Ficha del Festejo

Vaya tardecita nos dieron los seis toros de Saltillo, una mansada en toda regla, ¡mira! que han salidos corridas mansas en este San Isidro, pero como la de hoy, ninguna. Con ese material que podíamos exigirles a los tres matadores anunciados para hacer el paseíllo del festejo número 26 de esta larga y ya cansina maratón, pues nada.

El domingo iniciamos la semana torista, cosa que en el día de hoy brillo por su ausencia, que de todo hubo, ya lo creo, arreones por montones, mansedumbre más que montones, sustos para todos, hasta para un picador que se vio en apuros al ser derribada su cabalgadura, persecuciones a los toreros de plata muchas teniendo que tomar el olivo más de uno, banderillas negras que hace mucho tiempo no acaecía en la plaza más importante del mundo y hasta un toro vivo a los corrales, porque no había manera de cuadrarlo y así podría seguir el cuento, porque quizás fuera mejor y más entretenido que desarrollar la crónica del bodrio del festejo de hoy.

Todos esperábamos más del encaste del Marqués de Saltillo, ahora criados y supongo que mimados por D. José Joaquín Moreno de Silva en su finca de Miravalles de Palma del Río, pero ni por esas supieron responder medianamente bien a su criador; el primero pitado en el arrastre, el segundo igual, el tercero otro tanto de lo mismo, el cuarto una bronca de órdago que fue condenado a banderillas negras, el quinto silencio camino del desolladero y silencio para el que cerró el festejo. Muy justitos de carnes, muy justitos de cornamenta y muy justitos de todo. Peso medio en la romana de semejante corridón 513 kilos. Juzguen ustedes mismos, que con estos animalejos, poco o nada podían hacer los tres toreros de la terna que se estrellaron con el encierro.

Aquí debería terminar la crónica de hoy, pero la obligación, nos obliga a seguir, así que adelante con los faroles.

Sánchez Vara arrollado por el de saltillo

El alcarreño Sánchez Vara se encontró con un lote poco propicio para poderle hacer cositas, pero sí que al menos lo intentó y le aguantó las tarascadas por el pitón zocato, desanimado por las pobres embestidas del saltillo, le tocó las orejas para despacharlo lo más pronto posible, quitándoselo de encima de una estocada tendida y trasera. Silencio. Un manso de libro fue el cuarto, hasta el punto que fue condenado a banderillas negras, quizá yo presumo que el cuatreño estaba reparado de la vista, pero esto es una opinión personal. Menos mal que Sánchez Vara no nos dio la vara y entro a matar dejando un bajonazo, que era lo que el animal se merecía.

Alberto Aguilar pudo sacar algún muletazo

Justito de todo y manso fue el segundo para el madrileño Alberto Aguilar, ya en varas cantó la gallina, no sé ni entiendo porque fue pitado el del castoreño, si el morlaco escupió las varas. No sé que le vio el matador para brindar a la concurrencia, si el burel no tenía un pase, también le avisó por el pitón derecho y por el otro ni siquiera se pegó el arrimón de casi siempre. No estuvo tampoco acertado con el acero, tres pinchazos y al fin una entera, teniendo que usar el verduguillo eso sí al primer golpe. Silencio en las gradas. Bregó bien al quinto, en el último tercio, sí que logró un par de derechazos de buen trazo rematando con un forzado, las palmas surgieron para el chaval cuando logró hacerse con el bichejo. Lo mató de un pinchazo, más de media estocada, pero trasera y parada, que sí que le hizo daño al toro pero tuvo que usar el de cruceta menos mal que al primer golpe. Recibió palmas y saludó desde el tercio.

Manso perdido

Nada más salir con la franela en ristre José Carlos Venegas fue arrollado por el tercero del encierro y para su desdicha luego el torete no quiso saber nada, pero el de Beas del Segura, aprovechó cada arreon del manso animal, teniendo que ir detrás del toro para lograr algún pase. Con inteligencia, le tocó los costados para intentar cuadrarlo, pero todo era inútil y para su desdicha tuvo que escuchar los tres avisos y vio como el manso volvía a los corrales. Muy justo el público aplaudió el esfuerzo del torero. El sexto fue igual que el resto de sus hermanos y el jienense quiso agradar a los parroquianos y hasta se llevó un pequeño susto, estuvo aseadito peor sin fuste alguno. Lo despenó de pinchazo, una entera en no mal sitio. Silencio para el de Beas.

David Adalid fuertemente ovacionado

De la cuadrilla de Aguilar se aplaudió al picador Juan Carlos Sánchez al picar al quinto y de la misma cuadrilla fue aplaudido el banderillero César del Puerto. De la de Venegas, el del castoreño Gustavo Martos y con los palitroques hay que destacar los pares impresionantes de David Adalid acompañado de Juan Carlos Tirado, que saludaron montera en mano.

Y colorín colorado el cuento de hoy lo hemos acabado.