S.I.17.- Una tarde para cerrar la feria y para cerrar el quiosco de este Especial San Isidro 2017 que les hemos ofrecido.

Una tarde de Miura sin miuras, una tarde de Dávila Miura sin miuras, una tarde de aficionados sin miuras, una tarde que no engrandecerá la historia de esta ganadería. Pura basura lo que hemos visto en la legendaria ganadería.

Dos ovaciones dirán las reseñas y será verdad pero habrá de matizarse. Con Miura una, con Dávila Miura la otra, pero sin toro de miura. Y es que el torero sevillano se acarteló en este San Isidro para conmemorar el 175 aniversario de la fundación de la ganadería de su familia y, a la postre, mató dos sobreros de sangre Domecq. Ver para creer.

Además, por si fuera poco, se puede decir que miuras, esos toros que se conocen como tales a distancia, hoy solo hemos visto animales blandos, sin fuerzas, sin vida, sin alma, y casi sin peligro. Esto último no lo podrá decir Rafaelillo que se ha llevado dos puntazos traicioneros, pero en conjunto es la realidad.

Rafaelillo se desplanta con el de Miura tras haber sido prendido

El torero murciano ha estado dispuesto a dejar su sello de experto en miuras, pero se ha encontrado con un primero que era más blando que el mazapán sin alma y claro lo que ha hecho no ha llegado al público. Arrebatado salió a por su segundo y se lució con el capote en el recibo, primero con un farol rodillas en tierra y después veroniqueando genuflexo y hasta con las dos rodillas en la arena. Emotivo recibimiento. En la muleta dispuesto pero con las pocas opciones que le ofreció el toro y, finalmente lesionado, ha sido ovacionado por su entrega y pundonor.

Dávila Miura ha tenido que sufrir las dos devoluciones de los inválidos que le tocaron en suerte (hubo más pero no los echó el presidente). Agravio familiar que hubo de soportar, con la ventaja de encontrar colaboración sobre todo con el de El Ventorrillo, al que por momentos le toreó bien por ambos lados. La ovación le debió saber a gloria tras tanta pena sobrevenida con los toros de la casa.

Rubén Pinar debutaba, o eso es lo que iba a hacer, con los de Miura. Sinceramente creemos que no debería ni contar en su historial. No ha podido hacer nada con lo que ha dispuesto, nulos o mulos, como se quiera.

Los miuras no han sido miuras ni por comportamiento, ni por fuerzas, ni por presencia. Ahí los hermanos Eduardo y Antonio tendrían que decirnos que entienden por el trapío para Madrid. De no haber llevado su hierro no les dejan pasar de Manuel Becerra, no hubieran llegado a Las Ventas en conjunto.

A partir de mañana ya no sabremos qué hacer, pero la vida y la temporada sigue y las corridas especiales del próximo fin de semana será el motivo para volver a la plaza. Pero ya no será igual, San Isidro se acabó.

Foto: Plaza 1