Un sujeto de apellido Hirales habló el viernes pasado en contra de la fiesta de los toros, en su perorata mencionó, una sarta de tonterías que bien merece la pena mencionar.
Vale decir que a dos diputados de la ciudad de México: Citlali Hernández, conocida por solapar asesinos de menores, y Dario Carrasco, no les gusta la tauromaquia. Como si el extinto Distrito Federal no tuviera problemas más importantes que los caprichos de dos desqueacerados los mencionados legisladores convocaron a que se dieran punto de vista del tema de tauromaquia.
Existe un video en Facebook en que el señor Hirales, demostró que la ignorancia es atrevida. Sin recato y sin miedo, Hirales, quien se dice tiene maestría en filosofía y es jurista, se echó al agua.
En 80 segundos, probablemente batiendo récord de decir mentiras por minuto, soltó que: “la tauromaquia es una cruza artificial de especies. Que es un símbolo antidemocrático, que nace como un principio de los monarcas españoles para usar a los peones como entretenimiento en los rejoneos y fincar siempre una diferencia clasista entre la monarquía y los que no lo son: sus sirvientes, sus esclavos".
También que, ”la primera corrida de toros se dio precisamente con Felipe II uno de los más sangrientos reyes de España, que la tauromaquia es analfabetismo, falta de cultura y falta de información. Que la ganadería es la principal causa de destrucción de ecosistemas”.
¡Bendita ignorancia!
¡No! A la actitud de dictadores y tiranos Los diputados mencionados ya desistieron de la lucha, recibieron órdenes “de arriba”, al parecer no fue tan importante su urgencia, de momento sólo alborotaron.
Provoca coraje que funcionarios públicos quieran prohibir la fiesta de los toros.
Un punto es que tengan actitud de tiranos y quieran prohibir simplemente porque no lo entienden. México es un país que sigue progresado en pluralidad, es increíble que haya dictadores listos a prohibir. Ya debería entrarles en la cabezota esta frase: ¡prohibido prohibir!
Otro punto es la pobreza en que vive el país, lo escaso de trabajo para los mexicanos, por tal motivo un sinnúmero de paisanos tiene que dejar a su familia, su tierra, todo para irse al extranjero. Si se prohibiera la fiesta de los toros cuántas fuentes de trabajo se perderían.
No sólo dejan de percibir dinero toreros, ganaderos y empresarios. Quién les va a dar trabajo a los taquilleros, boleteros, transportistas de toros, cojineros, torileros, monosabios, músicos, vendedores de cerveza y refrescos. El gobierno les dará algún subsidio a los artesanos que se colocan afuera de las plazas para vender cabecitas de toros, casaquillas, capotitos, carteles, pinturas, toritos de peluche; alimentos dulces.
¿Caporales y veterinarios, serán contratados por los legisladores?
Quién suplirá el dinero cuando dejen de percibir ingresos los que venden alimentos, medicina, vitaminas para el ganado.
Habrán pensado los prohibidores algo factible para todo el ganado bravo que está vivo, o querrán que los dejen abandonados como sucedió con los animales que estaban en los circos.
Francamente no creo que los legisladores vean más allá de sus narices, porque sus objetivos nada tienes que ver con defender a los animales, las causas son totalmente políticas.
Evidentemente los taurinos deben estar preparados porque en cualquier momento van a requerirse argumentos de debate a favor de la tauromaquia. Ojalá los aficionados que expongan, sepan de qué hablan y no peguen un sonoro petardo basando sus explicaciones en mentiras como el tal señor Hirales.
Taurinos prepárense no sea que luego de escucharlos hablar alguien les diga: bendita ignorancia.
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