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Séptima
corrida de la Temporada Grande 2017-18 de la Monumental Plaza de toros México.
En tarde agradable que lentamente se convirtió en una noche helada, asistieron algo
más de tres mil personas a los tendidos para ver la lidia de seis toros de San Marcos. Bien presentados y de buen
juego en términos generales, aunque un poco a menos. Actuaron los siguientes
rejoneadores: Emiliano Gamero: palmas, y vuelta al ruedo tras
aviso. Luis Pimentel: silencio tras aviso, y vuelta al
ruedo acompañando al forcado de cara. Sebastián Torre: división en su lote, aviso en el
sexto. Actuaron
como sobresalientes Jorge López “Zotoluco”, y Pablo Samperio. Actuaron en
mano a mano los Forcados Amadores de
Alcochete, y los Forcados de Mazatlán.
Por parte de los portugueses, pegaron de cara el cabo Nuno Santana (1º toro, al primer intento, saludo en el tercio), Pedro Gil (3º, segundo intento, saludo
en el tercio), y Manuel Quinto (5º,
segundo intento, vuelta al ruedo con el rejoneador). Hicieron lo propio por los
sinaloenses el cabo René Tirado (2º
toro, segundo intento, vuelta al ruedo sin el rejoneador y con el público
entregado), Alejandro Sequeira (4º, primer
intento, vuelta al ruedo con el matador), y Anuar Najara (6º, tercer intento, ovación). René Tirado. Foto: @LaPlazaMexico La primera
tarde de toros del 2018 quedará en la memoria por la espléndida tarde, mano a
mano, de los grupos de forcados portugueses de Alcochete, y de Mazatlán. Por su
parte, los rejoneadores nacionales exhibieron situaciones muy dispares. Mientras
que Gamero llega rápidamente a los tendidos con su experiencia, su sitio, y su
noción del espectáculo, Pimentel y Torre son prospectos en ciernes, con una
tauromaquia en desarrollo, y con mucho camino por delante. El ganado de San Marcos cumplió, acudió a las cabalgaduras,
y lo hicieron de forma destacada los lidiados en tercero, cuarto, y sexto
lugar.
Emiliano Gamero estuvo desatinado ante Don Leo –n. 711, 508 kg.–, al que castigó
de más en el primer tercio. Le colocó dos rejones, uno de ellos caído, que le
provocó una profusa hemorragia al toro, de tono mucho más claro que la sangre
oscura que habitualmente cubre las capas de los toros durante la lidia. En consecuencia,
el juego del burel se mermó significativamente. Las buenas condiciones de
salida del astado se diluyeron hasta el triste espectáculo del capitalino
intentando clavar banderillas a diestra y siniestra a un toro completamente
parado. Le salieron
mejor las cosas lidiando a Don Octavio –n.
255, 482 kg.–, un toro que tuvo recorrido y emotividad mientras duró. Emiliano
pudo echar mano de sus recursos y espectacularidad. Tiene muy hechos los quiebros
y la suerte a la tira, así como los detalles a la alta escuela que utiliza para
encender al tendido, aunque a veces abusa un poco de ellos. Sus faenas son más
largas que las de sus compañeros, y clava más banderillas, acusando el mayor
oficio y sitio que tiene. Finalmente, pasaportó al toro jalisciense de rejonazo
tras dos pinchazos y dio la vuelta al anillo. Reapareció Gamero con cierto éxito Luis Pimentel estuvo solvente con su lote, aunque
un poco nervioso. Libró sin mayores apuros las embestidas de Don Quico –n. 66, 487 kg.–, que apretaba
intempestivamente. Clavó con eficacia tras de una primera banderilla muy
delantera, aprovechando las embestidas tardas y probonas del sanmarqueño. Lo
hizo sin perfección ni con el mayor de los lucimientos, pero sí con decoro. Tras
de pinchar una enormidad, mató de un certero descabello tras aviso.
