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Con cerca de media entrada se han lidiado toros de Jandilla, el 3º como sobrero, de desigual juego.
Diego Urdiales, ovación en su lote
Iván Fandiño, vuelta y ovación
David Mora, silencio tras aviso y ovación tras aviso.Foto archivo ¿Pero qué es esto?
La humillación vivida hoy por Bilbao es de órdago a la grande. Ya no digo el oprobio a la tauromaquia pues eso lo sufrimos todos los días; me refiero a Bilbao, al Botxo, a Vistalegre, al coso del gris suelo y azul tendido, al lugar que no hace ni dos años era uno de los grandes reductos del toro bravo y hoy vive una de las humillaciones más vergonzosas: nos hemos quedado sin toro.
Jandilla ha lidiado hoy una corrida penosa. Justa de presencia por decir algo y peripatéticas las fuerzas de eso que hoy llaman toro. Poco más que decir e inútil pedir que se tome nota.
Diego Urdiales e Iván Fandiño han sido los dos toreros que hoy a la par de desesperarse han puesto sus vidas al servicio del toreo. Evidentemente cada uno con sus armas:
Urdiales sereno con su primer animal. Con su segundo estoico. Todo en silencio en pos de una ligazón a todas luces imposible. Son lecciones lo que da el diestro riojano cada vez que pisa un ruedo; sea cual sea. Ni un paso atrás porque entre otras cosas Urdiales sabe lidiar y hacer que lo que parece no es lo que es sino lo que él quiere que tú veas. Un profesor que cada faena recrea una enseñanza. Hoy tocaba serenidad y valor torero. Ambas bien aprendidas por un respetable que de educado se vuelve suave. Exposición y toreo.
Iván Fandiño entendió que para tocar pelo hoy la estrategia era jugársela e intentar salir indemne. Lo hizo pero estos Jandilla en cuanto se sentían podidos rehusaban la lucha y jugaban a nones. Valiente y por momentos lúcido con la muleta. Grata sorpresa la de el de Orduña que hoy en Bilbao y frente a los suyos dejó su impronta de torero honesto que es la que apreciamos ver.
David Mora se presenta tras una lucha agónica. Ha recibido su premio: volver a vestirse de luces y pisar los ruedos. Entre otros el de Bilbao y hace unos años hubiese añadido la coletilla "casi nada" pero hoy no. Mora estuvo en Mora, abierto despegado sin estética ni ética.
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