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Con tres cuartos de plaza, comenzó la primera corrida de toros de la feria taurina “Nuestra Señora de la Merced”, con el Himno Nacional del Ecuador, previo al inicio del paseíllo, en la taurina capital de la provincia de Tungurahua, ubicada a 156 kilómetros al centro – sur de la ciudad de Quito, con la participación de los diestros David Fandila “El Fandi”, Álvaro Samper y Luis David Adame, lidiando a muerte astados de las ganaderías de Mirafuente y Vistahermosa, de presentación diferente y juego variado.
Aunque se disfrutó mucho al finalizar la corrida, ésta tuvo altibajos durante la misma, donde tres toros cumplieron en gran forma, dos tuvieron sus dificultades y, solo el tercero fue un manso de solemnidad. Terminó pasadas las seis de la tarde – noche y, se pudo observar penumbra en la plaza a la finalización de la corrida, por falta de luminarias.
El Fandi, palmas y una oreja
Álvaro Samper, una oreja y palmas
Luis David Adame, silencio y dos orejas. Luis David Adame, el triunfador en hombros  El Fandi, con la oreja en sus manos  Forzado de pecho de El Fandi  Álvaro Samper, con la oreja de su primero
Su segundo enemigo fue un colorado de Vistahermosa, noble, que humillaba y franco en la embestida. Fue castigado en exceso. Lentas y templadas verónicas seguidas por un quite por chicuelinas rematadas por una revolera, levantaron la ovación del público asistente. Más o menos se cubrió el segundo tercio. Brinda la lidia y muerte del astado a El Fandi, en medio del grito de “Ecuador, Ecuador”. Derechazos bien ejecutados pero con poca ligazón, debido seguramente a la falta de actividad durante el año. Instrumentó buenos naturales y luego algunas manoletinas pero, con más voluntad que calidad. Una entera en buen sitio pero, que no fue suficiente para pasaportar al animal y, en realidad, pasó un calvario hasta conseguir que caiga el astado. Un aviso por parte de la autoridad de plaza. Palmas. El paseillo
Cuando por falta de iluminación y la penumbra se hizo presente, salió un toro castaño de Mirafuente. El viento soplaba con más fuerza. Unas lentas y templadas verónicas y chicuelinas, levantaron de los asientos al respetable. El joven matador dueño de un “ángel”, se metió al público bajo su capote de brega y, las ovaciones no se hicieron esperar. Dos varas bien puestas, amoldaron al astado que era alto, con mucha movilidad y noble. Un quite por zapopinas generó una inmensa ovación. Un gran par de Milton Calahorrano fue lo mejor del tercio de banderillas en este toro. Dos muletazos cambiados por la espalda iniciaron la faena muletera. Series de redondos bien ejecutados levantaron la alegría del público. Derechazos mandones, redondos con la mano derecha hicieron escuchar música. Un trincherazo enorme levantó al aficionado de sus asientos. Unas apretadas manoletinas hicieron que el aficionado gritara “toros para Quito”. Un estoconazo hasta la empuñadura un tanto delantera y caída, hico que Usía demore en otorgar el segundo trofeo pero, fue tan fulminante la caída del astado, que en medio del grito “torero, torero”, se le concedió las dos orejas.
Fotos: Alberto Suárez
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