Don Javier –n. 714, 502 kg– completó el lote
del tlaxcalteca. Un toro complicado, distraído, y poco entregado, sin mucha transmisión.
Entre detalles de alta escuela transcurrió la lidia, con algunos momentos
emocionantes dadas las arrancadas intempestivas del burel. En resumen, Pimentel
no quedó inédito ni pasó desapercibido, a pesar de que no tuvo una tarde de
triunfo, ni tiene aún el oficio ni el sitio de un torero importante. Pinchó de
nuevo, y dio una vuelta al ruedo algo benevolente consigo mismo. Pimentel, digno El estatus
de Sebastián Torre es complejo, pues
todo indica a que no ha tomado la alternativa. Se podría decir, pues, que se trató
de un cartel mixto frente a una corrida de toros con toda la barba. La actuación
del potosino necesitó de un acicate para venir a más. Aunque firmó buenos
momentos con Don Lalo –n. 301, 485
kg.–, y toreó con exposición y temple, su actuación no fue redonda. Dejó un horripilante
rejonazo calado antes del bajonazo mortal.
Como contra
parte de la corrección de la primera faena, vino un feo azotón al inicio del segundo
tercio de la lidia de Don Chuy –n. 49,
525 kg.– en el terreno de la querencia. La consecuencia del percance, además
del sustazo, fue que Torre se enrabietó y se repuso con una actitud distinta. Vinieron
los mejores momentos de la actuación del potosino, clavando en buena colocación,
reunido, templado, y echado pa’lante. Desafortunadamente, el rejonazo entero
que dejó, tendido y trasero, no tuvo efectos mortales. Ya con apreturas de
tiempo, y después de cambiar su descabello con el segundo espada, despachó
finalmente al burel tras un aviso. Sebastián Torre vino a más tras un percance Punto y
aparte fueron los forcados. El grupo portugués de Alcochete tuvo una tarde un tanto a contraestilo. Habituados al
toro portugués, auténticas locomotoras de un volumen enorme, y de un empuje
brutal, en La México tuvieron que pisarle el terreno a los San Marcos. Sus
pegas adolecieron un poco de emoción, pero fueron interesantísimas de ver. El cabo
Nuno Santana echó mano de todo su
oficio, su paciencia, su conocimiento, y su temple para obligar a arrancarse al
abreplaza, totalmente aplomado. A Pedro
Gil, que se sujetó estoico de la cabeza de Don Lalo, lo sostuvieron sus ayudas durante un tremendo derrote
hacia el suelo. Menos vistosa fue la pega de Pedro Gil, también muy en corto, pero con mucha decisión, además de
un toque de torería, tanto del cara como del rabillador.
Mazatlán, los triunfadores de la tarde Los
triunfadores de la tarde sin duda fueron los Forcados de Mazatlán. El ya legendario René Tirado se lució en dos intentos yendo a la cara del segundo de
la tarde. Qué torería y qué forma de buscar la pega, de entregarse sin medida. Qué
valor y qué cojones de Tirado, que junto con su grupo puso de pie al coso de
Mixcoac. Aguantaron una enormidad en la labor de ayuda, que fue sobresaliente. El
menudo cabo mazatleco dio una vuelta al ruedo, auténtica, de verdad, de entrega
sincera a un pequeño gran torero.
Por el
mismo tenor estuvo Alejandro Sequeira,
en una estupenda pega al primer intento, aguantando un tremendo derrote hacia
arriba. Vaya momento más torero, y qué mejor muestra del espíritu de
compañerismo de los forcados que las estupendas ayudas de sus compañeros, justo
cuando parecía que la pega no se consumaría. Tras de un susto del cara, lució
una vez más René Tirado, ahora rabillando. Anuar
Najara pegó al sexto toro al tercer intento. Lo hizo con el mismo
reconocimiento y mérito, pero sin la emotividad que sus compañeros. Alcochete, torería portuguesa *Fotos: Luis Humberto García "Humbert" (2 al 6).
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