Ese es el título de una película que protagonizó el inolvidable Paco Martínez Soria. De eso hace ya bastantes años y era impensable que en el siglo XXI se armara otra vez el belén a rebufo de unos gobernantes que han dado, y dan, alas para que nos enfrentemos todos por nuestras creencias o ideas. Era impensable e inimaginable, pero ahí estamos metidos en un lío con muy mala pinta y de consecuencias imprevisibles.
Varios directores de colegios, lugares a los que se les atribuye eso de la educación, demuestran a las claras la “educación” que está impartiendo este gobierno. Uno no puede hacerse a la idea de que la representación de un nacimiento, un belén, pueda generar tan “mal rollo”. Eso sí, ninguno de estos directores progres renuncia a las vacaciones de esa maldita Navidad que festejan los repugnantes cristianos. Su comportamiento va solamente unido a ignorar, intentar que no se vea, cuanto odian.
Defienden en público, en cuantas tribunas tienen, la libertad de culto, la libertad de expresión, la libertad en general, el talante, el dialogo, la concordia, la paz, la... madre que los parió...; lo defienden todo... siempre y cuando coincida con sus estrictas ideas. En aras de esas ideas se hace necesario que el mundo entero se abra, o se cierre, al gusto, pero a los que ellos tienen como enemigos ni agua. En todo es igual. Los muertos en una guerra, si son de los suyos, hay que reparar su historia; si son del otro bando ya deben tener bastante con ser tan malos como eran.
No les escuchas otra cosa que no sea la concordia para con los suyos. Las calles pueden llevar los nombres de cuantos militaron en sus filas, izquierdas infinitas, que para eso tenían y tienen patente de corso. Se quejan hasta el infinito si quedan calles o estatuas con nombres de gentes que no militaron en sus partidos. Uno quiere hacerse “rojo” cuanto antes para dejar de ser un bulto sospechoso y poder tener calle algún día. Aconsejo a todos que hagan lo mismo, pues no hay futuro si vas a misa, eres de derechas, liberal o no te gusta nada el Sabina o el Almodóvar.
Por mas que intento rebuscar en mi memoria, no encuentro en mis años vividos tal señalamiento o estigmatización por hacer algo. Podías escuchar a Gabinete Caligari, Víctor Manuel, Pachi Andión, Julio Iglesias o Raphael sin ser sospechoso de nada. Hoy ya no es posible. Al cine de tanto subvencionado, pues no son capaces de equilibrar la cuenta de resultados de la película, acude cada vez menos gente, hartos de sentirse pisoteados por esa turba de actores que te tratan despectivamente si no acudes a sus manifestaciones contra el Prestige pero sí a las de las víctimas del terrorismo. Todo se define por el color de tu voto y a partir de ahí surgen las diferencias, ya notorias e insalvables.
Más de tres décadas de la desaparición del que dicen causante, Franco, y quieren desenterrarle de nuevo para seguir con su victimismo patológico. Con Franco vivían mejor pues recibían el consuelo y la comprensión de todos en sus quejas. Ahora quieren lo mismo, pero ya nada es igual. Incluso los que se quejan no vieron ni una bala y muchos no conocieron ni a Franco, pero es ese tramo de la historia y su recuerdo el que les gusta vivir. Es decir, no valen, fuera de eso, para otra cosa. Algunos se levantarían de las tumbas para decir a sus nietos: yo no luché, sufrí y padecí para que tu vuelvas a situar el paisaje de aquellos años; mala señal si en nada se avanzó. O lo mismo les dirían: seguir que es la única manera de tapar las bocas del enemigo llamado, como les gusta decir, “facha”.
Mucho más tiempo que esas tres décadas han tenido en varios países para demostrarle al mundo lo que de bueno tenía esa posición tan de izquierdas, de socialismo y comunismo, para elevarlos a las más altas cotas de prosperidad. Ni uno sólo, Rusia, Ucrania, Albania, Bulgaria, Rumanía, Hungría, Polonia, Alemania del este (a la que llamaban democrática) etc., con distintos gobernantes y gobiernos, son los que están a la cabeza ni de riqueza ni de prosperidad, pero es que tampoco lo están de libertades. Si tan bien les hubiera ido con su fantástico régimen socialista y comunista, no inundarían otros países, como España por ejemplo, los que huyen de la miseria de esas naciones. Renunciar lo han hecho varios pero Rumanía, por ejemplo, ya ha condenado el comunismo por ilegítimo y criminal; ¿y aquí cuando?. Queda Cuba en el régimen, pero allí todos son ricos y... libres.
Es tan apabullante el espejo donde tendrían que mirar el fracaso de su idealizado “agrupemosnos todos...” que debería hacerles recapacitar. Pero parece que ese resultado no les es suficiente para darse cuenta que existe otra forma de vivir: en libertad, pero de verdad. Esa libertad es la que debería permitir poner el belén en ese colegio en aras de esa mayoría que ellos suelen reclamar para con sus cosas. Desde el gobierno no harán nada, aunque fueran minorías, pues eso solo lo reservan para cuando hay que respetar minorías de las suyas, ya sean nacionalistas, de izquierda unida o de homosexualidad; ahí si reclaman el derecho de las minorías. O lo que es igual, las mayorías o minorías son respetadas, según qué, a su antojo.
¡Viva la libertad! que es la que permite hacer de todo y no solo lo que te gusta a ti. ¡Viva la democracia! que es la que permite que sean las mayorías las que decidan, si bien manteniendo el respeto a las minorías. Sea de una forma u otra, hay que poner el Belén, les damos a elegir. Aunque ya sabemos que eso para un grupo tan sectario es mucho pedir.
* Informo que el Belén de la fotografía es el de mi casa, por si quieren dar la orden de derribo.
