Satisface y celebro la actuación en festejos taurinos de alumnos de las Escuelas Taurinas Andinas Venezolanas, sean de la César Faraco de San Cristóbal, Estado Táchira; de la Humberto Alvarez de Mérida y de la Academia Taurina de Tovar en el Estado Mérida, porque al menos, en medio de la crisis que vive actualmente la Fiesta Brava en Venezuela, de las pocas oportunidades que tienen de gozar de la benevolencia de un ganadero, tienen la oportunidad de desahogar los conocimientos del arte del toreo que han asimilado de sus Instructores, de verle la cara a una vaquilla o novillo, mostrar y corregir maneras, llevarse hasta un arreón, aprender a cruzarse ante ellos.

No obstante, algunos se aprovechan de estas circunstancias puntuales para dar rienda suelta a actitudes que van mucho más allá de la afición y pasión taurina, en la que prevalece el ego personal, lo que resulta irrelevante, irrespeta, desmerece la Fiesta Brava.

En honor a la verdad, tales actitudes son irrelevantes. Ni en broma deben ser apoyadas, avaladas por Autoridades Taurinas, las más indicadas para hacer respetar la esencia de lo taurino porque la Fiesta Brava no es un juego y punto en boca.