Los aficionados se podrán preguntar cómo se les corta cinco orejas a seis mansos seis; y la respuesta solo está en el criterio taurino muy pobre de un presidente que se excedió en la concesión de los trofeos después de haber visto faenas insulsas, sin ligazón, sin conexión con el público y menos cuando los toreros hicieron mal uso de los aceros, solo con la voluntad, la porfía y ganas de agradar de los actuantes que sí estuvieron dispuestos toda la tarde.
Plaza de toros de Cajabamba - Perú Los ejemplares de los hierros de Santiago Apóstol y San Simón fueron los generadores del petardo ganadero que deja un balance paupérrimo en presentación y juego nulo. Carne y pitones deambularon por el coso de Cajabamba con carencia absoluta de bravura y sí con exceso de peligro.
No es el método para echar arriba una feria. Sabemos de la gran afición que hay en el Perú que llena todas sus instalaciones taurinas, pero tampoco se puede atentar contra la categoría de la plaza de Cajabamba, obsequiando trofeos inmerecidos para los alternantes.
Repito, voluntad, toda; disposición, toda; ganas de agradar, toda, pero si somos justos, con la mansada que salió, ninguno merecía las orejas señor presidente.
Juan Carlos Cubas: Silencio y oreja
Torres Jerez: Dos orejas y oreja
David Martínez: Oreja y ??????.
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