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Ante casi tres cuartos de entrada se llevó a caso la segunda corrida de feria en la Monumental de Hidrotermápolis. Se lidiaron seis toros de Villa Carmela, justos de presencia, débiles y sin fondo, a excepción del quinto de la tarde que tuvo mayor recorrido, fue noble y potable en general; el cuarto fue devuelto a los corrales tras ser picado pues se le consideró inutilizable ya que se le doblaban las patas delanteras, lo sustituyó un reserva de la misma ganadería. Fueron pitados en el arrastre 1º, 2º y el 4º. Se lidió también uno de regalo procedente de Teófilo Gómez, escurrido de carnes, débil y soso.
Destacó el subalterno Heidegger Chávez con banderillas en el segundo de la tarde por lo que el público lo llamó a desmonterarse.
Morante de la Puebla: salida al tercio, pitos tras aviso y leves palmas en el de regalo. Arturo Macías: división de opiniones y oreja. Luis David Adame: oreja y salida al tercio.
Los buenos momentos de Luis David La tauromaquia se configura como arte porque reúne ciertos principios de carácter fundamental, así nace la liturgia. De ahí que si al ritual le falta alguno de sus elementos de existencia o validez entonces deje de serlo; si a la fiesta brava le salen mansos entonces es fiesta pero de brava, nada. Ayer en la Monumental hidrotermopolitana nos tocó presenciar justamente la ausencia de bravura y hasta de oficio en algunos momentos.
Aunado a ello contemplar cómo el ritual se pierde no sólo a falta de bravura sino cuando los actuantes avientan todo, desde los componentes del vestido de torear hasta los avíos en desplantes innecesarios; quién habrá tenido la mala idea de implementar el uso de la montera, la faja, las zapatillas y demás, desde luego qué mal invento, atenta contra la comodidad. Qué se le va a hacer, así nos heredaron el ritual, a este nos debemos y mientras sea fiesta culta habremos de abogar por ello, cuando deje de serlo y se cambien vestidos por algo que no cumpla con la elegancia entonces será otra cosa, veremos si nos adaptamos a las nuevas modas o no, si aceptamos el cambio o vivimos siendo eternamente románticos.
Ayer cuando dio inicio el festejo aun no estaban todos en sus localidades, mientras se acomodaban, Morante de la Puebla prendía de su capote a quienes ya teníamos los ojos en sus verónicas pero el toro no terminó por emplearse; vino el puyazo trasero y después de banderillas el sevillano llevó a Cincuenta y siete aniversario (#38, 526kg) hacia los medios desde las tablas, por abajo con la diestra. Continuó toreando por ese pitón, hubo uno que otro derechazo sabroso pero el de Villa Carmela no tenía transmisión y sin bravura esto no es fiesta ni es nada; mató con entera un poco trasera, sin efecto inmediato. Sin embargo fue reconocido con un saludo en el tercio mientras que el novillo escuchó protestas en el arrastre. Meciendo el recibo con su percal Al salir el cuarto de la tarde Gran ejemplo (#24, 534kg) desafortunadamente nos percatamos que Morante no sólo venía sin duende sino también sin voluntad; de mal corte los primeros capotazos aunado a que el animal doblaba las patas delanteras en cada pase, el juez de plaza dejó que siguiera la lidia hasta la suerte de varas mientras por teléfono hacia quién sabe qué consulta al fin decidió regresar a los corrales al que haría de cuarto. Lo sustituyó un reserva de la misma ganadería de nombre Va por ustedes (#43, 523kg) otro que el de la Puebla no quiso ver muy de cerquita, tibio con el percal, de muleta desganado y molestia en los tendidos; el toro como sus hermanos sin humillar, deslucido, débil, muy aburrido de ver pero definitivamente cuando Morante empieza a echar la muleta hacia arriba, malo. Mal con el acero y le cae la plaza encima, pitos tras escuchar un aviso.
