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Cada vez más, los medios sociales parecen especializarse en buscar ayuda para animalitos encontrados vagando por las calles o mal tratados.
Con loable empeño, se buscan “casas de adopción” para estos pobres seres abandonados y que quede claro, consideramos que es una hermosa labor pero; no podemos dejar de cuestionarnos: ¿porqué no se encuentra la misma cantidad de anuncios de ayuda para ancianos solitarios, niños maltratados, mujeres ultrajadas?
Es deprimente pero, en algún lugar del mundo, en nombre de una “fe”, se asesina más de cien niños en una escuela y…, los que protestan y se angustian, son pocos. O al menos no se han visto fotografías de protestantes desnudos y ensangrentados, reclamando por la muerte de todos esos niños.
Los rinocerontes blancos han llegado a reducirse al estrambótico número de cinco, bueno de hecho ahora mismo, cuatro porque uno acaba de morir y ¿cuántos ecologistas, “verdes” o cómo quieran llamarse; han salido a una plaza pública a mostrar su agonía, desnudos y pintados?
La civilización parecería estarnos llevando a la deshumanización del hombre. Hoy por hoy, se da más importancia a un perro abandonado que, a un niño maltratado y eso, ¡francamente carece del más mínimo sentido de lógica, por no hablar del de humanidad.
El ser humano es el único animal pensante de la creación y esto lo volvió el regidor de este planeta azul, que ha cometido millón de errores que, en lo ambiental, comenzamos a pagar ahora; es un hecho irrefutable. Como lo es el que, ningún otro animal tiene la capacidad intelectual de dirigir los destinos del planeta.
En los inicios de la civilización, el hombre cazador-recolector, convivió con el entorno natural sin abusar pero; conforme el ser humano se civilizaba fue perdiendo el contacto con el entorno, se fue enclaustrando primero en poblados, luego en ciudades y alejándose del campo, del contacto diario con el mundo animal y natural.
Ese alejamiento, con el paso de los siglos, le llevó a ver, tratar y entender el mundo animal desde una perspectiva lejana, desprendida y absolutamente desconocedora de la naturaleza. Esto quizá se deba a que muchos jóvenes y adultos de reciente cosecha; no han visto huevos más que en cubetas, para ellos la leche solo viene en envases, el cerdo es jamón, el cordero alimento y la vaca, la proveedora de carne y leche y piel.
Solo eso podría explicar cómo, movimientos creados para preservar y ayudar a los animales y sus entornos, sean tan absolutamente ignorantes de la realidad.
Estos “animalistas” parecen no recordar que, mucho de aquello que les alimenta y viste; viene del mundo animal: las deliciosas hamburguesas, los “hotdogs”, el pescado al horno, el pollo horneado; para mencionar algunos, vienen todos de animales que y por si los “conservacionistas” lo han olvidado, han pasado por el matadero antes de llegar a nuestras mesas.
Los bolsos, los calzados de piel, los cinturones, el cuero que cubre los asientos de los vehículos de lujo; las pieles que nos protegen en invierno, todos vienen de animales que murieron para servir al hombre.
Se acercan ya las fechas navideñas y no podemos dejar de pensar que, al contrario de lo que podrían parecer, son fechas muy tristes.
¿Cómo sentirán la navidad los miles de refugiados del mundo?, ¿cómo la sentirán aquellos que han perdido, familia, hogar, patria e identidad en aras de una “religión” y por pertenecer a otra?
¿Cómo festejarán estas navidades los niños que viven en orfanatos, sin calor de familia, sin calor de hogar, sin adornos, luces o cánticos navideños, sin el beso amoroso de una madre, sin la sonrisa cálida de un padre?
¿Cómo celebrarán las navidades esos miles de ancianos que deambulan por las calles del mundo, pasando frío, hambre y soledad; alejados de aquellos por los que dieron su juventud y madurez?
¿Cómo podrán sentir espíritu navideño esas mujeres que sufren malos tratos, vejaciones, golpes?
¿No será hora de que todos los “verdes”, animalistas, conservacionistas y demás; se olviden un poco de lograr cinco minutos de gloria y dediquen sus esfuerzos a todo ese inmenso conglomerado de seres humanos en desgracia, al menos por ser Navidad?
Seguramente no aparecerán en los periódicos, no tendrán los cinco minutos de gloria que tanto les gusta, pero; sentirán en sus corazones una satisfacción inmensa, profunda; la del dar.
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