Ficha del Festejo

La corrida número veinte del abono y veintiuno de la feria nos dio una grata sorpresa. Los tres espadas nos regalaron tres faenas de altísima nota, cada uno en su estilo y concepción del toreo, estas tres faenas llegaron al sentimiento de los aficionados incluido al Rey Emérito que ocupaba su ya habitual localidad; que solo se cortaron dos apéndices, -cierto es-, pero los aceros jugaron una mala pasada a los coletudos, que si no llegan a fallar con ellos la Puerta Grande seguro que la hubiesen abierto de par en par.

Tarde soleada y de agradable temperatura nos acompañó. La plaza llena a reventar, se agotaron las entradas en las taquillas y poco molestó el consabido viento de casi todos los días, todo salió a favor de este hermoso espectáculo, los toros y también los toreros que cumplieron su cometido con ganas, disposición valor y torería, fue un festejo de los que hacen afición.

Se lidiaron seis hermosos toros de D. Victoriano del Río y digo hermosos por su pelaje, sus hechuras y defensas (pitones), nobles y muy toreables, menos el lidiado en el último lugar que fue el garbanzo negro del encierro y que fue el único pitado en el arrastre, los otros: El primero silenciado, para el segundo y tercero palmas, cuarto y quinto ovacionados, quizás sobrados de peso ya que la media en la romana fue de 612 kilos, eso sí nadie protestó.

Roca Rey paseó, como Perera, una oreja

En el cartel dos toreros del gusto de Madrid como son: Miguel Ángel Perera o Alberto López Simón y el muy esperado Andrés Roca Rey, ninguno de los tres defraudó a sus seguidores que finalmente salieron muy contentos del coso de la capital de España.

Perera en el inicio de su segunda faena

Rompió plaza el extremeño Miguel Ángel Perera con un toro de 590 kilos, un negro bragado, llamado Jancudo, y bien armado  con cinco años de vida y sin entrega, El torero lo saludó con un ramillete de verónicas de manos bajas ganándole terrenos, al que se le picó poco. Con la muleta estuvo sosito, apenas lo vimos con la franela ya que el cinqueño echó el freno y se rajó, le costó mucho cuadrarlo, cuando al fin lo consiguió, colocó una estocada entera un pelín desprendida, tardando en caer y extrañamente haciendo muerte de bravo. El cuarto de la tarde también era un cinqueño, negro listón de capa llamado Cantapájaros y con nada menos que 640 kilitos. Al que le dio las buenas tardes con lances a la verónica de buen trazo y crudo lo dejó en el caballo, bien le vio el de Badajoz y por ello el brindis al respetable, en la boca de riego le esperó para ejecutar dos cambiados por la espalda, con la diestra cuatro redondos templadísimos, por ese pitón la faena ligó, mandó y templó, ovación al canto, con la otra mano tuvo menos profundidad, retornó al pitón bueno y estructuró una faena de menos a más. La labor ya estaba consumada, pero había que rubricarla y lo hizo matando al cinqueño de una estocada en buen sitio, muerto y para las mulillas. Pañuelos generalizados y oreja de peso para el de la Puebla de Prior.

López Simón inició así la faena al quinto

Volvía a Madrid por tercera vez en el ciclo el torero de Barajas (Madrid), Alberto López Simón. El toro segundo de la tarde contaba con 556 kilos, castaño de color, leños por pitones, montado de cuerpo, con poca fuerza, con un punto de bravura y respondía al nombre de Cangrejero. Aceptable con el percal; tras el brindis a D. Juan Carlos se fue frente al tendido 5, iniciando faena con la diestra con muletazos templados conectando con los graderíos que lógicamente ovacionaron al paisano, lo intentó por el pitón zurdo pero se vio obligado a retornar al derecho y otros cuatro con buena caligrafía, cerró con un circular, otra ovación, como colofón manoletinas ajustadas; con la espada, estocada arriba entrando muy despacio y que hizo que el animal doblara. Algunos pañuelos y simplemente saludo. Su segundo, quinto del encierro, se llamó Cojito, que de esa tara no adolecía, era castaño chorreado de capa, con muchos y veletos pitones, cinco años tenía el animalito, eso sí tenía trapío, fue un toro pronto y que en alguno momentos hasta hizo el avión. Apenas le tocó con la capa, pero sí que lo hizo con la sarga, tras el brindis a la concurrencia, hincó las rodillas en tierra y sin más probaturas enjaretó seis redondos un forzado de remate, se descalzó y cuatro más de pie de alta nota, ligando y mandando, sus paisanos felices le regalaron sendos aplausos, por el otro pitón no fue posible ya que el burel perdió fuelle, esa interesante actuación la emborronó tanto con el estoque como con el descabello y los trofeos se esfumaron. Eso sí salió reconciliado con el público madrileño.

Roca Rey al natural en el que cortó la oreja

Otro de los toreros esperados era el peruano Andrés Roca Rey, que no defraudó a nadie. Beato de nombre fue el tercero, primero de su lote, estrecho de sienes, negro de capa, con muchos kilos 639, mansón pero bueno en el último tercio. Bien con la capa en el saludo; tras el brindis protocolario, se encaminó al tendido 6 iniciando labor con pases por alto, en el terreno de los adentros una corta tanda diestra, pero el animal busca tablas refugiándose en las puertas de chiqueros, en esos terrenos lo toreó a gusto por ambos lados más por el pitón derecho saliéndole los redondos muy bien, un molinete torerísimo, sumando un circular invertido, la faena fue a más en ese terrenos de tablas arriesgando mucho sacando el valor innato en él. En ese comprometido terreno, entró a matar dejando un estoconazo  en el hoyo, le costó doblar al animal y eso enfrió al público, pero finalmente se desmoronó no haciendo falta el puntillero. Los albos pañuelos aparecieron por todos los tendidos y la peluda a manos del limeño. Una vez más la suerte no le acompañó en el toro sexto que respondía al nombre de Entrador, con cinco años, negro listón, con trapío y con 598 kilos. El toro no respondió a su nombre y pese a la voluntad y empeño del torero poco había que hacerle al de Victoriano. Desilusionado por el comportamiento del toro el limeño tomó la espada de verdad y en tan comprometido terreno entró a matar, dejando un estoconazo, teniendo que rematarlo con dos golpes con el de cruceta.

Hoy, y por primera vez, hemos visto dos extraordinarios puyazos a cargo de Tito Sandoval en el toro quinto, en el primer encuentro muy bien aunque hubo tumbo por parte del cornúpeta, pero en el segundo encuentro Tito estuvo superior, tales fueron los aplausos que Sandoval se quitó el castoreño para saludar la ovación, su actuación es para ser premiada. Con los garapullos fue fuertemente aplaudido Guillermo Barbero en el cuarto, también se aplaudió con fuerza a Javier Ambel lidiando a ese mismo toro, los dos formaban parte de la cuadrilla de Perera.

Al retornar al patio de cuadrillas. Ovación para Perera y fuertes palmas tanto para López Simón como para Roca Rey.     

Fotos: Muriel Feiner