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Joxin Iriarte  
  entrevista de Pla Ventura [ 10/10/2017 ]  
JOXIN IRIARTE, APODERADO DE VOCACIÓN
El acontecimiento taurino por excelencia a finales del mes de julio de cada año, no es otro que la feria de San Ignacio de Azpeitia, ese lugar norteño donde se le rinde culto al toro, sin duda, la feria taurina por excelencia la que, como se sabe, concita la afición de todos los auténticos aficionados que, llegados desde distintas partes del mundo, homenajean al toro con toda su grandeza.

Es cierto que, detrás de cada organización empresarial siempre hay un hombre clave que, en el caso que nos ocupa respecto a Azpeitia, el alma mater de dicha feria se llama Joxin Iriarte, vasco de nacimiento y amante de la fiesta de los toros. Hablamos de un tipo extraordinario que, junto a la Comisión Organizadora de la feria de Azpeitia, es el responsable directo de cuanto en dicha feria ocurra; como digo, el hombre clave que, con su talento, trabajo y talante, cada año organiza esta admirable feria, todo un modelo para el resto de las plazas de España.

Es cierto que, en Azpeitia no hay ánimo de lucro por parte de la “empresa” que rige los destinos de la plaza norteña, lo cual nos viene a demostrar una grandeza insospechada por parte de dicha organización y, sin duda, para Joxin Iriarte que, al frente de su equipo es modélico como empresario; pero no lo digo yo que podría resultar muy lisonjero, lo dicen sus paisanos y, sin duda, todas las gentes que acuden a la feria norteña, como explico, un modelo de admiración hacia el toro y un respeto desmesurado hacia los hombres que son capaces de jugarse la vida en ese hermoso lugar llamado Azpeitia.

Confieso que, este año he tenido la suerte de vivir en directo dicha feria y, al margen de todo lo que me habían contado, eso de vivirlo en persona ha colmado todas mis ilusiones. Nada que ver Azpeitia con el resto de las plazas del mundo; allí todo es distinto; no sé si mejor o peor, pero muy diferente al resto de las demás organizaciones. Ahí están las pruebas que demuestran todo lo que digo. En Azpeitia sale el Toro, con mayúsculas, claro; los toreros ganan un dinero insospechado; y sé lo que digo al saber lo que muchos diestros cobran en plazas como la citada e incluso en recintos de mucho mayor aforo. Un modelo a seguir que, por naturaleza propia nos suena a utopía pero, soñar, cuando menos, no cuesta dinero.


Joxin Iriarte, de vocación apoderado

-Dejemos que sea el propio empresario el que nos cuente los detalles más particulares de dicha feria. ¿Cómo pudo lograr, señor Iriarte, traer a varias figuras del toreo este año para la feria?

Yo diría que son estrategias particulares que cada empresario debe de llevar a cabo; han sido muchas las figuras que por nuestra plaza han pasado en determinados momentos y, este año me ilusionaba hacer la prueba y lo logré.

-Alguien podría preguntarle porque fueron las figuras a su plaza a sabiendas de que no iban a encontrarse con el toro amable de todas las plazas de tercera, segunda y muchas de primera. ¿Eran conscientes, Miguel Ángel Perera y Roca Rey que les esperaba el toro auténtico?

Supongo que sí porque al respecto nadie les engañó; sabían que tenían que lidiar el toro de Azpeitia, lo digo ya como denominación de origen. Fíjate que, Ricardo Gallardo trajo una auténtica corrida de toros que presentaron muchos problemas; pero amigo, le salió el quinto de la  tarde y salvó la corrida; un toro de auténtico escándalo en el que Perera se erigió como el triunfador de la feria.

-Usted que siempre apostó por la sangre Santa Coloma, este año, cuando vimos anunciada la “sangre” Domecq nos pareció como algo muy atrevido o frívolo por su parte. ¿Sabía usted el riesgo que corría de cara a los aficionados al traer una corrida digamos “amable”?

Todo no podía ser; traer a las figuras y no llevarles una corrida con garantías, eso era misión imposible. Es cierto que, la corrida planteó muy serios problemas; era la rama dura de Domecq que, como se sabe, en muchas ocasiones ciertos toreros declinan la oferta para matarlas. Por dicha razón hay que darles las gracias a los toreros que, pese a todo, hicieron un gran esfuerzo.

-Traer toros de la sangre Domecq, ¿quiere eso decir que en ese momento usted le estaba vendiendo su alma al Diablo?

Es verdad que nuestra feria se basa con la grandeza del toro, pero no es menos cierto que Ricardo Gallardo estuvo a la altura de las circunstancias. Si alguien creía que el señor Gallardo iba a traernos seis hermanitas de la caridad, se equivocó por completo. Era un riesgo grande el que asumía al traer esos toros inusuales en nuestra plaza pero, esos mismos toros, con su raza me dejaron en un buen lugar.

