Algunos me recriminan de que en medio de la crisis coyuntural socio económica política que se vive en este país, tengo la osadía y me atrevo a escribir de toros, cuando las condiciones no están dadas para ello, que lo menos que se piensa y habla, es de la Fiesta Brava, a lo que he replicado por nada ni por nadie, ni por política, dejaré de hacerlo.

Ni en cualquier nefasta circunstancia de la vida, dejaré de hablar y escribir de toros, duela a quien le duela, nadie tiene que decirme que debo hacer, los que lo hacían, mis padres, en la gloria del Señor están y me tiene sin cuidado los que me critican, quizás ellos con su accionar anárquico violento represivo, venga de donde venga, pretenden que el pueblo olvide su idiosincrasia, modo de caminar, vivir, convivir, disfrutar, de su quehacer cotidiano, tradiciones, costumbres, fiestas patronales en la que lo taurino es su esencia, bien equivocados están, tal cual borregos de la diatriba política que impera en el país y al que le caiga el guante que se lo plante.

Bien clarísimo estoy, que en estos momentos, en el río político revuelto que corre por toda Venezuela, las cosas no son del todo fáciles, lo taurino está cuesta arriba pero ello no implica que deba desecharse, olvidarlo y reitero, ni por política, por nada ni por nadie, como aficionado que soy, en las buenas y en las malas, dejaré de hablar, escribir, impulsar, enaltecer, luchar, defender nuestra Fiesta Brava y punto.