Ahora que transcurre el mes de mayo, mes que debiera ser el más importante en la competencia taurina mundial, pues se disputa el supuesto “mundial del toreo”, aunque hoy por hoy parezca tan solo la clasificatoria, se empiezan a movilizar los empresarios de las diferentes ciudades colombianas para ir confeccionado las nóminas de toreros que vendrán a las temporadas grandes. Me permito desde esta tribuna insinuar un par de ideas que pueden tenerse en cuenta a la hora de la confección de esas nóminas.
Obviamente todo este ejercicio tiene un carácter subjetivo, pero me parece importante dejarlas acá consignadas, no se si tengan eco en la afición o algunos piensen lo mismo, o quieran ver a toreros distintos en los carteles de nuestras plazas, para como en el caso de Bogota, adobar mejor la habitual presencia de las figuras del toreo.
Traer a Esplá a despedirse en América podría ser una buena e interesante idea
Hay un par de toreros que sería interesante considerar por lo que representan sus expresiones en el ruedo y por el momento coyuntural de sus carreras. Uno de ellos es el alicantino Luis Francisco Esplá, un torero de culto, un torero para aficionados, un torero intelectual, quizás de no mucho predicamento en Colombia pero con un fondo y una forma de entender el toreo muy particular y por ende de lo más interesante. Esplá se está marchando de los toros y pocos le pudimos ver en Colombia y nos hemos perdido de un capítulo, poco leído pero necesario, de la tauromaquia del final del siglo XX e inicios de este. Viendo como ha encajado la personalidad de José Tomás con la ciudad de Bogota en donde ha tenido acceso a diversas actividades culturales, con Esplá pudiera pasar lo mismo, su intelectualidad puede encajar con la ciudad y con la afición capitalina y si suena la flauta pudiésemos ver alguna lección de cómo se lidia un toro, de formas antiguas y de pinturería, características estas inherentes al alicantino, no se podrá esperar una faena de esas de cien pases, que inician con cambiado por la espalda y terminan en el habitual arrimón que tanto gustan al público en general, no, podremos apreciar más bien como colocar un toro al caballo, como se le encuentran los terrenos adecuados al toro para su lidia, como el tercio de banderillas no solo es el embroque espectacular sino el juego geométrico de los terrenos y las distancias, luego si algún muletazo poderoso o algún recorte del que solo da cuenta el Cossío. Cosas distintas.
El otro caso que pudiera tenerse en cuenta es el de Julio Aparicio, este torero está volviendo a ser y es de los pocos, con Morante, que tienen el don del arte en sus muñecas, quizás no en sus tobillos, pero si él lo quiere y un toro lo permite es hoy de los pocos que puede destapar el tarro de las esencias. Y este nombre surge porque veo difícil el retorno a Bogotá del hoy gran exponente del arte en los ruedos, Morante de la Puebla, remozado y repotenciado tras su paso por Sevilla. Por su actuación en la temporada pasada, gran cantidad de aficionados no lo recibirían bien y no se si a él le quedarían ganas de volver a Bogotá, se que algún día tendrán que encontrarse su arte y el sentimiento aparentemente escondido de la afición capitalina. Por eso propongo a Aparicio, que claro, también es una moneda al aire, pero si llega a caer cara, nos podemos llevar el gordo para nuestra retinas pero si sale cruz, puede haber también un lío gordo. Pero también es algo distinto.
Este para de ideas o de nombres, surgen por la necesidad de ver cosas diferentes, de, cómo digo al inicio, condimentar la presencia de las figuras con toreros que hablen otro tipo de lenguajes artísticos, pensando de manera práctica por su antigüedad le pueden abrir cartel a cualquiera que así lo prefiera. También, como no, en la línea lidiadora de Esplá podría pensarse en “El Fundi”, podría ser para estar ante los Mondoñedos, al lado de Uceda Leal y porque no con Luis Bolívar, todos tres, toreros que lucen mejor ante toros encastados.
Bueno, son un par ideas, quería expresarlas, no se si tengan eco, pero no quería guardármelas.