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Ficha del Festejo
Emociones y preocupaciones nos deparó la veintisiete corrida de la feria de San Isidro del presente año, todo debido al diverso juego de los toros de Victorino Martín, que tuvo en vilo a los veinticuatro mil espectadores que llenaron todos los tendidos de la plaza, como también en vilo estuvieron los matadores.
Mucha expectación había levantado en los aficionados capitalinos para poder presenciar la victorinada, por ello el cartelito de no hay billetes en las ventanillas de atención al público, hecho más que justificado por la presencia de los pupilos de Albaserrada con el hierro de Victorino, aunque según los comentarios de los aficionados, en la mañana hubo un gran baile de corrales para poder completar el encierro, también se justificaba por los tres alternantes anunciados; El riojano Diego Urdiales, el extremeño Alejandro Talavante y el murciano Paco Ureña. ¡Hay quien dé más!.
Talavante muestra su tercer trofeo en la feria En el encierro de Victorino hubo de todo como en botica, malos, peligrosos, encastados, con genio y bien de armamento, hasta uno bueno como fue el lidiado en tercera posición, que respondía al nombre de Pastelero, no muy pasado de peso, eso sí con leños por pitones, muy fijo en los engaños, bien ante el caballo y humillando en el último tercio, otro a destacar por su bravura ante el jaco fue el cuarto, entrando hasta tres veces al caballo y la última desde muy largo. Los otros cuatro sacaron genio, peligro y dificultades en los tercios. El peso medio dado en la romana fue de 547 kilos.
Urdiales poco pudo hacer de lucimiento con su lote El peor lote le tocó al torero de Arnedo Diego Urdiales. El toro que abrió plaza tenía cinco años para empezar, andarín, sin fijeza ni entrega que planteó muchas dificultades por su comportamiento, ante ese bichejo poco podía hacer el riojano, lo toreó sobre piernas, simplemente para fijarlo para matarlo sin más trámite, cosa nada fácil desde luego, fallando estrepitosamente con las armas toricidas. Pitos para el torero. Más de lo mismo sucedió con el cuarto de la tarde y quizás peor ya que el cuatreño buscó en todo momento los muslos y los pechos para hacer carne; pero sí que peleó en el caballo con bravura, con el palo lo lució el piquero que tras las tres varas fue ovacionado, Manuel Burgos. En el último tercio a Urdiales las cosas se le pusieron cuesta arriba, pero con su experiencia y excelente oficio, pudo con las broncas embestidas de Buscaplebes, le tocó los costados para cuadrarlo y matarlo, pero tampoco estuvo fino con las espadas. Pitos para el torero y no sé porqué se le tocaron palmas, bueno sí por la pelea en varas.
Talavante al natural El único toro bueno le tocó en suerte a Alejando Talavante, como fue el segundo en el orden de lidia. Las buenas tardes consistieron en un hermoso ramillete de verónicas a pies juntos, la media dio pie para que la feligresía rompiera a aplaudir; en el segundo tercio estuvo muy bien su banderillero Juan José Trujillo. Sabedor de que el toro era bueno a los medios a brindar su quehacer al respetable, y si en la mañana hubo baile en los corrales, por la tarde también lo hubo en la arena, con música de vals. Con suavidad y con gusto todos los naturales, logró unos cuantos redondos ligados, nuevamente lo intentó con la zurda, pero el cuatreño le protestó y el de Badajoz le aguantó, hubo una arrucina que llegó al corazón de los aficionados. Con la toledana y en la suerte contraria, una estocada entera en el rincón, más un certero golpe de descabello. Los albos pañuelos al viento y la oreja para su mano y con ésta ya sumaba tres dentro de la feria. Talavante no pudo redondear triunfo en su segundo, quinto de la tarde por culpa de su oponente, que fue un toro soso y andarín. Con la muleta puso mucho empeño, pero lo que no puede ser, no puede ser, el morlaco punteaba los engaños descolocando al torero. Tampoco dio facilidades a la hora de la suerte suprema y las espadas se pusieron cuesta arriba para el de extremeño. Pitos para el torero y silencio para el Victorino.
Ureña con la diestra Otro toro encastado pero a menos le tocó al murcianico Paco Ureña, presentó su tarjeta con unas verónicas meciendo los brazos y rematada con una buena media, con este tipo de toros hay que hacerlo de otra manera, menos mal que así lo hizo ganándole la pelea, pero no con pases de florituras, la forma de hacerlo y lidiando consiguió que los aficionados aplaudieran. Pasaportó a su primer enemigo de una estocada entera en lo alto pero tendida, teniendo que hacer uso del estoque de cruceta en tres ocasiones. Un toro muy serio, con pitones y difícil fue el sexto, que cabeceó y derrotó cuando lo toreaba con la franela, los pocos pases que pudo sacarle fue a tirabuzones queriendo agradar al personal, pero cuando no es no es. También fue una pena que no estuviera fino con las armas de matar.
Vaya con la semanita torista.
Fotos: Muriel Feiner
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