Muy pocas cosas en la vida pueden ser tan impactantes, tan devastadoras, como la pérdida de un ser querido. La más reciente lección que me ha dado la vida, fue la pérdida irreparable de la mamá del matador Guillermo Martínez… doña Enriqueta Campos Rivera.
Hacía 6 años que el cáncer había comenzado aparecer en su cuerpo, y su lucha desde entonces, fue un ejemplo de entereza, de no dejarse vencer, sí… un ejemplo de vida.
Lucha que pude conocer, y en la que entendí la grandeza del ser humano que habita en Guillermo.
Un ser humano excepcional, que teniendo que cumplir con su otro gran amor… la incontenible pasión que le inunda como torero, no le impedía estar siempre al pendiente de lo que necesitara su madre. No importando, incluso, lo lejos que estuviera.
Por lo menos había una palabra de cariño, de aliento… de amor.
El pasado lunes 15 de marzo la adversidad hizo presa de doña Enriqueta, el cáncer la invadió y todo… todo acabó.
Me queda muy claro su férrea lucha de no dejarse vencer como un inobjetable ejemplo a seguir en todos los órdenes de la vida; me queda claro el inconmensurable amor que le profesa su hijo, quien estoy seguro hubiera dado hasta la vida misma por ver a su madre liberada de tan terrible enfermedad.
No obstante, también queda indudablemente... el deber cumplido.
El haber estado ahí demostrando con una verdad absoluta lo que muchos dicen dar, y allí era irrebatible realidad de veneración, de respeto y de dignidad.
El espíritu de doña Enriqueta ha trascendido al Universo para continuar con su esencia evolucionando, y ha dejado a un Guillermo más fortalecido, en sus principios y en su vida misma.
Y en estos momentos en los que el dolor le avasalla, sin duda creo, que está ahí el ejemplo de lo que un ser humano ha hecho por lo más preciado que Dios le dio… su madre.
El ejemplo de lucha, de fortaleza, de grandeza espiritual, eso… eso no sólo ha legado doña Enriqueta a Guillermo, sino a muchos más que tuvimos la oportunidad de conocerle, y de gozar de su confianza y amistad.
Descanse en paz doña Enriqueta Campos Rivera de Martínez, excepcional ser humano.