Señoreaba por los ruedos del mundo; nos hizo concebir las más grandes esperanzas puesto que, su arte, así lo demandaba; tenía todos los atributos para ser un torero importante y, la vida, le negó el sagrado derecho para ser y representar aquello que anhelaba y que, por supuesto, sabía hacer. Hablo, precisamente, de Antonio Lozano, un torero jerezano que, desprendido de toda maldad y, a su vez, con la resignación de saber que, por su parte, lo intentó; no pudo lograr el estrellato pero, en su ser, al respecto, jamás anidó amargura alguna. Lozano sabía que, su vida, sin los toros, seguía su curso natural y, a la misma se aferró. Sin embargo, como todo ser tiene su premio, Antonio Lozano, por las connotaciones de su existencia, el destino quiso que, para dicha suya, transcurriera por los senderos del toreo y, hace ahora veinte años, viene desempeñando su ciencia, su arte, su trabajo, a favor de la Escuela Taurina de Jerez. Como vemos, para Lozano, pese a no vivir con el toro, si ha dependido su existencia de los mismos trebejos toreros puesto que, en la Escuela y, en festivales, a diario, la vida le sigue recordando que nació para el toreo; ahí están las pruebas.

-¿Qué le faltó a usted para que todo el mundo admirara al gran artista que lleva dentro?

El gran Rafael el Gallo decía que torear es tener un misterio y saber decirlo, quizás no supe expresar con claridad el mundo interior que soñaba cada segundo de mi vida, o a lo mejor necesitaba mas tiempo para expresar todo lo que yo  siento como torero. 

-Fíjese que, se lo he preguntado porque, con usted, torero, teníamos puestas todas las esperanzas del mundo y, al final, no pudimos darnos el enorme gusto de que todo el mundo coincidiera con nosotros, por aquello de sentenciar de que usted, era, - y lo sigue siendo- un torero de arte. Al menos, esa virtud, su arte, sirvió para que alguien así lo entendiera y ocupara usted la plaza como director de la Escuela Taurina de Jerez. ¿Cree usted que, con este cargo, al final se le hacía justicia?

No lo se,  yo en la escuela procuro ver la personalidad de cada chico o chica que quiere ser torero, y no decirles como siento yo sino que ellos desarrollen por si mismo y que tengan su propia personalidad y su propia tauromaquia.

-Hace años, maestro, pude leer por ahí que, según algunos aficionados y críticos, lo que le falló a usted era el motor; decían que le faltaba valor. ¿Era esa la razón por la cual no pudo llegar usted a lo más alto?

El valor es una de las cualidades mas importantes para desarrollar todo lo demás .Yo tengo el valor que es necesario para ser la clase de torero que siento. 

-En realidad, ¿cree usted que la vida le ha tratado con justicia?

La vida sí, pero los hombres estamos presos de nuestras circunstancias; yo en la medida que he podido he querido ser libre de lo bueno que me haya pasado, yo soy responsable de lo malo también.

-Dicen los toreros, los que de verdad así lo sienten que, jugarse la vida es un auténtico placer. ¿Sentía usted de tal modo?

Yo nunca he sentido que me jugaba la vida, siempre que conseguí el binomio toro y torero en uno solo,  me sentía grande y cuando no muy desgraciado; yo buscaba sensaciones internas, no me importaba mucho lo demás. 

-¿Cómo nació la escuela taurina jerezana y, a su vez, quién tuvo la feliz idea de contratarle a usted?

Unos grandes profesionales de Jerez, como Eduardo Ordóñez y el banderillero de Paula, José Luís Sánchez “El Cámara”  la pusieron en marcha y me llamaron, de esto hace veinte años.

- ¿Tiene usted algún hijo que quiera emularle?

Tengo dos hijos maravillosos de 16 y 12 años, ninguno de momento ha seguido mis pasos.

-Dígame la verdad: ¿Cree usted que, en el toreo, cada cual ocupa el lugar que le corresponde?

No me cabe ninguna duda, cuando ves la trastienda de cada torero ves lo difícil que ha sido llegar a donde lo han hecho, aunque tengo que decir que el destino de cada persona esta escrito y no se puede cambiar.