-Tengo la sensación de que de las tres corridas que se lidiaron en Azpeitia, según he podido saber, a usted le cautivó la de Cuadri. ¿Por qué?

Era sin duda una corrida para Azpeitia que, para colmo, hasta embistieron varios toros con una nobleza inusual; con el consabido riesgo que tiene esta divisa, pero como quiera que delante se encontraron tres valientes que, para colmo, hicieron un toreo bellísimo, de haber acertado con la espada el éxito hubiera sido de clamor.


Sebastián Ritter brindando a Joxin en Azpeitia

-En dicha corrida, como pudimos ver, contrató usted ejerciendo de Padre Damián, a un desconocido llamado Sebastián Ritter, un chaval colombiano que apenas torea pero del que hablan muy bien de él. ¿Qué le motivó para contratarle?

La respuesta ya la diste tú; porque es un gran torero. Por supuesto que yo le conocía, le había visto actuar en varias ocasiones y sabía el gran torero que lleva dentro que, de haber acertado con la espada hubiera cortado tres orejas; eso, amigo, da la dimensión de como estuvo el chaval.

-Una vez en Azpeitia, señor Iriarte, durante toda la feria, apenas pudimos estrecharle la mano por unos segundos cuando, como usted sabe, esta charla telefónica que tenemos ahora, en su honor, debería de haber sido en directo y en su plaza y, por motivos de trabajo, usted se excusó, cosa que entendimos y razón por la que ahora estamos conversando. ¿Cómo se puede entender que, durante toda la feria usted apenas tenga tiempo para rezar?

El que lo dude puede empezar por organizar dicha feria o, la que tú prefieras. Son un cúmulo de asuntos que hay que atender; nada puede quedar al azar puesto que mi responsabilidad ante mi pueblo es enorme. Es más, soy un enamorado de la anhelada perfección que no hallaré nunca, pero sí de aproximarme lo más que se pueda. Pregunta a cualquier empresario y ellos te darán la respuesta; entre el antes, el ahora y después, el empresario tiene que vivir pendiente de todo, hasta el más mínimo detalle. Aprovecho para pedirte perdón pues se de tu ilusión para que conversáramos en mi pueblo.

-Disculpado, amigo. Pero el “milagro” si me lo permite está servido. Azpeitia, una plaza con apenas cuatro mil espectadores que, para desdicha, hasta algunos días no se llenó por completo y, uno de los diestros actuantes me dijo que, con lo que había cobrado en Azpeitia salvaba el año. ¿Quiere eso decir que usted paga mucho o que el diestro sabe organizarse?

Un poco de todo habrá. Pero si te digo que nosotros pagamos un dinero acorde a nuestra plaza, eso sí, a sabiendas que un hombre se está jugando la vida. Si como dices, a los diestros les parece mucho, la felicidad es inmensa.

¿Es su vena romántica un valor para extrapolar hacia el mundo, concretamente hacia otros empresarios?

Puntualicemos. No tiene nada que ver mi labor con la del resto de los empresarios de España o cualquier otro país; como entenderás, todos tienen mi respeto. Yo soy un enamorado de la fiesta de los toros, siempre viví ajeno a esta actividad que desarrollo con inusitado amor hacia la causa que emprendí, pero siempre tuve claro que ahí no estaba mi pan. Yo organizo la feria como otra persona podría hacer otro tipo de labor semejante a la mía por cuestiones filantrópicas; mérito no se me puede atribuir alguno, pero si lo que hago contenta a los toreros, ganaderos y la propia afición, con ello estoy recibiendo el mejor pago del mundo.

-Y, para colmo, tras liquidar los múltiples gastos que dicha organización conlleva, a sabiendas, siempre, de que usted no percibe nada y, para mayor dicha siempre queda un remanente para las monjitas de su pueblo. Su dádiva sigue siendo hermosa, Joxín Iriarte.

Es algo que hicimos siempre y seguiremos haciendo; es posible que algunos años quede menos que otros, todo depende de las múltiples circunstancias que rodean a la feria, pero lo que sí te digo es que jamás dejaremos abandonadas a nuestras monjitas.


Las monjitas reciben los beneficios pero también sacian su afición por la Fiesta

-Si me lo permite, Joxín, tiene que dejarme que le haga una crítica, creo que constructiva, pero crítica al fin y al cabo. En calidad de aficionado se lo digo, creo que ustedes se equivocaron en algo fundamental, en la reaparición de su torero Curro Díaz que, con los puntos puestos y en carne viva, se atrevió a reaparecer en dicha plaza. ¿Quién tuvo más culpa de la locura, usted o el propio diestro?

