Tercera corrida de la Feria Internacional del Caballo Texcoco 2017. Ante dos tercios de
plaza, y en tarde agradable, primero muy soleada, y después nublada con algo de
viento, se lidiaron seis toros de Torreón
de Cañas. Éstos fueron desiguales de trapío: muy mal presentados los dos
toros de rejones, mejor presentados los primeros dos de lidia ordinaria, y más
cuajados los últimos dos del festejo, algunos sospechosos de pitones. En cuanto al juego, la corrida fue
sosa, mansa, de mal estilo, y quedándose corta. Actuaron los siguientes
matadores de toros: Rodrigo Santos: división de opiniones en su lote. Enrique Ponce: ovación y oreja con protestas. Juan Pablo Sánchez: oreja con protestas y vuelta tras petición. Los Forcados
de Puebla consumaron ambas pegas al segundo intento, luciendo especialmente
el rabillador tras la pega del primero. Enrique Ponce estuvo en maestro
templando la embestida informal y calamocheante de un toro feo de tipo,
delantero, vuelto, y descolgado. La faena fue breve en virtud de lo poco que
duró el toro, pero intensa. Pinchó, para no variar, y todo quedó en ovación. Torería de Enrique Ponce Al quinto de la función le cortó una oreja haciendo el toreo con firmeza
y aguantando lo quedado del animal, que lo buscó en varias ocasiones. Lució
principalmente por el lado derecho, aunque poco a poco abruscó sus maneras en
consonancia con el toque fuerte. Por la izquierda el torillo no quería nada.
Mató de un descabello sobresaliente tras un abaniqueo por la cara.
Corriendo la mano con el toro de la oreja Juan Pablo Sánchez también tocó pelo en
el primero de su lote, una res muy sospechosa de pitones, sosa, mansa, y descastada.
El hidrocálido esbozo trazos muy estéticos y sacó medios pases muy templados,
aunque sin romper hasta que recortó las distancias. Mató bien y el juez otorgó el
premio a pesar de lo flojo de la petición.
Es incontrovertible la calidad del aguascalentense El sexto, mejor presentado, lució en el capote, y los primeros pases de
tanteo al hilo de las tablas. Juan Pablo se echó encima del toro sin más,
acariciando los lomos, y sacando medios pases de uno en uno metido en la cuna,
encendiendo a una parte del cotarro. Mató con eficacia y le pidieron una oreja,
que el palco no concedió.
Pero opta por lo antiestético, lo mismo en el torear que en el vestir Rodrigo Santos tuvo una actuación
relativamente lucida con el feo castaño que abrió plaza, y que tuvo cierta
movilidad. Sin embargo, la gente no le perdonó la mala colocación de
banderillas y rejones. Con el cuarto se alargó en una labor tediosa frente a un
toro muy parado. Antes recibió un homenaje de parte colegas suyos, entre los
que reconocimos a Paco Barona, Karla Sánchez, y Luis Pimentel.
Santos, homenajeado Los Forcados Poblanos fueron
ovacionados tras dos pegas al segundo intento en terrenos muy cortos. En la
primera el rabillador se lució completando la suerte como pocas veces se ve en
México.
Entrañables personajes los valientes forcados Para finalizar cabe destacar dos aspectos. En primer lugar, que a pesar
de no completar los entradones que deberían provocar las grandes figuras, es
destacable que el promedio de entradas ha mejorado. Por otra parte, el interés
de ver a Ponce con un origen distinto a lo que suele matar en estas tierras es
un aliciente para ir a los toros, sin embargo, la sospecha sobre las defensas
de las reses ensombrece todo el
esfuerzo. Eso y la poca publicidad que tienen las corridas en la zona de la
Texcoco e incluso en la misma feria (inundadas ambas de afiches sobre cualquier
cosa presente en la feria) son asuntos que deben atenderse y que seguramente
abonaran en pro del éxito de la feria.
Fotos: Juan Ángel Sainos.
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