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Ficha del Festejo
En el festejo número veinticuatro de la feria, con bajón notable del termómetro en el ambiente y con un frio de esos que estremecen en el ruedo, se pasó la tarde dominical, sin que destacaran ninguno de los seis toros de los Herederos de D. Celestino Cuadri, como también sucedió con los diestros acartelados; medio, medio se salva de la cremá, el torero madrileño Fernando Robleño, sus dos compañeros han pasado de puntillas en este su único compromiso en la presente feria.
Antes de romperse el paseíllo, se guardó un respetuoso minuto de silencio por las víctimas del atentado que ha sufrido la capital británica; pese a ser domingo la plaza apenas registró dos tercios de entrada si es que llegó, quizás el brusco bajón de temperatura o también puede ser debido a la celebración por la décimo segunda copa que gana el Madrid Club de Futbol, mermó público a la plaza madrileña, o puede que el cartel y los toros a lidiarse, para muchos aficionados apenas tenía atractivo, lo cierto es que el llenazo no llegó como en otras tardes.
Nada hay que contar sobre el comportamiento de los cuadri, ya que fueron mansos y deslucidos, eso si bien presentados, con algunos kilos de más, espectaculares defensas, bien rematados, pero sin nada dentro, el peso medio en la balanza fue de 580 kilos.
Robleño valiente con el cuarto De los tres toreros poco también hay que contar, el menos afectado por tanta mansedumbre fue Fernando Robleño, que una tarde más sacó a relucir sus conocimientos, su experiencia y por supuesto su indiscutible, predisposición y valor. A su primero le dio las buenas tardes con el percal en buen tono; con la muleta le pudo al cuatreño con los redondos derechos, por el pitón zocato, el manso dijo que nones, y el de Madrid con su larga experiencia abrevió quitándoselo de encima de un pinchazo hondo y una estocada entera caída de efecto fulminante. Silencio para el torero. Su segundo, cuarto del festejo era un cuatreño bonito, alto de agujas y con mucha cara. Nada destacable con la capa; con la muleta, un par de naturales de nota, así como dos muy buenos pases por el pitón derecho, tras el remate de pecho, ovación para el madrileño, arriesgando como es habitual en él, otra buena tanda de redondos abrochando con un largo pase de pecho que llegó a los tendidos. Con el acero, un pinchazo sin soltar y una estocada baja del que salió sin puntilla el cuatreño. Aplausos para Fernando.
Pase de pecho de Castaño Noble toro fue el segundo de la tarde para el leonés, Javier Castaño, que estuvo aceptable en los lances de saludo. Con la franela no logró en ningún momento conectar con la afición y simplemente tuvo que coger la espada de verdad, para pasaportarlo y de mala manera primero con el estoque normal, saliéndose de la suerte y luego con el de cruceta le conté hasta cuatro golpes. Silencio en los tendidos. Difícil era el quinto cuatreño, al que quiso saludarlo con la capa pero al segundo lance fue desarmado y con la franela estuvo embarullado no consiguiendo ni un pase digno de mención. Volvió a repetir lo mismo que en su primero al matarlo, pero esta vez con el verduguillo sí que acertó a la primera. Otro silencio para el de León.
Venegas con la izquierda El primero del lote de Juan Carlos Venegas, se las traía, derrotó a diestro y siniestro, cada vez que embestía pegaba gañafones, en un descuido el de Jaén voló por los aires, aparentemente sin mayores consecuencias. Liquidó al difícil cuadri de media estocada y dos golpes de cruceta. Silencio para el de Beas de Segura. El toro sexto también presentó muchas dificultades desde el primer tercio hasta el último, Venegas puso empeño y voluntad durante toda su quehacer queriendo justificarse pero era un quiero y no puedo, cuando estaba dando por terminada su labor quiso hacerlo con bernadinas siendo cogido feamente. Con la tizona un espadazo del que salió muerto sin puntilla tan desastroso animal. Por lo efectiva utilización del estoque el público aplaudió al jienense.
Pedro Iturralde, que estuvo muy bien, centrando la atención del toro Y aquí debería terminar la historia; pero no me guardaré la actuación con la vara de Pedro Iturralde picando al segundo de la tarde, que con justicia se le aplaudió. Saludaron en banderillas, Marco Leal y Fernando Sánchez, los tres subalternos pertenecían a la cuadrilla de Javier Castaño.
Y ahora si colorín colorado esta historia ha terminado.
Fotos: Muriel Feiner
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