Entre 1998 y 2000 el señor Enrique Peñalosa Londoño fue alcalde de la capital de la República y en aquella oportunidad era simpatizante y adepto a la actividad taurina. Rodeado de personajes de la fiesta, incluso condecoró al gerente de LA CORPORACION TAURINA DE BOGOTA Dr. Felipe Negret Mosquera quien demostró durante el tiempo que estuvo al frente de la organización de las corridas de toros en Bogotá, su idoneidad, capacidad y conocimiento del tema taurino.
16 años después Peñalosa vuelve al solio del Palacio Liévano a ocupar nuevamente el segundo cargo más importante de Colombia y el chip ahora le cambió olvidándose de problemas de gravísimo tenor para enfrascarse, encarnizarse y ensimismarse con la actividad taurina, proponiendo incluso un proyecto de ley para la erradicación total de la fiesta brava en Colombia.
¿Que animó a Peñalosa acercarse tanto al estamento taurino en su primera administración y 16 años después, alejarse de manera aparentemente tácita pero demostrando explícitamente su animadversión a la actividad señalada?
Penalosa con grupo de taurinos encabezados por Felipe Negret No cabe duda que los elementos son esencialmente políticos. En su primera administración militaba en el partido liberal; ahora pertenece al partido verde.
En su discurso de victoria dejó escapar las siguientes frases indicando como iba a ser su gobierno: “será de todos, sin exclusión de nadie, todos serán bienvenidos a este gran proyecto, vamos a trabajar sin odios”. Más adelante expresó: “Vamos a ser ambiciosos, vamos a dejar atrás la desesperanza, vamos a recuperar la autoestima, vamos a hacer una Bogotá a la altura de nuestros sueños más ambiciosos, una Bogotá de la que estemos orgullosos frente a Colombia y el mundo”.
Pues bien; el 32 o 33% de los electores del actual Alcalde Mayor de Bogotá y el 100% de los ciudadanos bogotanos, están en el más absoluto abandono, con desesperanza y baja autoestima esperando las promesas sensibleras con las que se hizo elegir y que hoy son una autentica mentira.
La solución a los problemas de mayor envergadura en la ciudad, no se nota. Basuras, movilidad, seguridad, salud, educación y tantos otros flagelos, no se les presta la debida atención pero eso sí se hacen triquiñuelas para retrasar y entorpecer la entrega de LA PLAZA DE TOROS DE SANTAMARIA que deja réditos a la administración y crea fuentes laborales directas e indirectas con su temporada taurina. El problema prioritario del Alcalde pareciese, es acabar con las corridas de toros.
Quiérase o no señor Peñalosa, mientras haya aficionados y las plazas de toros registren entradas con llenos en sus tendidos, la actividad taurina no va a desaparecer más cuando se tiene protegida mediante la ley de la República número 916 de 2004 y avalada por numerosas sentencias favorables emanadas de LA HONORABLE CORTE CONSTITUCIONAL.
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