Con los carteles ya en la calle se corrobora la consolidación de la feria de Manizales como la feria más importante en Colombia, entendiéndose feria como el conjunto de festejos continuos que se celebran a diario. Este año una vez más se han conjuntado carteles muy interesantes como se viene haciendo desde hace algunos años y ante la cada vez más triste y sorprendente caída de la feria de Cali - realmente no se entiende a donde quieren llevar los empresarios caleños a su feria - la de Manizales, que siempre conservó su categoría, es hoy por hoy la feria señera de la temporada grande en Colombia.
Las virtudes de esta consolidación radican en que la empresa encontró una estructura exitosa y la han mantenido durante el último tiempo. La feria siempre arranca con una tripleta de espectáculos que sirven de abrebocas perfecto al serial, encontramos la corrida de rejones, la novillada de feria y la corrida de los toreros colombianos. La virtud de este abrebocas es que siempre hay un interés en cada espectáculo, saben combinarlos. La corrida de rejones tiene su público identificado y cuenta desde años con la presencia de la corrida de Dosgutiérrez que se volvió un clásico por su buen comportamiento, la novillada esta vez tiene el atractivo de la actuación de “El Jero” que se está haciendo en España y es una de las esperanzas del toreo colombiano, acompañado de la joven promesa de la capital Juan Solanilla, y la corrida de los colombianos que tiene un cartel muy bien combinado, con Paco Perlaza, el muy querido en Manizales Andrés de los Ríos y el resucitado Héctor José.
Luego viene un bloque de dos corridas que meten ya la feria en todo su cauce, quizás este año falta una cartel más fuerte en estos dos días aunque se cuenta con toreros que quieren mostrarse y que pretenden no dejarse ganar la pelea de nadie, este año habrá duelo de naturales con el fino pero enigmático Uceda Leal y el joven Tejela al que los asiduos lo recuerdan por una faena basada en la mano izquierda hace unos años.
Viene el festival, que en su momento sirvió para paliar la crisis de finales e inicio de siglo teniendo un festejo de menores costos pero al que la gente asistiera masivamente, lo supieron vender y ahora es un festejo fundamental que nadie quiere perderse por los accesorios que le adornan, como el paseo de la virgen con miles de velitas prendidas y porque los toreros se sueltan más ante animales de festival y cayendo siempre una faena para el recuerdo.
Y para cerrar están las dos corridas finales con nombres de fuste, carteles de gran categoría que incluyen a las figuras, a las que supieron volver atraer a Manizales y que se sintieron de nuevo como en casa. En este cierre estarán Ponce, Juli, Morante, Castella y Bolívar con el ingrediente siempre bien recibido de la alternativa del local José Arcila.
De esta manera han logrado que los abonos se demandan con mucho tiempo de anticipación y las boletas de los tres últimos festejos sean requeridas desde distintas ciudades pues nadie se quiere perder a las figuras ni la garantía de los toros de la casa.
La otra virtud de la feria es que le han sabido conservar su personalidad, una feria alegre, con gente dispuesta a divertirse, comparándola con ferias de España por sus resultados se puede equiparar con las de Granada y Murcia, con un sentimiento especial por el arte y por los acontecimientos especiales, con cierta predisposición a los indultos lo que debiera meterse en cintura pero con un público habitual y creciendo en su número y en su interés por la feria.