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Juan Belmonte, “El Pasmo de Triana”, no solo fue el gran revolucionario del toreo; gran aficionado al caballo, además también actuó como rejoneador, como un completísimo rejoneador, si hacemos caso de las opiniones de los aficionados de aquel momento. Aunque ya vistió de corto y toreó a caballo el año de 1924, fue después de colgar el traje de luces cuando más se prodigó en esta faceta.
 Juan Belmonte un completísimo rejoneador Aquel torero al que había que darse prisa para llegar a verle, no solo puso el toreo a pie boca abajo, boca arriba y del revés, sino que ya a caballo dio evidentes muestras de una personalidad genial. Ha habido más toreros de a caballo que hayan practicado la misma suerte, pero casi exclusivamente se le reconoce este hecho al trianero: el matar estoque en mano desde lo alto del caballo. Como se ve, no dejaba de innovar en todo lo que tuviera que ver con el toro, pero a diferencia de lo que harían otros desde su posición de privilegio, sin aliviarse lo más mínimo. Su filosofía era avanzar un paso más sin que el riesgo disminuyera, más bien todo lo contrario. Y el que quisiera y pudiera, que siguiera su estela. Quizás la fecha más señalada de su época a caballo sea la del 12 de octubre de 1939, en la plaza de Madrid, en la recién estrenada plaza de Las Ventas. Aquel mismo día confirmó la alternativa un joven Manuel Rodríguez Sánchez, “Manolete”, junto con Juan Belmonte Campoy, hijo del maestro trianero. El primero, destinado a convertirse en un torero de época y en un mito a partir de aquella tarde de Linares. El segundo, con enorme parecido físico con su padre, que tuvo que abrirse camino hasta conseguir que Juan Belmonte le reconociera como hijo. Puede que haya quien quiera ver en Belmonte el torero total, un conocer absoluto del toro, de su comportamiento y de cómo dominarle tanto a pie como a caballo. También pueden levantar la voz los que afirmaban que el maestro no se caracterizaba precisamente por poseer estas virtudes, pero lo que está claro es el espíritu inquieto y de superación que le llevó a ser el genio que fue, del que se llegó a decir que también era un completísimo rejoneador. |
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