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No nos cansamos de predicar que la casta es el fundamento de la bravura, hoy ha aparecido en varios novillos. Cuando la tarde estaba casi sentenciada al aburrimiento, apareció el cuarto, Ratonero de nombre, el más completo del festejo; el quinto tuvo un pitón muy bueno y el sexto fue muy complicado, todos portadores de casta… Les cuento.
El primero, con volumen y pobre de cara, dudó en el capote de Colombo. Manseó en el caballo tras recibir dos picotazos, se lo pensó y escarbó antes de ir a un tercer encuentro para volver a cabecear y hacer sonar el estribo. En el campo se dice: ¡Visto! Con viveza de manso cubrió el tercio de banderillas. Ofreció momentos vibrantes antes de apagarse y dejar claro que no era bravo este Zapateador. Pese a todo, hubo algunas arrancadas templadas al final del trasteo por el pitón izquierdo.
El segundo, de nombre Sillero, castaño bocidorado, bastote, aunque agradable de cara, fue brusco de salida y también en el caballo, se empleó con más fijeza en la segunda entrada. Repitió sin emplearse, en la muleta de Pablo Aguado, por ambos pitones. Le faltó casta para embestir con los riñones, fue y vino sin decir nada, o muy poco. Muy desclasado.
Muy bonito fue el tercer novillo de la tarde, de capa negra salpicada. Con buenas hechuras y agradable por delante, cerrado de cuerna, astifina y ligeramente engatillada. Con genio se comportó en el capote de Rafael Serna. Se dejó pegar en ambos puyazos, tardeó en la segunda entrada de la misma manera que esperó en banderillas. Huidizo se mostró en el inicio del último tercio. Se comportó con cierta boyantía en un par de tandas diestras. Muy apagado por el zurdo acabó el trasteo Zapateadoro.
Los tres últimos novillos tuvieron casta, aunque no siempre acompañada de bravura…
 Ratonero el más completo de la tarde
El quinto, bautizado como Ilustrado, negro salpicao, badanudo, que embistió con temple al capote de Pablo Aguado. Se dejó picar, también lo hizo en banderillas sin poner demasiadas dificultades. Tuvo buenas embestidas por el pitón derecho, las más francas de la tarde, por el izquierdo cortó y estuvo a punto de echar mano a Aguado. Tuvo fondo y temple por el derecho, y veneno por el zurdo. Aplaudidos fueron cuarto y quinto, no entendimos los aplausos al segundo de la tarde.
Cerró la novillada Mensajero, un negro salpicao, bragao y gargantillo. El de más trapío de la tarde. Un torito. Se frenó en la capa de Serna. Tomó una vara larga, la segunda, la primera fue de trámite y se arrancó de largó en la tercera. Cortó y esperó en banderillas. Midió mucho en la muleta embistiendo siempre al paso. Desarrolló sentido y se puso muy complicado este manso encastado.
Foto: Plaza 1
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