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Final del Zapato de Plata con una flamante y original plaza llena de mayores y pequeños. Un triunfo para la Fiesta. Novillos de Jiménez Indarte de gran calidad por bravura, embestida y bríos. Destacar todos más las cosquillas de los dos últimos que pedían carnetes. José Garrido, oreja y silencio. Álvaro Sanlúcar, silencio en su lote. David González, vuelta y silencio. David González se ganó el puesto para la final en este tentadero Un ejemplo. Así califico lo sucedido hoy en Arnedo. Un ejemplo en cuestión de afición, de ganado y de futuros toreros:
Con respecto a la afición destacar que la final del Zapato de Plata consiste en una novillada sin picadores y que la Plaza estaba a rebosar de gente aficionada e interesada por la fiesta. Háganse ustedes cargo de lo despierta que está esta afición.
Con respecto al ganado de Jiménez Indarte destacar el brío, la bravura y las numerosas embestidas tanto a corta como a larga distancia. Un deleite para el personal que ve en estos novillos la alegría y el picante que le falta a los toros grandes.
Y con respecto a los actuantes uno por uno. Virtudes y defectos a ojos de quien escribe no sin antes subrayar que a mi juicio hoy he visto tres maderas diferentes hechas del mismo material: toreo.
José Garrido. La virtud de quien ansía lograr una técnica al alcance de la mano. El defecto se resume en que apunta a ser un torero de fábrica, un torero con el molde hecho a pesar de detalles como comenzar una faena de muleta sentado en una silla. Su primer toro se fue sin una oreja al desolladero gracias a una gran estocada y en su segundo escuchó el silencio sentido de una afición que aún vibraba con la tremenda voltereta que el novillo le propinó al diestro cuando este se proponía a matar.
Álvaro Sanlucar. La virtud su manera de correr la mano y dar amplitud al pase tan lejos como podía y hasta quería. Y su defecto, si acaso lo es en esta temprana edad, la incertidumbre o la duda ante el animal que hace que las faenas carezcan de continuidad alguna. Mató mal a sus dos oponentes y recibió dos silencios.
David González, a la postre ganador de la final del Zapato de Plata. Sus virtudes son: el desparpajo en torero, la variedad de faenas que tiene en la cabeza y sobre todo una mano izquierda que promete lujo. Y su defecto evidente la suerte suprema pues se las vio y deseó para pasaportar a sus dos novillos. Y otro defecto que si no lo digo reviento es el nombre con el que se anuncia: David González, no me suena torero pero quien sabe, si algún día este novillero llega a figura de verdad el mismo nombre me puede sonar a Gloria bendita. Frescura y gusto es lo que promete este novillero que hoy, sin trofeos en su haber, ha sabido contagiar a la afición arnedana de su pasión por el Arte de Cuchares.
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