-¿Es posible que, muchos de los que no han llegado a la meta, como toreros me refiero, haya sido debido a que les ha faltado convicción?

Probablemente. Es muy importante creer en uno mismo; esto te da la fuerza arrolladora de llegar a lo que te propones en la vida y a saltar todos los obstáculos que te encuentras, si no es así te hundes en la primera dificultad que encuentras.

-Sinceramente, como dijera Juan Belmonte, ser torero es más complicado que ser Papa y, todavía, algunos románticos lo siguen intentado; y románticas, claro. ¿Cuál cree usted que es el motivo de tan bendita locura como es intentar ser torero?

En mi caso y en mis vivencias es algo vital, es mi forma de vivir de andar, de respirar, de sentir, de sufrir y de reír, es la forma de vida que yo y solamente yo decidí.

-¿Cuándo se retira un torero, maestro?

Un torero nace, vive y muere en torero. El que se siente torero no sabe lo que significa la palabra retirada. Solamente deja de torear en un espectáculo cara al público.
 
- Como en el caso de Antoñete, ¿merece la pena esperar cincuenta años para lograr el éxito?
- 
En el caso del maestro Antoñete, vale la pena vivir mil vidas y que te vuelva a pasar lo mismo.

-Hemos hablado de la locura que supone ser torero y, ahora, usted, dicha locura, la siente corregida y aumentada porque, como es notorio, apodera usted a una señorita. ¿Qué futuro le augura usted a Sandra Moscoso y a usted mismo junto a ella?

Como sabes ha sido alumna de la Escuela Municipal de Tauromaquia de Jerez. Y conozco bien a este torero, nunca se sabe lo que depara el futuro, depende de tantas cosas, pero tiene todas las condiciones necesarias para ser un gran torero y respeta su profesión como se debe hacer, para  nadie es fácil conseguir llegar a serlo, pero está en el camino. Yo simplemente le abro las puertas, pero como siempre, ella está sola delante del toro y ella es la que habla con lo trastos  de torear que es como yo creo que hablan los “TOREROS”.

-¿No le hubiera encantado mucho más ser profesor de Bellas Artes, por citar una profesión, antes que enseñar a los chicos a jugarse la vida?

No, porque no soy licenciado, a los chicos y chicas les enseño la grandeza de un arte milenario (desde los faraones de Egipto) y una forma de vida que los contemporáneos creen antigua, en cambio tiene unos valores humanos y unas vivencias que, difícilmente pueden adquirir en otros ámbitos de su vida.

-El problema de las escuelas taurinas, maestro Lozano, no son ustedes los profesores, más bien los taurinos puesto que, ustedes, en calidad de profesores, van forjando hombres de bien, toreros admirables y, luego, el sistema, los va marchitando. Algo muy cruel porque, si no recuerdo mal, de su escuela, entre otros, ha salido Jesuli de Torrecera, un torero admirable, cabal, artista y… ¿qué futuro tiene el chico?

Yo le digo que es cuestión de esperar, todos los toreros tiene su sitio en est,o si no se aburre por más que se lo pongan difícil llegará su momento y dependerá solo de él.

-Por cierto, ¿qué nómina de chavales tiene usted en la Escuela?

En este curso tenemos 42 alumnos matriculados, lógicamente, de todas las edades entre 8 y 20 años.

-¿Cuántos toreros han salido de sus manos y sentidos?

Muchos; unos han llegado y otros no, pero me queda la satisfacción de haber contribuido al toreo aportando aficionados nuevos, ya que los abuelos y los padres no llevan a sus nietos e hijos a los toros y, sobre todo, aficionados nuevos calificados que respetan a los toreros y a los toros.

- En el mundo del toro, como usted sabe, se mueven millones por doquier y, los que se juegan la vida, apenas les llegan las migajas. De estar en su mano, ¿qué distribución haría usted para que, la justicia llegara, de forma equitativa, a todos los que les corresponde?

