profesión nadie podría soportar aquello de entrenar para no actuar; pero nosotros, hablo por mí, somos una especie rara; unas gentes de otro planeta que, quizás por convencimiento e ilusión por lograr la meta, somos capaces de soportar las más duras adversidades.


Doblándose con el toro

-Pese a todo, Iván, en los tres últimos años ha empezado a sonar de nuevo tu nombre, de forma concreta en Madrid, algo que nos hace felices a los aficionados. ¿Quiere eso decir que ya estás en el camino del éxito?

Sin duda. Sospecho que lo peor ya pasó; la purga creo que ya la hice en esos tres años que no toreé ni un solo festejo; aquello si era amargo. Pero imagina que, pese a todo, fui capaz de resistir, tarea nada sencilla, pero de la que salí victorioso dentro de mí ser.

-¿Qué siente un torero, tu caso sin ir más lejos, cuando le ofrecen una corrida que, a priori, posiblemente apenas tenga garantía alguna?

Lo de las garantías es todo superfluo. Me explico. Es cierto que existen unas ganaderías con mayor número de toros que proporcionan el éxito a sus lidiadores pero, cuidado, que he visto indultar toros de Palha, Escolar y algún otro hierro legendario importante. Es decir, como siempre afirmamos los toreros, la peor corrida es la que no se torea porque en cualquier plaza puede aparecer la sorpresa mayúscula de un toro que quiere colaborarte para lograr un triunfo grande.

-Recuerdo que, antes, todos los años, en Soto del Real, tu pueblo, allí siempre te refugiabas en la feria de tu pueblo y, ahora, por lo que veo no se dan espectáculos taurinos. Eso deber ser muy triste que, un pueblo como el tuyo de tanta tradición taurina y que, de repente, de la noche a la mañana no se dan toros. ¿A qué es debido?

Tanto en Soto del Real como en otros muchos pueblos de España, es necesaria la colaboración del Ayuntamiento para dar una corrida de toros y, en Soto, sus dirigentes decidieron no apoyar la causa taurina y nos quedamos sin toros.


Iván al natural en su última tarde en Madrid

-Posiblemente, los ediles socialistas de tu ayuntamiento, quiero pensar que, todo lo que invertían en los toros seguro que lo donan para el asilo de ancianos. ¿Verdad?

No tengo ni idea, pero dudo que eso sea así; igual estoy equivocado y tienes tú razón, pero trataré de averiguarlo para tener información de primera mano al respecto. No sería mala cosa la que has apuntado pero, tengo mis dudas.

-Te voy a decir algo pero no quiero herirte. Es lo más lejos que tengo en mi ser. Tu tocayo, Iván García, desde el año pasado, harto de soportar humillaciones decidió hacerse banderillero y, como sabes, está actuando en todas las ferias de España como tal. ¿No crees que ese podría ser un camino para seguir vinculado al mundo de los toros y, lo que es mejor, hacer el paseíllo muchas tardes por esas plazas de Dios?

No hieres porque hablas desde el respeto al ser humano y, así te respondo yo. No se me ha pasado nunca por la cabeza la idea de renunciar a mis principios; lo voy a seguir intentado y si no está de Dios que triunfe como matador de toros, me dedicaré a trabajar, pero no me hace feliz la idea de hacerme subalterno.

-Pese a todo, Iván, el triunfo siempre tiene premio. Lo digo porque tengo entendido que el próximo 15 de agosto, esa fecha tan taurina en Madrid, vuelves a Las Ventas, el escenario de tus últimos éxitos. ¿Te sientes pagado con ello?

Por supuesto. Si cada triunfo que un torero logra se le repitiera en la plaza que lo ha conseguido, muchos toreros no estaríamos en la situación que estamos. Es fantástico volver a Madrid para, a ser posible, triunfar de nuevo para ganarme la feria de Otoño en la capital de España. En este instante desconozco el cartel, pero sí sé que la corrida es de Joselito y eso me tiene ilusionado. A propósito de las garantías que antes comentábamos, los toros de Joselito tienen muchas posibilidades de éxito como muchas veces lo han demostrado.


Una oreja que debe valer... así debe ser y le deseamos que así sea

-Digamos, Iván, que ahora empieza la temporada fuerte, es decir, agosto y septiembre hay toros por doquier. ¿Has logrado algún que otro contrato más?

Tenemos algunas cosas apalabradas que, a no dudar, espero que cristalicen, pero nada en firme. Si debo decirte que, ilusión la tengo toda. Yo diría que, esa mi última faena de Madrid del pasado 25 de junio me ha reafirmado en mis convicciones y me siento pletórico y contento.

-Confiemos, amigo, que surgan contratos por doquier puesto que, es algo que tu torería inmensa reclama. Y, ante todo, como me comentabas, que ese próximo contrato del día 15 de agosto en Madrid sea una fecha memorable para ti. Que tengas mucha suerte, que Dios te premie puesto que, tu arte, patrimonio de tu ser, así lo demanda.

Fotos: Muriel Feiner

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