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Extraordinaria corrida de Beneficencia con la asistencia del Rey Felipe VI. Con lleno se han lidiado cuatro toros de Victoriano del Río, uno (3º) de Toros de Cortés y un sobrero (2º bis) de Domingo Hernández, muy flojos y poco fondo en conjunto.
El Juli, silencio y oreja
José Mª Manzanares, silencio tras aviso y silencio
Alejandro Talavante, silencio en su lote.El Juli muestra el único trofeo de la tarde Con lleno ha tenido lugar un año más la corrida Extraordinaria de Beneficencia, festejo muy importante del calendario taurino español y que data del siglo XVIII. Siempre se ha dicho taurinamente que tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: La corrida de La Prensa, la corrida del Montepío (ya desaparecida) y la Corrida de Beneficencia, que en esta ocasión nos ha caído en viernes, pero con una salvedad muy destacada la presencia de S.M. Felipe VI en el Palco Real, que tras de escuchar las notas del Himno Nacional, esas casi 24 almas rompieron a aplaudir al Monarca, no como en otros sitios en que se pitan las notas del himno patrio, como también al Jefe del Estado. ¡Vaya diferencia!.
La tarde en Madrid era de bochorno debido a las altas temperaturas que está sufriendo todo el país y lógicamente la Capital del Reino, pero también fue bochornoso tan emblemático festejo debido al juego que dieron las reses del ganadero de Guadalix de la Sierra, D. Victoriano del Río, que no dieron la talla, ni por activa ni por pasiva, también fue de bochorno la actuación de dos de los alternantes, José María Manzanares no pudo repetir el éxito indiscutible del año pasado en este mismo festejo, tampoco Alejandro Talavante, estuvo como en tardes anteriores y todo quedó diluido como agua de borrajas, menos mal que durante unos veinte minutos salvó la tarde Julián López “El Juli” en que en el cuarto toro, el único válido del ya mencionado encierro, logró cortar un apéndice a uno de los pupilos de Victoriano, menos mal, porque si no la tarde hubiese sido un auténtico desastre.
Menos mal que hemos disfrutado de un tercio de varas a cargo de Pedro Morales “Chocolate” en el segundo toro bis de la ganadería de Domingo Hernández, que fue muy aplaudido el del castoreño; con los palitroques, esta vez de los llamados de lujo, fueron aplaudidos Álvaro Montes y Fernando Pérez ante el toro que hizo cuarto, por tanto de la cuadrilla de El Juli, también estuvo bien con los aretes Jesús González “Suso” a las órdenes de Manzanares y por último Juan José Trujillo en el sexto y último de esta corrida Extraordinaria; Juan José de las filas de Talavante.
De los cinco toros lidiados del hierro titular, el único ejemplar que fue ovacionado en el arrastre fue el cuarto, de nombre Almirante, que le cayó en suerte a Julián López, los restantes pitos camino del patio de arrastre, el sobrero de Domingo Hernández escuchó palmas cuando el tiro de mulillas se lo llevaron. Los toros de Victoriano, aceptables de presencia, con pitones, pero faltos de raza y sin fuerzas, Más de uno debió retornar a los corrales. Pesaron de media en la báscula 560 kilos.
Felipe VI, que presidió el festejo, recibiendo uno de los brindis Todos los alternantes brindaron la muerte de sus primeros toros, al Rey. La plaza lucía esplendorosa, no solo por las banderas de España en las barandillas de las gradas y andanadas, sino también por los reposteros y las banderillas de lujo, en varias ocasiones se escuchó Viva España, Viva el Rey; hay quien dé más, pues si Julián López “El Juli”.
El Juli doblándose con su segundo El Juli nos dio una de cal y otra de arena; la de cal en el toro que abrió plaza, en que nada vimos con la capa y algunas cosillas con la muleta, especialmente por el pitón derecho, pero eso sí abusando en demasía el pico. Matando no estuvo demasiado acertado, de entrada un pinchazo, luego con el julipié una estocada entera algo caída que hizo pupa al animal. La de arena llegó en el cuarto, segundo de su lote, al que saludó con cuatro verónicas de buen corte rematando con la media, palmas para el de Velilla de San Antonio, un vistoso quite para llevarlo al caballo, en ese toro fue aplaudido el del castoreño Salvador Núñez. Con la franela, dos doblones de categoría, tres redondos diestros bien dibujados rematados por un doblete de pecho, la ovación estalló en los tendidos, de olé fue la segunda tanda, con la zocata, los naturales fueron lentos y largos, no digamos el forzado que fue a cámara lenta, retornó a la mano derecha, una nueva tanda de buena factura desplantándose delante de los pitones, luego y no sé porque razón se puso encimista, si ya todo estaba consumado. Mató al buen ejemplar de Victoriano de una estocada entera en el hoyo, con lo que quedó muerto de pié, rodando luego sin puntilla y la oreja cayó por su propio peso.
Manzanares rematando los lances de recibo al quinto El toro segundo bis para José María Manzanares. Estuvo bien saliéndose con la franela hacia las afueras, una tanda diestra de muy buena caligrafía, tras el de pecho, otro par de redondos de olé, a menos fue con la zurda, pero acortó labor y entró a matar si más, dejando un espadazo contundente que fue suficiente para que el bicorne doblara. Silencio para el de Alicante. Al quinto toro, segundo de su lote, gustó mucho ese ramillete de verónicas rematadas con una revolera por ello se batieron palmas. Maneja con soltura ambas muñecas, pero desafortunadamente se topó con un toro de escasísimas fuerzas, por ello no hubo trasmisión alguna, no pudiendo llegar a los tendidos pese a su empeño. Con el alfanje, una estocada entera atravesada dio muerte al inválido animal.
Inicio por estatuarios de Talavante a su primero Un cinqueño con el hierro de Cortés era el tercero de la tarde y por lo tanto le correspondía a Alejandro Talavante, toro que manseó de principio hasta el final y que terminó rajándose ya en el saludo con el percal. Con el trapo rojo, cuatro estatuarios de lujo, pero eso fue todo, lo intentó por el pitón derecho, pero el burel tiraba la cara hacia las nueves defendiéndose, el morlaco buscó incansablemente la salida. Solución, mandarlo al otro mundo cosa no fácil dadas las condiciones del morlaco; lo hizo de un metí-saca y con mucha habilidad una estocada entera en buen sitio, el manso dobló en toriles. Silencio para el de Badajoz. No estuvo mal con los lances de saludo en el sexto. Al iniciar faena el primer muletazo el victoriano rodó por los suelos, lo intentó por ambos pitones aunque siempre en lejanías eso hizo que los aficionados entonaran música de viento. Con la toledana, un metí-saca indecoroso, para al final darle muerte con tres cuartos de espada trasera pero que tuvo su efecto. Silencio en los tendidos.
Así terminó tan magno festejo de la Beneficencia. Otro año será.
Fotos: Muriel Feiner
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