Yo solamente impondría que los toreros se ganaran sus actuaciones en función de sus éxitos, te aseguro que cambiaría todo radicalmente “mas justicia no se puede pedir”.

-Póngase la mano en el corazón: ¿Merece la pena, de verdad, jugarse uno la vida a sabiendas de que, primero, la puede perder y, acto seguido, como a tantos les ocurre, el sacrificio no les valdrá de nada?

Visto así de frío no vale la pena, el riesgo va de la mano, pero en la vida hay que ser, hay que marcarse objetivos y si no se consiguen es experiencia que se adquiere para seguir viviendo. ¿Si no para qué hemos nacido?.  

-¿Qué piensa usted de esa saga de toreros que, gracias a la televisión basura, torean todos los días?

Es tanto el respecto que le tengo a este arte, que no hago ningún comentario a esta pregunta, se contesta por si sola. 

-No falta quien dice que, con tal de llegar, todos los caminos son buenos. ¿Aprueba usted dicha decisión?

De ninguna manera; hay que llegar como hay que llegar “en torero” y el que llega de otra manera se vestirá de luces pero nunca será torero.

-Ahora mismo, como usted sabe, un descendiente de polacos, ha puesto el toreo al revés; como antaño hicieron los Ordóñez, Camino, Curro Romero, José Tomás, etc. Etc. Me refiero al gran Sebastián Castella. ¿Quiere esto decir que el toreo puede y debe ser universal?

Una frase que siempre he dicho “El Arte no conoce Fronteras” cualquiera que dignifique este bendito arte es uno de los grandes y en mi opinión, Castella, para mí lo es.
 
-Dice Alejandro Talavante que, es plenamente consciente de que puede morir en una plaza de toros y, lo mejor es que lo tiene asumido. ¿Es este el sentir de su poderdante, la señorita Sandra Moscoso?

Ella dice: yo salgo a darlo todo por respeto a mi profesión, por respeto al público que paga por verme y sobre todo por respeto a mi misma.  A todo esto añade, jugándome la vida delante del toro, “mas claro agua”.

-¿Qué secreto tiene el ser humano para que, ante la hora de la partida, las lágrimas de los vivos sean distintas y, si se me apura distantes; o lo que es lo mismo, ¿cree usted que se llora por igual la muerte de Silverio Pérez o, en su momento, cuando murió Paquirri?

No indudablemente que no se llora con igual intensidad, por muchos motivos, en el caso del Maestro Paquirri  la muerte de un torero en el ruedo nos impresiona y trasciende a todos los públicos en cambio la del maestro Silverio, en su merecido descanso, por desgracia no llega entre otras razones,  porque los medios de comunicación no le dan el mismo tratamiento pero lo importante es que el toreo, en ambos casos ha sufrido una gran pérdida de dos grandísimas figuras del toreo y el mundo taurino se lamenta por igual.

-Vive el presente puesto que, es la única estación en que pasarás en resto de tu vida. Siendo así, como dijera el poeta, ¿cómo somos tan necios, la sociedad, de hacer planes de futuro?

Del pasado aprendemos; en el presente vivimos y quien no piensa en el futuro para mejorarlo todo en la medida de lo posible. Mirar hacia el futuro no es otra cosa que, tomar la más grande lección por todo lo que hemos vivido.

-¿Qué lección, al paso de los años, cree haber aprendido de sus errores?

A pensar en la cara del toro de la vida ya que, del animal no tengo oportunidad.

-La sociedad, maestro, está tan mal por las fechorías de los malos y, a su vez, por el silencio cómplice de los buenos. Siendo así, ¿qué deberíamos hacer para erradicar las miserias de este mundo?

Si tuviera el secreto en mis manos te lo diría, no soy pesimista pero está complicado y no voy a tirar de tópicos;  pero todo es muy simple “ser buena gente y tener paladar”.

-No le canso más, Antonio Lozano. Añada cuanto se le ocurra. Que Dios le siga bendiciendo.

Ha sido un placer volver a hablar con uno de los últimos románticos del toreo; gracias amigo Luis, por tu respeto, el mismo que te profeso.