Para congraciarse anunció el de regalo, pero con un Teófilo Gómez no esperábamos mucho; Gitano (#357, 538kg) un escurrido en carnes, en el tipo de la casa pues, enclenque, soso, bobo. Ahora si Morante haciendo por agradar desde el recibo pero el astado se le revolvió arrebatándole el capote, volvió a la cara de este para hacer todo con las manos muy abajo y una vez más los belfos lo dejaron descubierto. Cuando le presentó el engaño rojo el Teofilo se cayó varias, muchas veces, si consideramos que la fiesta es brava; Morante le sacó pases pero muy lejos de bordarlo los enganchones y la sosería fueron desesperantes. Tres cuartos de estoque para despachar al burelito, palmas de la afición benevolente después de lo mucho que tardó en matar. Entre enganchones, falta de trapío y debilidad De Morante hemos sido cómplices, por ejemplo en la México no nos ha quedado de otra que sucumbir ante el duende, porque existe y es igual al que García Lorca describe en su teoría, pero eso no justifica la ausencia de ganas; pueden estar ausentes varios factores pero no el oficio. Qué pena, Aguascalientes no se le da la mayor de las veces.
Arturo Macías tampoco pudo hacer mucho, hoy ni los artificios alcanzaron para el relumbrón. Gran familia (#44, 538kg) otro deslucido ante quien intentó de todo, de inicio los afarolados de rodillas, luego las chicuelinas pero el de Villa Carmela se amarró a la arena cuando trató de pegarle la segunda para llevarlo al piquero; repitió la misma suerte en el quite y fue prendido sin consecuencias cuando trataba de rematarlo. En el tercio de banderillas el subalterno Heidegger Chávez estupendo con dos pares y la afición le pidió desmonterarse para aplaudir su buena comparecencia. Ya para el último tercio toro simplemente no iba al cite, el torero tampoco estuvo firme pero se decidió a hacerlo largo, muy cansado; pinchazos, la opinión dividida y pitos para el toro. Vistoso siempre Macías Como no hay quinto malo, Siempre con nosotros (#31, 543 kg) desempeñó bien el turno que le tocó correr, fue noble, tuvo recorrido y Macías mantuvo su estilo, el conocido inicio de faena con cambiados por la espalda que impresiona siempre aunque no por su ejecución; después los derechazos calaron en el tendido mientras que al probar por el lado natural se vino a menos, no faltaron los pases de rodillas para continuar de pie por el derecho ante un toro de dulce que embestía una y otra vez por ese lado pero él de plano no pudo templarse, alargó nuevamente, dejó la espada entera y el juez fue complaciente ante la petición pues otorgó una oreja.
Por lo que toca a Luis David Adame, ha tenido momentos buenos donde ratificamos tiene percha de buen torero, sin embargo necesita y debe creer en su propio estilo, lo tiene pero a ratos los hace de lado para agradar, se convierte en otro, en un torero con desplantes y formas que desdibujan lo bueno. Es decir, en su primero, Amor eterno (#41, 517kg) las gaoneras fueron no sólo valor sino su toque, el comienzo de faena entendiendo las condiciones del toro y toreando abajo, los derechazos con buen toque pero desafortunadamente pasandose lejos al burel, quizo también por el izquierdo pero no había nada de ese lado y volvió al derecho aunque ahora torcido en su figura, muy abierto de compás, de más a menos en estilo y ya para las manoletinas muy descompuesto; dejó entero el estoque de efecto pronto y una vez más el juez obedeció la petición mayoritaria para concederle la primer oreja de la tarde. La primera oreja de la tarde donde faltó la bravura Con el cierra plaza fue lo mismo, estéticamente de más a menos; abrió suficiente los brazos para lancear a Siempre juntos (#50, 501kg) pero después por complacer a la concurrencia se arriesgó a ejecutar zapopinas y en la segunda el astado se cayó. Con la tela roja tardó en hallarse así se convirtió la faena solo en hacer pasar; tres cuartos de espadas cuando estaba todo silencio se le ocurrió atravesar la plaza para ir hasta el contraburtladero de ganaderos a recoger su montera, entonces el publico se percató de su presencia y lo invitó a saludar en el tercio.
Larga, desaboría y desesperante ha sido la segunda de feria, ya se sabe no todas las tardes son buenas, esperamos la próxima lo sea; harán el paseíllo Fabián Barba, José María Manzanares y Octavio García “el payo”, quienes lidiarán un encierro de Begoña. Nos leemos entonces después de la tercera corrida de feria.
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