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Con tres cuartos de entrada en la Plaza de Toros de Almadén se han lidiado toros de Núñez de Tarifa de impecable presencia, de buena condición pero con la fuerza justa, venidos a menos en la muleta.
Manuel Escribano, silencio y ovación tras tibia petición de oreja
David Mora, ovación con saludos y dos orejas
Joaquín Galdós, oreja y dos orejas.
En hombros David Mora y Joaquín Galdós Siempre es un placer volver a una localidad como Almadén. Un lugar que por algo fue nombrado “Patrimonio de la Humanidad” por la Unesco. Su tradición taurina y sus aficionados no se quedan atrás, pueden presumir de tener una de las plazas más bonitas, antiguas y singulares de España. Ver una tarde de toros en Almadén es sumergirse en nuestra historia, hacer un viaje en el tiempo y disfrutar de una de las grandes aficiones de nuestra provincia. Gente noble, acogedora la de la ciudad de Almadén que esperan esa tarde de toros, que con motivo de las fiestas de San Pantaleón se produce todos los años en los últimos coletazos del caluroso julio. Incuestionable fue la presencia de la corrida de Núñez de Tarifa de bellas estampas y buenas perchas por pitones. Fue todo un espectáculo la salida de toriles el ver a un toro integro luciendo alguno cornamentas propias de plazas como Pamplona. Lamentablemente fue todo fachada. La corrida se vino muy abajo con la muleta y solo los dos últimos con mejor condición que aguantaron mejor la lidia consiguiendo el lucimiento de Mora y Galdós. Manuel Escribano quedo prácticamente inédito. Solo los habilidosos y eficaces tercios de banderillas que protagonizo y sus saludos capoteros fueron lo único reseñable. También destacable las ganas que puso, pero todo quedo en frustración porque apenas le embistió los toros al sevillano. A David Mora su primero no le dio mucha opción por el poco fuelle del astado en los tercios iniciales. Pidió paciencia al público consiguiendo buenas series al natural, eso sí, de uno en uno y sin bajarle apenas la mano, alternado pasajes en los que hubo temple y despaciosidad e incluso ritmo. Solvente y torero estuvo David Mora perdiendo trofeo por la poca fortuna con el acero. Con el quinto al que desorejo comenzó de forma muy torera sentado en el estribo. Logrando una importante faena de temple, estética y buen gusto. El toro no es que andara muy sobrado de fuerzas pero el madrileño supo administrarlo bien. Esta vez el estoque fue certero llevándose doble premio que le abrió la puerta grande. Joaquín Galdós tuvo en sus manos al toro más ofensivo en lo que a pitones se refiere. Visto el poco contenido en los anteriores toros apenas un picotazo saldo la suerte de varas. Este toro fue un tanto incierto con el capote y con la muleta consiguió imponer el peruano su firmeza. No fue sencillo, la embestida rebrincada y sin emplearse no lo pusieron nada fácil imponiendo Galdós su autoridad. Cortó una oreja tras metisaca y estocada casi entera. En el que cerraba la corrida no fue fácil tampoco consiguiendo los mejores momentos cuando no hubo tropiezos en la franela y más limpieza en los muletazos. El toro tenía una embestida algo descompuesta al que Joaquín Galdós consiguió enmendar e imponer su mando. Paseo dos orejas tras una buena estocada.
Foto: Teresa Torres
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