S.I.15.- Llegábamos hoy al primer festejo de rejones. Sí, esos en los que cambian casi por completo los asistentes de la semana previa. Pero, al menos hoy, han habido matices que de igual modo hubieran valorado los ausentes.

Quizá ese matiz pueda parecer baladí, pero no lo es. Hoy en la plaza de Las Ventas ha existido emoción, toros, toreo y, por supuesto, orejas. No son lo de menos las orejas, pues sin ellas no se puede traspasar el umbral de la Puerta Grande, pero al margen de ellas se ha disfrutado, aplaudido y vibrado con lo visto en la arena venteña. Para avalar lo que antecede, se puede afirmar que lo mejor de la tarde se ha visto en la lidia del toro en el que no se ha otorgado trofeo alguno.

Eso sucedió en el segundo de la tarde con Diego Ventura y sus caballos encargados de dar muerte al toro de El Capea. Hagamos un inciso, justo aquí, para decir que los toros que hoy han sido lidiados, pertenecientes los seis a la familia Capea, han sido corresponsables del éxito de sus matadores. Un buen encierro el echado por el matrimonio de Carmen y Pedro para festejo de rejones.

'Sueño' un caballo que es su propio nombre: Un sueño

Retomemos ese segundo turno donde se produjo el sueño de ver torear a un caballo llamado Sueño. Todo un prodigio este nuevo equino en la cuadra del sevillano. No hay palabras, al menos yo no las tengo, para definir cuanto de bien hicieron caballo y caballero, enloqueciendo la plaza. Y si todo era un sueño, se despertó de él con un fallo, un fallo garrafal. El rejón de muerte, al que llaman el definitivo, se fue bajo, muy bajo, y trasero. El propio Diego sintió el fallo como lo sintieron todos en los tendidos. En las manos y sentires de los espectadores estaban ya los pañuelos como para pedir hasta el rabo. El sueño y el fallo se dieron un maldito abrazo que acabó con los deseos de todos.

Llegó el quinto, siguiente turno de Ventura, y el toro, ahora de la esposa del Capea, mansea más de la cuenta. El jinete hace lo indecible por sacarle de su querencia y se supone que no va a ser posible el tapar en este el fallo del otro. Pero Diego está enrazado y pone toda la carne en el asador. Ahora es Nazarí el caballo que resiste las embestidas y las cornadas del manso, quien a regañadientes persigue al caballo, de ese reto salen triunfado caballero y equino. Pero faltaba algo para redondear y aparece Milagro, sí ¡milagro!, eso hacia falta y pone la guinda en el pastel de la actuación del sevillano. Con Remate esta vez no falla con el definitivo, dos orejas… y petición de rabo. La gente tenía entre ceja y ceja esa petición como compensación a la grande tarde del sevillano. No hay rabo, pero en la memoria quedará la actuación de esta tarde.

Sergio Galán y Leonardo Hernández obtuvieron una oreja de cada uno de sus toros. Sin necesidad de milagro alguno sus actuaciones fueron aplaudidas y reconocidas por los espectadores y con ello hubo apoteosis final con la terna a hombros. Quizá más fácil que se de en corridas de rejones, pero tampoco tan habitual estas salidas completas.

Un Sueño, un fallo y, al final, Milagro. Y cosas para no olvidar, incluso para los no aficionados, o menos entendidos en el arte del rejoneo.

Foto: Muriel Feiner