Está por terminar el año 2017 y, el balance que haremos todos los taurinos, seguramente, será negativo, sobre lo que ha pasado con la fiesta brava en el mundo, ya que, no solo hemos tenido que sufrir con  la muerte de varios toreros, ganaderos y aficionados al mundo del toro bravo, sino la interferencia -casi permanente- de esos “seres raros”, como yo les llamo a los antitaurinos, a los animalistas y, sobre todo, a los llamados políticos de izquierda que, según tratan de demostrar, ellos no pueden “soportar” que las corridas de toros se realicen en el planeta. Pero, para mal de males, hubo que mirar a la distancia en los últimos días, algo que nunca nos hubiéramos esperado, como fue la “independencia de Cataluña” (totalmente ilegal) que, ventajosamente, pudo ser controlado por el Gobierno español.

Si a eso añadimos lo que los ecuatorianos vivimos desde el 7 de mayo del 2011, con la malhadada consulta popular y, los problemas que, unos más otros menos, han tenido que soportar mexicanos, venezolanos y, hasta los colombianos, por lo que tuvieron que pasar en Bogotá, con uno de esos mediocres politiqueros; y, los problemas que no faltan en España y en Francia, nos preguntamos –simplemente-, ¿qué le ha hecho la fiesta brava a esos mediocres políticos de izquierda? Muchas respuestas se pueden dar a ello pero, analizando un poco más, yo creo, que son consignas de gente adinerada, que trata de hacer daño a todas las personas honestas de este planeta, y que, a su vez, tienen que recibir todo lo que estos energúmenos tratan de conseguir, aunque solo demuestran, lo cobardes que son y la poca masa gris que tienen en sus cabezas. En otras palabras, la mediocridad, campea al momento.

Cobradiezmos, un maravilloso toro bravo. Foto archivo

Ante esta situación, los taurinos que amamos la vida del toro bravo y, disfrutamos con su arte, debemos tener mucha paciencia, ya que, solo así, se podrá evitar un mayor daño al que ya han realizado estos “seres raros”. Pues, una cosa es continuar peleando por todos los medios, como lo hacemos nosotros y, otra muy distinta, caer en la provocación de quienes creen tener la razón de todo, políticamente hablando y, esperar arreglar todo lo malo que ya existe. Por lo tanto, aunque entiendo que se trata de algo que en nuestro interior quisiéramos que pronto terminara, nos vemos obligados a que es mejor esperar un poco más, para poder –con todas las fuerzas- arremeter hacia adelante, para conseguir mejores días para nuestra querida fiesta brava.

En los países americanos, creo que es un poco más fácil pues, el cambio de dirigentes políticos en algunos países del continente, está permitiendo que lleguen a los máximos puestos de poder, gente más inteligente, y que, por lo menos, así no les guste la fiesta brava, demuestren mayor respeto a sus semejantes y, con ello, mayor libertad para todos. Creo que poco a poco, podremos ir saliendo de estos malos momentos y, de esa forma, lleguemos a mejores días. Sin embargo, lo que acaba de ocurrir en España, es una señal de que los “malos”, están llegando a niveles políticos mayores, y que, salvo que se les corrija -duramente-, como se ha hecho con los catalanes, la situación puede determinar, que “la medicina es peor que la enfermedad”. Esperemos que el próximo año, sea mejor para todos, y que, al finalizar el mismo, podamos decir con satisfacción, que algo positivo se ha conseguido, y que mejores días llegarán para la mejor de las fiestas. Que Dios reparta suerte.