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Ficha del festejo:
Los novilleros con caballos no acaban de sacar la
cabeza en la plaza más importante de México. Tal parece que los chicos tienen
muchos problemas no solo para desarrollarse con comodidad y tranquilidad en el
coso más grande del orbe, sino también para poderle al novillo-toro que se está
lidiando, como debe de ser, en una plaza que busca retomar su menguada
categoría. Afortunadamente, no faltó la excepción a la regla. Es de llamar la atención que una afición que
supuestamente exigía toro y seriedad para volver a los tendidos siga sin
retratarse en las entradas. La nueva empresa ha ofrecido un muy interesante
elenco ganadero, y en esta ocasión se abrió a los encastes minoritarios con un
muy interesante encierro, magníficamente presentado, de la añeja sangre Murube
de la ganadería de Zacatepec, que
fue muy especial y diferente de principio a fin. Si defendemos a la fiesta
tanto como decimos, hay que estar ahí como sea, y más cuando se ofrece variedad
e interés. Quizás no es el momento de los grandes públicos, y menos si los
novilleros no ponen de su parte, pero el momento de la afición es ahora. ¿Dónde
estarán? Volviendo a los acontecimientos de la novillada, abrió
plaza Nicolás Gutiérrez,
aguascalentense, conocido ya en esta plaza, y que hace un año protagonizó un
par de actuaciones destacadas. No obstante, en esta ocasión lució incómodo, desacoplado,
frío, y sin poder a cabalidad con su lote. Particularmente con el primero, Cariñoso –n. 12, 437 kg.- un precioso
negro, alto, largo, delantero, muy en el tipo de su encaste, y fuertemente
aplaudido de salida, se vio en problemas para dominar una embestida encastada,
repetidora, pero que también exigió mucho mando en el último tiempo del
muletazo, en el que echaba la cabeza arriba. Gutiérrez no se pudo acomodar, y
escuchó como el público tomó poco a poco partido por el toro. Escuchó un aviso,
y dividió las opiniones, entre las que novillo fue unánimemente ovacionado. Destacó Luis Miguel González en un buen puyazo. . El cornúpeta sorteado en cuarto lugar, Payomo –n. 84, 432 kg.-, se vino abajo en la jurisdicción del caballo,
y debió ser devuelto por inválido. Lo sustituyó el primer sobrero, Bienvenido –n.41, 400kg.-, de Cerro Viejo, novillo más reservado que
pedía su distancia con vehemencia. Nicolás no la halló, y el astado tampoco colaboró
con él. Finiquitó su labor con cierta eficacia, y se retiró entre un frío silencio.
Jesús Enrique Colombo fue el novillero triunfador del festejo. Destacado
en los primeros tercios, sobresaliente estoqueador, y un muletero que se nos
quedó más bien inédito. A su primero, Lichito
–n. 75, 436 kg.-, lo banderilleó con mucha verdad, muy en la cara, y sin pegar
el maldito salto de moda entre los matadores banderilleros. Desafortunadamente,
el novillo se vino abajo en el último tercio, y sólo quedó patente de su buena
planta de torero y sus buenas maneras, pues no pudo construir un trasteo redondo.
Mató de estocada tras un pinchazo, y se retiró entre palmas. . Con el quinto, Devoto
–n. 81, 430kg.-, la afición comenzaba a entonarse cuando el banderillero Jorge Luna, en una desafortunada
acción, se metió en terrenos muy comprometidos intentando poner al novillo al
hilo de las tablas sin contar con que se le apretaría. El novillo se estrelló
en el burladero de la porra y perdió el pitón derecho desde la cepa. Una
absoluta lástima dado el lucimiento con que se estaba desarrollando el segundo
tercio, y el magnífico juego que dio Devoto
en el caballo para lucimiento de Ricardo
Morales, quien picó muy bien y fue fuertemente ovacionado.
Con el quinto bis, Ojo Alegre –n. 18, 380 kg.-, de San Lucas, más pequeño que los titulares y por ello protestado de
salida, el venezolano Colombo, volvió a mostrar una disposición propia de un
buen novillero, y firmó otro gran tercio de banderillas, en el que destacó un
tercer par por los adentros, muy comprometido, del que salió airoso. Con la
muleta, estuvo muy dispuesto, y hacia el final de la faena, cuando parecía que
el trasteo no pasaría de un ejercicio de buena voluntad, decidió echarse sobre
el novillo de San Lucas, buscando emocional por la vía del arrimón. Aun cuando
no convenció del todo con la tela roja, la superior estocada con la que pasaportó
al quinto piso por sí sola valía una oreja, que entregó Jesús Morales, y que aumenta en valor como recompensa a una sólida
tarde ante tres novillos distintos. . José María Hermosillo, con aureola de triunfador de Guadalajara, tuvo una
tarde gris, en la que sólo pudo dejar constancia de su variedad capotera. En descargo
suyo, es justo mencionar que se llevó el peor lote de la novillada. El tercero,
Fregolino –n. 80, 422 kg.-, mansito y
rajado, pedía una distancia que el hidrocálido no dio. El sexto, Consentidor –n. 82, 438 kg.-, aplaudido
de salida, fue el peor de la novillada y no ofreció opciones. Por si fuera poco,
se dejó venir un aguacero tremendo que nadie hubiera esperado algunas horas antes,
bajo el fuerte rayo del sol. La gente emprendió la huida y perdió de vista los
acontecimientos del ruedo. Felizmente, terminó rápido con el novillo, y todos
pudimos buscar refugio antes de que el agua hiciera estragos.
. El próximo domingo partirán plaza Rafael Serna, revelación absoluta de la
temporada 2015, y el mexicano Gerardo
Rivera, con importantes actuaciones en España, quienes, junto a Manuel Gaona, harán frente a un
encierro de San Marcos, hierro
destacado en los jueves taurinos de la pasada Temporada Grande. ¿Responderá la
otrora ejemplar afición capitalina, o hacen falta los grandes nombres para
llevarnos a la plaza? Ya veremos, ya veremos.
*Fotos: La Plaza México.
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