« La gloria solamente viene a los que la han siempre soñado », de esta gloria ; Marc Serrano sueña desde pequeño.
(Así escribe María, así la van a leer y conocer ustedes hoy. Merece la pena observar la poesía que emana de esta mezcla de letras y palabras. Pero se entiende, se palpa, se siente, te llega el mensaje. No hemos querido corregir para "empeorar" cuanto dice. Seguro que nos lo agradecerán).
Miralo, tiene seis años, por una tarde ardiente, no solta la mano de su madre, al rededor del anfiteatro de Nimes todo el mundo se atropella.
Desde un momento, antes el sexto toro, van a desechar los cerrojos de la verjas erizadas de picas, y asi permitir a los aficionados sin dinero de entrar en el antiguo circo.
Es el, quien sube las marchas de piedras. En el ruedo, hombres vestido de luces y de auro, Marc no peude destacar su mirada de la fiera que sale en medio del tumulto y que se enrolla sin sofrenada en los plieges del capote.
Es una harmonia lenta y suave, inesperada que corta con el ritmo sofrenado, el brote, la turbulencia del encierro a donde su abuelo lo lleve alguna vez.
Un abuelo torilero, el unico aficionado de la familia, quien, tan cerac, abritado de tras la talanqueras, puede ver a los toreros cerrar los ojos y crispar los maxilares.
Y de repente, otra puerte se abre en su corazon de niño, abierta como un pozo sin fondo. De alli va a salir la fiera la mas feroz, la cual de la mañana hasta la noche viene a titilar tu memoria y tus entreñas : el aficion, el aficion a los toros.
Un cuerno negro que te empala el alma de la madrugada a la tarde que muere, que te lleva por siempre al otro lado de una puerta que una simple frase ha bastado dejar abierta : quiero ser torero ! ».
Esa frase la murmura, incantacion trastonadas que transforma un niñito en un combatante, al principio la susurra antes gritarla fuerte a su madre.
Una decision que ella echa con un gesto de la mano. Sueño de niño, todo eso pasara !
Pero ese sueño inquietante y testarudo no cede facilmente. La madre puede negociar algunos años de tregua “por tus 12 años podras ir a la escuela taurina”, y llegan esos inexorables 12 años, ya son las 12 velas en el pastel, y Marc no ha borrado su deseo loco, solamente lo ha amansado.
La escuela de Nîmes, los gestos cien veces repetidos, el brazo asi, palma al cielo, buscando la emocion, arabesco eternal de toros improbables.
Torear, torear todavia hasta ese dia del año 2000, brindando a su madre el toro de su alternativa.
Pero la euphoria de la celebracion viene alplastarse a la pared alta de las empresas. Estancamiento de la espera, indecente mendicidas de contractos que no vienen, dudos.
El, quiere llevar al cabo su suño, si tenia que renacer seria todavia torero. La cornada del silencio y del olvido es mas peligrosa que la de un toro manso. Te levanta por la noche de cepadilla y en esos momentos no hay un cirujano para darte una fecha exacta para torear de nuevo.
La gana de torear te oprime el vientre como una amante lasciva quien se nega a ti. A una pesadilla despierta prefiere el soñar a un paseillo ideal :
En Nimes, toros de Juan Pedro Domecq, Rincon y Richard Millan al cartel, Richard quien le ha pagado su primer traje de luz.
Torear, los ojos hasta las estrellas, el hambre d’un sueño hasta siempre.
