El pasado martes 26 de octubre se reunieron empresarios y toreros de “Alta Alcurnia” en España, para determinar que el toreo pase a ser CULTURA. Hasta allí bien. Todos queremos que la fiesta se determine por parámetros de CULTURA.
Pero… comienzan a configurarse y a desgranarse algunas inquietudes; ¿se detuvieron a pensar y a discutir los señores empresarios y toreros de “Alta Alcurnia” sobre el aficionado medio, que con esfuerzo sostiene el espectáculo, que gusta del espectáculo, que cuando puede, goza y disfruta del espectáculo pero cuando no, se tiene que limitar a escuchar los comentarios radiales y ver los artículos de prensa sobre lo que sucedió en el festejo por imposibilidad económica de poder asistir?
¿Se detuvieron a hacer un análisis sobre porqué las plazas cada vez se ven mas vacías y los aficionados no acuden a ellas?
¿Acaso la CULTURA como expresión de la humanidad en diferentes géneros artísticos y facetas no es universal, así la fiesta de los toros sea para unos pocos y cada vez mas pocos por efectos de los altos costos de la misma?
¿Hubo alguna reflexión sobre las exageradas llegando a descomunales pretensiones económicas que cobran las “Figuras” por su actuación en una tarde?
¿Se habló de un consenso empresa – torero para disminuir honorarios y así mismo bajar costo de entradas al espectáculo con el fin de que el aficionado medio, pueda nuevamente asistir a una plaza de toros?
¿Hubo tiempo para debatir sobre el tema ganadero que igualmente afecta con sus pretensiones económicas a la fiesta, estigmatizándose ahora como “GANADUROS” y no como GANADEROS?
¿Hablaron sobre los inconvenientes, obstáculos, reticencias y caprichos que generan los apoderados cuando tienen que cerrar una negociación para la presentación de su torero en determinada plaza, exigiendo alternantes, ganaderías, dinero y fechas?
Pues bien. Estos y muchos interrogantes mas, debiesen plantearse y resolverse en reuniones y foros abiertos donde acudan empresarios, toreros, ganaderos, apoderados y aficionados en las que se asuman posturas flexibles, tolerantes y justas de cada uno, en aras de salvar verdaderamente la fiesta para que el aficionado medio con recursos económicos no muy altos, pueda volver de manera favorable a participar de una CULTURA sin estratificaciones que hasta ahora viene siendo clasista ciento por ciento.