Yo no hablaría de locura alguna, pero es cierto que, de haber quedado cinco días más para reaparecer todo hubiera sido distinto. Como sabes, Curro Díaz era la base de la feria en sus dos actuaciones y, la raza de torero auténtico que tiene este hombre, aun a riesgo de su vida decidió no dejarme “plantado”, dio la cara, se jugó la vida y salvó la feria.

-El hecho de que Curro anduviera un tanto falto de facultades, ¿tuvo eso algo que ver con la espeluznante cogida que sufrió el primer día?

Por supuesto que no porque Curro estuvo hecho un tío de verdad; pero en un mínimo descuido de fracción de segundos, el toro le echó mano y, como dices, sufrió una de las más espeluznantes cogidas que yo he presenciado.

-La plaza, señor Iriarte, en aquel instante enmudeció por completo. Desdichadamente, por la forma que tuvo de caer y quedarse inerte en el ruedo, todos sospechábamos lo peor. ¿Qué barrera ocupaba Dios, para que Curro Díaz saliera casi indemne de dicha cogida?

Dices bien porque, como explicas, todos sentimos un tremendo escalofrío cuando le vimos en el suelo; yo me asusté mucho, no puedo negarlo. El golpe resultó dramático y, sin querer, amigo, todos nos acordábamos de El Pana y de su idéntica cogida como la que tuvo Curro Díaz; ya viste, a El Pana le costó la vida mientras que mi torero, hasta pudo matar su segundo enemigo. Todo un milagro, no podemos negarlo.

-Honradamente, Joxin, ¿cree usted que en otras circunstancias el toreo de Curro hubiera brillado más y mejor?

Dices de otras, pero teníamos las que vivimos; nada podíamos cambiar. No tengo dotes de profeta, pero si te digo que Curro estuvo a la altura de las circunstancias en todos los órdenes; le tocaron si me apuras los toros más complicados en sus dos actuaciones y, pese a ello, cortó una oreja cada tarde y sin duda alguna, dibujando los mejores muletazos de la feria.

-Desde hace muchos años sabíamos de usted por su actividad en Azpeitia, pero lo que nadie sospechábamos era que iba a actuar usted como un apoderado de lujo ante su poderdante Curro Díaz. Si usted tenía la vida resuelta con su trabajo, ¿qué le motivó para emprender semejante aventura? Y se lo pregunto porque su apuesta era complicada; Curro Díaz no es ningún niño y, mucho menos novedad alguna.

Como entenderás, ante todo soy aficionado y, si me lo permites, como tal, me defino creo que muy bueno. Siendo así se me partía el corazón al ver que la carrera de Curro Díaz no tomaba el rumbo que en verdad merecía, de ahí que le propuse mi “locura” y tanto él como su entorno, aceptaron encantados.


Joxin Iriarte por el callejón para ocupar su puesto de apoderado

-O sea que, como usted dice, no hay hombre sin hombre y, lo que es mejor, los datos y hechos consumados le dan a usted la razón. En calidad de aficionado, ¿temió usted alguna vez que pudiera perderse para siempre un gran torero como Curro Díaz?

¡Sin duda alguna! Han sido muchos los toreros que se han perdido por no tener una mano amiga que les aconsejara, llevara y administrara como Dios manda. Por eso me hice cargo de este gran torero. Le veía nadar entre dos aguas y temía que pudiera sucumbir. Afortunadamente pronto nos unimos, nos pusimos de acuerdo y, para nuestra dicha ya tenemos dos temporadas juntos.

-Está claro que usted está luchando a brazo partido por su torero y, para su dicha, sus gestiones le están dando los frutos que deseaba. El apoderado, Joxin, ¿es solo la figura que necesitan los más débiles del escalafón? Se lo pregunto porque, como imagino, a estas alturas de su vida, por ejemplo Enrique Ponce no le haría falta apoderado alguno.

Lo que tú has pensado seguro que lo han pensado muchos pero, la prueba de que el apoderado es siempre imprescindible la tiene en el torero que, justo terminas de mencionar. Es cierto que, posiblemente yo tengo que trabajar mucho más que otros; pero esa figura no desaparecerá jamás. Ahí tienes, por ejemplo, el caso de Manolete que, siendo un ídolo popular con toda la fuerza del mundo, la que le otorgaba su condición de figura máxima del toreo y, jamás se apartó de don José Flores Camará.

-¿Es una forma de vida apoderar a Curro Díaz para, de tal modo, olvidarse usted de sus anteriores menesteres?

Por supuesto que Curro Díaz retribuye mi trabajo, como lo hace con todos los miembros de su cuadrilla; pero permíteme que te diga que lo mío tiene más de romanticismo que de efectos crematísticos. Lo que si te digo es que no soy un comisionista al uso; soy un hombre que cree ciegamente con Curro Díaz, razón de todos mis desvelos y, con toda seguridad, si un día fuera ya imprescindible en todas las ferias, te aseguro que lucharía todavía con más tesón.

