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15/11/2015
  (Machachi-Ecuador) Tres triunfos de puerta grande. Se indultó el 5º toro de la tarde indultado (Crónica completa)
 
Firma: María Zaldumbide
 
     
 

 Con tres cuartos de entrada, en la plaza de toros “Vista Alegre” en Machachi, ubicada a 56 kilómetros al sur–oriente de la ciudad de Quito, se realizó la Feria de Machachi, el ganado fue de las ganaderías de: Mirafuente, La Viña y Vistahermosa.  

Curro Díaz, oreja y oreja

Guillermo Albán, oreja y dos orejas y rabo simbólicas

Luís Bolívar, dos orejas y silencio.


Paseíllo de la terna. Finalmente a hombros

Tras más de un año ausentes de la actividad taurina del país, volvimos a los toros y fue, al medio día de ayer en la localidad de Machachi.

La corrida se celebró en un una plaza portátil, con las limitaciones que, la estrechez de su ruedo representa; para el tamaño de los toros.

Lo mejor de la tarde fue ¡por fin!, poder ver en vivo y en directo el toreo cadencioso, sutil, envolvente de Curro Díaz. 

En el primero de su lote nos hicimos muchas esperanzas, el animal tenía una embestida franca, se empleó en varas, recibiendo una que, el matador pidió fuera más corta, sin ser escuchado por el varilarguero nacional.   Pero, el gas del toro duró la primera tanda y media y de ahí en adelante, solo pudimos ver la inmensa voluntad, el gran mando y temple de el torero de Linares.

No pudo rematar; lo mató con una estocada caída que prolongó demasiado la muerte del toro.  Lo que por increíble que parezca, que no impidió que se sacaran pañuelos y se diera una oreja que, en ese momento considerábamos, sería la del público. Se aplaudió al toro en el arrastre.

El segundo de Curro Díaz fue un animal precioso de presentación un castaño chorreado de muy lindas hechuras pero, con unos pitones ¡impresentables!.  El derecho estaba destrozado y con algo de sangre en la punta y el izquierdo, parecía haber sido manipulado.  Conociendo a los ganaderos nos resistimos a creer que se haya pasado esos pintones por “barbería”, pero realmente ¡eran inmisericordes!.

La belleza de estampa no fue más que eso, con el capote se dio una voltereta que afortunadamente no fue total, al caer de costado que pudo mermar sus fuerzas.  El animal fue noble pero flojo de remos, lo que marcó un ritmo lentísimo a los muletazos que Díaz se inventó.

A momentos parecía como si la faena fuera en cámara lenta, lento el toro y acariciante y casi dulce el trazo de la muleta de Curro Díaz.  Tras un pinchazo y una estocada desprendida, despachó a su segundo, siendo premiado con otra oreja.

Guillermo Albán en su primero se encontró con un toro andarín que, en el capote levantaba las manos, de embestida incierta al que recibió con una larga cambiada de rodillas en el tercio.

El toro no estuvo en el ruedo, tragaba un muletazo y desparramaba la vista, se rajaba hacia tablas,  complicando mucho la labor de Guillermo Albán que, a pesar de que no se acopló en ningún momento a la desordenada embestida del toro, intentó por derecha, por naturales; rodilla en tierra, apretándolo hasta que el toro se defendió tirándolo por los aires, afortunadamente; sin consecuencias.

El afán de triunfo ante su público lo llevó a intentar matar recibiendo, pero; logró solo un pinchazo, en el segundo viaje logró un estocadón que por si mismo, valía una oreja.

El toro fue pitado en el arrastre. Y Albán fue premiado con una oreja.

El segundo del lote del espada de la tierra, fue un toro negro bonito de hechuras aunque, un poco cuesta arriba.

El recibo capotero inició con dos lances con una rodilla en tierra y un par de delantales.  Llevó el toro al caballo por gaoneras que, levantaron los aplausos del público. 

El toro se arrancó hacia el caballo, causando un tumbo espectacular pero, recibiendo muy poco castigo.

Tras probarlo, también por gaoneras y ya con la muleta en la mano, inició la faena en el centro del ruedo pero, el toro fue ganando terreno hacia el tercio y fue ahí, donde transcurrió toda la faena.

El animal fue noble, repetidor y el torero estaba evidentemente más acoplado con este toro a pesar de que, al segundo muletazo, el animal calamocheaba de manera molesta.

La faena tuvo estructura, lo toreo pausado, dándole espacios, toreando sin toro para que el toro se repusiera, a pesar de que las tandas no fueron; ni largas, ni extremadamente exigentes porque, el toro perdía las manos con facilidad.

El toro perdía gas de manera evidente y los muletazos eran cada vez más espaciados,  aunque se notaba que Albán quería exprimir lo poco que le quedaba al toro recurriendo, inclusive a pases de rodillas con ese noble y extenuado toro.

Por increíble que parezca dos personas comenzaron a promover el indulto.  Y como visto está que en; “casa de ciegos el tuerto es rey” poco a poco, la petición tomó vuelo y se terminó por conceder el indulto a un toro que no lo merecía.

A Luis Bolívar le tocó bailar con “la fea de la fiesta”.  Al primero de su lote lo recibió con un ramillete de verónicas cadenciosas.  En varas, apenas si se señaló la vara.

Dio dos tandas por la derecha pero, el toro perdía las manos por lo que se perdió profundidad y trazo.  Luego ya por naturales el animal mejoró notablemente su comportamiento y permitió a Bolívar, templar y ligar al menos tres muy buenas tandas.

Volvió a la derecha sin mayor lucimiento, tras una estocada desprendida y con derrame, fue premiado con las dos orejas.

El sexto, último del lote de Luis Bolívar salió con problemas en la mano derecha, lo que complicó la labor de capote.  Tras un intento de puyazo y ante el clamor del público fue cambiado por un sobrero que no tenía presencia.

Cumplió en varas y le permitió ciertos momentos de lucimiento, principalmente al inicio de la faena con hasta, tres cambiados por la espalda que reclamaron la atención del público.

Luego todo se diluyó, el novillo se desentendía de la muleta, tragaba el primer muletazo y no arrancaba para el segundo.

Bolívar lo intentó hasta el final, cuando el público comenzó a abandonar la plaza empujado por una pertinaz llovizna.

Cerró la faena con cinco manoletinas de mucha exposición y se lanzó a matar, lo que logró tras un mete y saca envainado y tres pinchazos.

 

 
     
   
     
   
     

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