Las plazas de América se están constituyendo en escenarios de triunfo fácil para los toreros que vienen del viejo continente y por consiguiente para los locales.
No estamos en capacidad, faltaría más, de hacer juicio de responsabilidades pero lo que si es cierto es que el criador vende lo que le compre el empresario, aupado o exigido por el apoderado que a la vez recibe la recomendación de su poderdante.
Recientemente México fue objeto de críticas por el ganado que se presentó en el famoso mano a mano entre José Tomás y Joselito Adame con ejemplares inadmisibles que saltaron al albero de la Monumental.
El escandalo se genera ahora con la impresentable e indigna corrida del hierro de Los Ramírez que lidiaron el lunes 8 de febrero Enrique Ponce, Alejandro Talavante y El Califa de Aragua en la que se indultaron dos auténticos becerros que si bien es cierto tuvieron nobleza, también es cierto que carecieron del trapío necesario para ser lidiados como toros. Ufanados por el despropósito se declararon triunfadores de la feria del sol 2016.
Tal como sucedió en México, la Monumental Román Eduardo Sandía de Mérida - Venezuela presentó el lleno de No hay Billetes para ver el triunfo fácil y vergonzoso de tres toreros, dos de ellos con un palmarés más que reconocido en el orbe taurino europeo.
Pareciera que los escrúpulos ganaderos, empresariales y artísticos de los toreros están muy por debajo de los esfuerzos que hacen los aficionados para adquirir un boleto costoso que contribuye a engrosar las arcas económicas de los protagonistas.
A pesar de las exigencias de los toreros foráneos, en Colombia se trata de presentar en la mayoría de cosos, corridas con edad, peso y trapío reglamentarios.
Es preocupante la situación tanto en México como en Venezuela sin apartarnos de Ecuador y Perú con la presentación de las corridas de toros, incluso las importadas recientemente para la feria de Acho en Lima en donde fueron entre otras cuestionadas la de Miura por la falta de trapío de algunos de sus ejemplares.
El reclamo justo de los aficionados es el de tener como mínimo el escrúpulo de la presentación de los astados; que sean dignos de saltar a una plaza con todas sus características de toro bravo para ser lidiados por toreros profesionales y algunos con el título de Figuras.
Ya está bueno con la falta de casta en la cabaña brava americana, para tener que cargar también con la falta de trapío y buena presentación de los ejemplares que se van a lidiar en ferias de reconocido renombre.
Con el debido respeto: Señores ganaderos, no vendan ejemplares que no reúnan las normas, calidades y parámetros mínimos para acudir a una plaza de toros.
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