Foto archivo
La función de esta
tarde en Palencia tuvo dos partes bien diferenciadas, una primera en
la que hubo pocas cosas destacables, rayando el aburrimiento y una
segunda en la que acontecieron pasajes reseñables.
Molestó el aire, al
igual que los anteriores días de feria.
Importantes, por
caminos diferentes, Ponce y Perera.
Interesante corrida
de Alcurrucén, tan variado en su comportamiento como en sus capas,
una auténtica lámina, pues los hubo colorados, negros, jirones,
estrellados.
Noble, repitió en
la embestida el primero. Manso y reservón el segundo. Humilló pero
con molesto gazapeo el tercero. Excelente el bravo y codicioso
cuarto, con mucho fondo. Manejable el quinto. Noble y con buen son,
pero llegó afligido a la muleta el que cerraba plaza.
No se estiró a la
verónica Ponce con el primero, que estuvo mucho tiempo en el peto.
Faena pulcra, en la que no adelantó la muleta a un toro noble que
repitió en su embestida. No apretó el acelerador el valenciano,
pero logró pasajes estimables sobre la diestra. Mató de una
estocada tendida y caída.
Desordenada lidia
del segundo, llegando reservón y rajado al último tercio. Perera se
mostró muy por encima de la deslucida condición del animal. Intentó
tapar la salida del manso, dejando siempre la muleta en la cara. No
se aburrió el pacense en un trasteo en el que derrochó voluntad.
Bajonazo.
Fría salida, muy en
Núñez, la del tercero. Talavante se mostró fácil corriendo bien
la mano por ambos pitones, sin embargo le faltó alma a su labor, sin
acabar de calar en los tendidos, con un toro que humillaba pero que
tenía un molesto gazapeo.
En el cuarto
empezaría a cambiar el sino de la tarde que iba desembocando en los
derroteros del tedio. Alto de agujas el toro, empujó con fijeza en
el peto, se agarró bien con la vara José Palomares. Faena de menos
a más, en la que Ponce supo manejar a la perfección las distancias
y las alturas. “Toledano” mostró una gran codicia y fondo,
entregándose por abajo. Ponce lo cuajó por el derecho, tras una
apertura muy torera por bajo, en una faena que tuvo ritmo y
cadencia, resultando un conjunto bien estructurado. Precioso el
cambio de mano antes de irse a por la espada. Dejó una estocada
entera y tendida, perdiendo la muleta, curiosamente se rompió la
empuñadura del estoque.
Aleonado el quinto,
al que molieron a capotazos Perera y su cuadrilla en los primeros
tercios. Sin embargo en la faena de muleta, vimos a un Perera
apabullante, con mucho sitio mostrando su poderío muletero, mano
baja y trazo largo fueron los secretos. Manejable el toro, ya a
merced de Perera que se metería literalmente entre los pitones,
mostrando su tauromaquia de circulares y trenzas. Con el público
entregado en el epílogo de la faena hizo un desplante, horroroso
resultó el detalle de darle una patada a la muleta. Mató de una
estocada entera y caída, tardaría el toro en caer.
Cortó por el
derecho el sexto un toro de buena condición pero que se lesionaría
una pezuña. Llegó mermado a la muleta. Talavante lo toreó a placer
por ambos pitones, con las yemas de los dedos en una faena de
recorrer mucha plaza, pero condicionada por la lesión del animal.