-Para que le dieran todo lo que años atrás le negaron ¿verdad?

Yo no vivo de revanchas, jamás lo hice y nunca lo haré. Pero si te digo que, llegado el caso que tú apuntabas, soy de los que creo que el dinero de los toros se debe de repartir de forma equitativa; es decir, como siempre dijimos, el diestro más barato, por mucho que cobre, siempre será el que llene las plazas. Ese quiero que sea Curro Díaz.

-Apunta usted muy alto. Si analizamos la temporada de Curro, yo diría que el pasado año tuvo más triunfos épicos que los logrados este año que, sin negarle méritos, ha hecho algunas faenas de las llamadas rotundas pero, como le digo, tengo la sensación, y quizás Curro la tenga como yo, que no todo ha salido como en verdad ustedes deseaban.

Imagino que lo dirás porque Madrid marca mucho, una plaza en la que este año no hemos tenido suerte pero que, como sabes, en Las Ventas ha llevado a cabo Curro faenas inolvidables. Es cierto que, respecto a los lotes, en muchas ocasiones nos tocaba el peor, algo que le puede suceder a cualquiera; a veces, el fallo con la espada. Muchos factores que, de haber orejas a no haberlas, la diferencia marca mucho, hasta el punto de tu pregunta. Pero te aseguro que estoy feliz con todo lo que el diestro ha logrado; hemos llegado casi a las cuarenta corrida de toros, un número casi soñado para Curro pero que, él con su arte, talento y valor, tanto me ayudó para que yo llamara a los despachos para “vender” ese tesoro llamado Curro Díaz. Para colmo, hemos superado dos cornadas gravísimas, un par de lesiones muy delicadas, volteretas tremendas y, como sabes, algunas de sus faenas han quedado enmarcadas para siempre.


Curro Díaz saboreó el éxito en el Perú

-Y vienen ustedes ahora de Perú, de Cajamarca, con el balance de dos corridas de toros y dos indultos en su haber. Lo dicho, a priori, suena a lo más bello del mundo. Como usted sabe, indultar un toro de verdad no es ninguna broma, aunque en algunos lugares de España se lo tomen a broma e indulten a cualquier animalito indefenso. Usted no va a ganar ni perder nada si me dice la verdad. ¿Tan sencillo puede ser indultar un toro que, para colmo, Curro los indultó a pares?

Yo puedo decir ahora lo que quiera y, como parte interesada alguien podrá pensar que estoy echando el agua a mi “molino”, pero no es cierto. Le salieron dos toros extraordinarios de Torrestrella que, como le salgan varios ejemplares a Álvaro Domecq en España, con la calidad de los que lidió en Cajamarca, de repente, las figuras se matan por torear sus toros. Curro estuvo cumbre, de sus muñecas se desgranaba su toreo inmenso, el que cautivó a todo el mundo y, dada la compenetración entre toro y torero, por dos veces consecutivas el público como el juez de plaza, como ellos dicen, le permitieron la dicha de los indultos citados.

-Quiero sospechar que, las grandes faenas de Curro Díaz han tenido lugar muy lejos de nuestra tierra. ¿Es cierto?

No, para nada. Es verdad que en Cajamarca las circunstancias, pese a la lluvia, todas fueron favorables hacia nosotros, de ahí el eco de los indultos que hemos comentado. Pero no podemos olvidar que Curro ha llevado faenas maravillosas entre nosotros, tanto en España como en Francia. Podría mencionar algunas, pero no quiero herir la sensibilidad de ningún aficionado, pero ellos saben de la grandeza de este diestro ejemplar que me tiene cautivado.

-Oiga, Joxín, tenemos infinidad de toreros pero, ¿qué argumenta usted de cara a los empresarios para que ellos crean que, según usted, apodera al mejor? Se lo digo porque, el llamado “cambio de cromos” a usted apenas le sirve. Para colmo, toreros más asequibles que el suyo los debe de haber a montones. No sé, pero intuyo que tiene usted un don especial para ser escuchado.

Escucha algo; lo primero que un hombre debe de tener es una fe ciega en su “producto” el que quiere vender. Difícilmente vendería el mejor vino alguien que fuera abstemio; no se puede. Quiere esto decir que yo estoy absolutamente convencido cuando digo que Curro Díaz es un artista irrepetible y, como quiera que cada vez que un toro se lo permite me lo demuestra, ese es mi mejor argumento.


Un tándem perfecto: Curro Díaz y Joxin Iriarte

-Gracias señor Iriarte; muchas gracias por habernos regalado su tiempo y habernos mostrado su afición que, junto a su talento, hacen de usted un hombre para admirar, lo que hacemos nosotros sin mácula alguna. Mucha suerte y, Dios quiera que, el próximo año, sea Curro Díaz la figura que usted y todos esperamos, sabiendo, eso sí, del gran torero que estamos hablando.

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