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La Fiesta Brava en Quito, en este momento; ¡pende de un hilo!.
Los nefastos “Diablumas” que; supuestamente defienden a los animales pero, que no tienen empacho en declarar públicamente haber provocado abortos; siguen insistiendo en eliminarla del panorama quiteño.
Aún esperamos que, el actual Alcalde tenga lo que se requiere, para plantarse a esa “fuerza de choque” del gobierno central y no dé paso a ese, clarísimo atentado a las tradiciones y cultura de la capital de los ecuatorianos.
Aún confiamos en que el burgomaestre tenga la entereza de defender el derecho al trabajo, garantizado en la Constitución y despreciado por el Gobierno; aún aspiramos a que recuerde que, Quito; también es esa afición a la Fiesta Brava que, se afincó en la ciudad, precisamente en la Plaza Grande, donde hoy; ejerce su alcaldía.
Con tantos “trasnochados” odiadores de todo lo que huela a español, (aún cuando se expresan en castellano y tienen nombres y apellidos de ese mismo origen), lo que menos necesita la Fiesta es, ¡tener “el diablo tras la cruz”!.
Y es que en un país tan pequeño como Ecuador, con tan poca actividad taurina, ¡hay dos Asociaciones de matadores y subalternos!
Sin duda es un desatino absoluto, algo que tiene que ser superado. Llegó el momento de pensar en la Fiesta, dejar de lado ambiciones y objetivos personales y pensar en lo que esta fiesta, hoy por hoy; agónica en Quito, necesita.
El sábado pasado en Machachi, pudimos ver en acción (más bien, en in-acción) a las cuadrillas de una de las facciones en disputa, la de más reciente creación.
Salvo “El Patatas” y Sanmiguel Torres; todos los demás fueron francamente, desastrosos. Al margen de los mencionados, no se vio un solo par de banderillas que valiera algo, ni en ejecución, ni mucho menos; en colocación. De lidiar, saben poco o, tristemente nada. Algún picador mostró evidente sordera a las órdenes que le daba el matador para el cual, cumplía la labor.
Como expresamos la semana pasada, la Fiesta Brava es un asunto muy, pero que muy serio y más en un país donde, hay ilusión pero, más desconocimiento que afición.
La gente que se presenta en una plaza de toros, en Ecuador; sabe poco o nada y es obligación de todos los componentes de la Fiesta, el educar ese público; sin importar si hablamos de una placita portátil o de cualquier plaza.
El que los pocos subalternos buenos que existen en el país, estén divididos en dos fracciones es, sin más; tener “el diablo tras la cruz”.
Ya es hora de que los dos bandos comprendan que la única que pagará con esa absurda división es la fiesta, de por sí, tan maltratada ya, por los politiqueros de tres al cuarto que mandan en el país. Lo que menos necesita, es esa infantil división de ese grupo de hombres de plata, tan indispensables para el buen resultado de una corrida de toros.
Hemos hablado con los dos lados y, tristemente; consideramos que ninguno será capaz de ceder ante el otro por lo que, creemos y así se lo hemos expresado a todos; que lo mejor será que dejen el manejo de una UNICA asociación de toreros, banderilleros y picadores en manos de un aficionado imparcial, que la maneje como una empresa y tenga la serenidad de no permitir que la balanza se incline a ningún lado.
¡Medítenlo señores! Esta fiesta que tanto amamos necesita de su generosidad, de su pasión por la fiesta para que dejen de lado intereses particulares, sean de la calidad que sean y pongan todo en manos ajenas para que, no se vuelva a ver espectáculos tan deplorables como los que dieron la gran mayoría de los subalternos en Machachi.
¡A ver que nos depara hoy Riobamba, ya lo contaremos!
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