Con tres cuartos de entrada, se realizó la primera corrida de toros de la feria taurina “Nuestra Señora de la Merced”, lidiándose cinco astados de Vistahermosa que dieron juego diverso y, uno de Mirafuente, soso y manso. Lo mejor del lote le correspondió a El Fandi, que no desaprovechó para salir como triunfador. A David Mora, por el contrario, le correspondió el peor lote, del que por lo menos, trató de justificar como un torero de clase que es. En cambio, el nacional Juan Francisco Hinojosa, no pudo hacer el toreo que los astados le pedían y, aparte de demostrar valor a toda prueba, terminó lesionado: el parte facultativo señala “la fractura del cuarto metatarsiano de la mano izquierda”, debiendo ser traslado a la clínica de inmediato, para su operación. Sobresalieron los subalternos Patatas y Juan de la Cruz, tanto en la colocación de banderillas, como en la lidia de los toros.

David Fandila “El Fandi”, una oreja y dos orejas y rabo simbólicas

Juan Francisco Hinojosa, silencio y palmas

David Mora, palmas y palmas.

El Fandi en hombros

Salió como primer astado de la tarde, un Vistahermosa, que le correspondió en suerte a David Fandila “El Fandi”. El toro pequeño, feo de lámina pero, demostró bravura, tanto con el caballo al recibir una buena vara, como en la poca lidia que pudo el matador realizarla. Se lució en el segundo tercio, colocando tres pares de palitroques de diverso tipo, en medio de la cerrada ovación de los presentes. El fuerte aire no permitió una lidia más tranquila pero, al ejecutar unos derechazos lentos y templados, levantó de sus asientos al público espectador. Tuvo problemas con la mano izquierda, habiendo sido golpeado en el brazo y la cadera que, ventajosamente, no pasó a mayores. Una espada entera y caída terminó con la vida del astado. Ante el pedido del aficionado en forma casi inánime, Usía le concedió una oreja, que la paseó en medio de la cerrada ovación.

El Fandi y los trofeos ganados

Decían los viejos taurinos que “no hay quinto malo”, conociendo que eran los ganaderos quienes escogían al astado para que salga en ese lugar. En esta ocasión, fue todo diferente. Salió otro Vistahermosa, con el número 153, de nombre Injurioso, con 445 kilos y, aunque tuvo para mí, dos aspectos fundamentales, como son: no peleó con el caballo del picador y, nunca permitió que la faena sea en el medio de la plaza, ante el pedido abrumador de los aficionados, la autoridad le concedió el indulto, lo que, era parte de la “locura” que mantuvo por varios minutos el matador de turno, en la mente de las miles de personas. Dejó ver con el capote, finuras en sus verónicas y chicuelinas, sobre todo, por la lentitud y templanza de las mismas. Con las banderillas, lo que ya tiene a todo el mundo conocido. Tres pares de diferente factura y, para rematar, un cuarto al violín citando con un sombrero de algún aficionado. La “locura” se desató y, el grito de torero, torero, inundó el ambiente. Instrumentó derechazos con mucho poder y gran lentitud. Lo que, demostró el dominio que tiene con los animales. Con la izquierda no se quedó atrás, aunque algo menos que con la derecha. Se divirtió con el astado, mientras él lo toreaba de rodillas. La gente pidió el indulto, mientras que El Fandi continuaba pasando al astado cerca de su cuerpo, causando desazón en el público presente, que lanzó una exclamación, cuando Usía sacó el pañuelo e indultó al animal. Con dos orejas y el rabo simbólicas, paseó el ruedo el diestro español, en medio de la “locura” de los asistentes.

David Mora con el capote

La presentación de Juan Francisco Hinojosa, tenía a los aficionados presentes con mucha tensión pues, la falta de actividad, demostraba una desventaja ante sus linajudos rivales. Sin embargo, la vergüenza torera del compatriota, le permitió sacar todo lo que sabía pero, sobre todo, ese valor de los ecuatorianos en la mejor de las fiestas. Salió otro astado de Vistahermosa. Poco hizo con el capote. El astado recibió una buena vara. Mal los subalternos con las banderillas. El toro pedía que se le baje la mano pero, Hinojosa no lo entendió y, se limitó a torear a media altura, lo que lo puso al descubierto frente al astado. Recibió un fuerte golpe en la mano izquierda que, posteriormente, le obligó a salir antes de lo pensado. Pocas palmas, despidieron al matador.

El Fandi, pensativo

Se adelantó la lidia de su segundo astado, ya que, así lo establecieron los médicos. Su segundo fue un astado de Mirafuente. Desde su salida demostró ser manso y soso en su comportamiento. El toro recibió una vara regular pero, como era tan suelto, buscó mejores terrenos, causando serios problemas para el matador de turno. Fue atendido por los médicos en la arena por el dolor que sentía en su mano izquierda. No fue el mismo luego de esta situación, por lo que, pasó “carros y carretas”, para que, al quinto viaje, pudiera colocar una espada que, hizo que el astado caiga pero, lo levantaron al cachetearlo. Finalmente, palmas para el torero que, de inmediato salió para la clínica.

Los médicos y El Fandi, atienden a Hinojosa

Muchas expectativas tenían los aficionados en la presentación de David Mora pero, lamentablemente, le tocó el peor lote de la corrida. Su primer toro fue un Vistahermosa, que tenía una mejor lámina, al que lo recibió por verónicas pero, el astado huía de los engaños del matador de turno, teniendo incluso, que perseguir a su enemigo, para poder sacarle algún pase con la muleta. Con una estocada entera, algo delantera, pasaportó al astado, recibiendo palmas del respetable.

Hinojosa ofrece la lidia a Padilla

Como último toro de la tarde, saltó otro de Vistahermosa, demostrando de salida, su total mansedumbre, ya que, aparte de ser un astado suelto, hizo extraños al momento de embestir. Rebrincó ante el caballo del picador en tres oportunidades, por lo que, no pudo recibir una vara en sus lomos. Nada con el capote. Muy mal los subalternos en el segundo tercio. Trató de ahormar la cabeza del astado, para continuar con la faena pero, por el contrario, mostró cosas de un animal peligroso. El torero trató de justificarse, para no quedar mal con el respetable pero, pudo conseguirlo a medias. Una entera cruzada, terminó con la vida del astado. Algunas palmas para el matador de turno.

Fotos: Alberto Suárez