Ganaremos en tranquilidad en las calles aunque es seguro que nos arruinamos antes. Nos evitaremos el tener que aguantar las algaradas, las manifestaciones y el cinismo de quienes, con culpa proporcional mucho mayor que los actuales gobernantes, se pongan como se pongan sus alborotadores partidarios, nos saquearon las perras.
Una y otra vez nos muestran sus cartas, su encendido fanatismo. No quieren, no aceptan, que otros muchos ciudadanos, la mayoría absoluta, les hayan dicho a los suyos en las urnas que eran muy malos en general y malísimos gestores de lo económico en lo particular.
No movieron un solo dedo mientras veían subir el paro de forma escandalosa, al tiempo que su gobierno negaba y requetenegaba que estuviéramos en crisis, permitiendo que la enfermedad fuera tocando a cada momento más órganos vitales de nuestra anatomía (economía). Tenían patente de corso ante los suyos, que son los que saben y gustan de salir a la calle a gritar y protestar con todo tipo de anti modales.
Los parados, y ahí están las cifras, la gran mayoría de ellos, fueron fruto de un gobierno de izquierdas durante ocho años mientras ellos no podían argumentar que las arcas se las encontraron vacías y estos tontos de ahora, que se las encuentran en quiebra, tienen que aguantar tanta bronca. Las broncas, desde que tengo uso de razón, siempre las montan unos, pero siempre es a los otros.
Desde que conozco el país en el que nací en 1948, los pantanos estaban hechos, la seguridad social existía, las pensiones las cobraban los jubilados, las pagas de julio y Navidad se pagaban y no se suprimía ninguna y no había que inventar el cheque bebé durante solo unos poquitos de años, pues estaba establecido que en cuanto nacía un niño sus padres recibían un dinero. Todo esto ya existía antes de que llegaran los que prometían un mundo mejor… para ellos. De lo más reciente, en mi memoria solo queda como el logro más sonado la boda de homosexuales. Ninguna nostalgia tengo de Franco, al que nunca elegí, ni hubiera elegido en las urnas, pero todo lo dicho es cierto que estaba antes de la democracia. Y eso es, precisamente, lo que cuando nos lo quitan debemos recordar, quitan en democracia lo que heredaron ya montado de antes.
Lo único que de verdad se ha mejorado, visible y sufrible, es el número de políticos que viven del dinero de todos. Sanguijuelas que no paran de chupar y que son los que han arruinado la caja. El mundo de las autonomías se ha convertido, ahí están las pruebas, en el mundo del derroche en todo tipo de gilipolleces, tales que hay que llamarlas autonosuyas. Se las quieren quedar para siempre, pero siempre que el dinero se lo pongamos nosotros.
Con la izquierda vivíamos mejor, o así al menos nos lo hacían creer. Se creaban más parados que ahora pero no había a quien echarle la culpa. Ya sabemos que la derecha y sus votantes como mucho van… a misa y los que ahí van no gritan ni tiran piedras a la policía. Un círculo vicioso: si gobiernan ellos se vacían las arcas pero no hay líos en las calles y si no gobiernan convierten Madrid en un infierno. Esa es la rueda, que siempre rueda y rueda en el mismo sentido.
Quizá, sobre todo para quienes viven en Madrid, sea planteable, más que para otros, esa opción de que la izquierda lo gobierne todo, desde la nación a la alcaldía, en evitación de atascos y broncas a diario aunque se padezcan otros males con menos ruido. Aunque lo mismo es precisamente por eso por lo que en Madrid se vota mayoritariamente a la derecha. Será por eso.
