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LOS TOROS Y LAS SIMPLES MATEMÁTICAS |
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Los “seres raros” como suelo llamarles a los enemigos de la fiesta brava, han tratado de llegar a mi querido Ecuador, para hacerle daño y, para conseguir su desaparición. Por ello, convencieron al anterior presidente Rafael Correa y, él les dio gusto, colocando la pregunta No 8, en la malhadada consulta popular, del 7 de mayo del 2011. Con ello, lograron la desaparición de la feria taurina “Jesús del Gran Poder” que se realizó por más de cincuenta años, del 28 de noviembre al 06 de diciembre de cada año pero, en 98 de los 220 cantones del país, no lo consiguieron, ya que, pudo más la afición de sus autoridades y ciudadanos, que lo que estos “enajenados mentales” propusieron.
Sin embargo, en aquellos lugares donde no hubo suficiente afición para contrarrestarles, como ocurrió en la ciudad de Quito, lamentablemente, se consiguió la prohibición de la muerte de los astados en la arena de las plazas de toros, como establecen las normativas de los festejos taurinos a la usanza española y, como es lógico, ahora se puede mirar y disfrutar de la actuación de los toreros en los dos primeros tercios de la lidia pero, los trofeos no se los ganan con la muerte del astado, sino que, la “autoridad”, les concede premios simbólicos, con los que reciben las ovaciones de los aficionados taurinos.Cantinflas, gran artista y enorme taurino Al hablar de la fiesta brava, todos conocemos que la lidia del toro bravo, está formada por tres tercios, es decir, conformando siempre una unidad completa pues, a cualquier unidad que la dividimos en tres partes, al juntarlas, estamos hablando de la misma unidad pero, entera. En otras palabras, estamos utilizando matemáticamente hablando, y comparando a la lidia del toro bravo, con algo simple, el valor de un entero (3/3).
Con esta oportunidad, creo que es conveniente detallar someramente, cada uno de los tres tercios de la lidia del toro bravo y, con ello, poder establecer la importancia de cada uno de ellos. El primer tercio de la lidia, se realiza a caballo (el picador) y sirve para medir la bravura del animal, así como para dosificar sus fuerzas para el resto de la lidia. El picador se sirve de la puya para hacer sangrar al toro y comprobar su reacción ante el castigo. También le resta acometividad a su embestida.
El segundo tercio, o de banderillas, es uno de los momentos más espectaculares de la corrida, y se produce una vez que los picadores han abandonado el ruedo. Así como el primer tercio, tiene como finalidad el castigo y quebranto del toro, también con el objeto de evaluar su bravura. Este segundo tercio, tiende a reanimarle o alegrarle al astado, sin restarle fuerzas. Hasta mediados del siglo XVIII, se colocaban de una en una las banderillas y en cualquier momento de la lidia. Pero, desde entonces, se colocan por pares, y en tres ocasiones. El cometido de banderillear, está destinado a los subalternos (a los que también se denominan banderilleros), aunque en ocasiones, es el propio matador el que realiza la suerte.
El último tercio de la lidia, comprende la preparación del toro para la muerte. Para ello, se utiliza la muleta y el estoque. Es el tercio más trascendental e importante de la lidia, y aquel, en el que el torero, da una muestra más cumplida de su habilidad y su arte. Aunque todas las suertes del toreo, son susceptibles de ser brindadas por el diestro a alguna persona, es al comenzar la faena de este último tercio, donde la costumbre está más arraigada -amén de ser obligatorio-, el brindar la muerte del primer toro de cada espada, al presidente de la corrida.
Y, es justamente ese tercer tercio, el que estos “seres raros” –por lo menos- tratan de eliminar, ya que, si por ellos fuera, tratarían de desaparecer la fiesta brava en su integridad. En Ecuador, existe un elevado número de buenos aficionados a la mejor de las fiestas pero, tratando –seguramente- de mantener la afición en el ánimo de la mayoría de ellos, permiten y organizan festejos, sin la muerte del animal en la arena de la plaza, aunque el cachetero acaba con la vida del astado, en los corrales.
Por esa razón, se permite hacer este “teatro” de la tauromaquia, sabiendo que, por la misma razón –seguramente- los toreros aceptan venir al país, así sea para actuar, en tan solo dos de los tres tercios de la lidia verdadera. Yo, particularmente, no estoy de acuerdo con ello y, la reflexión es muy simple, como hombre de mente matemática por mi profesión como ingeniero, no puedo entender cómo, “se puede hacer un entero, sin completar los tres tercios”. Ojalá pronto, estos “seres raros” desaparezcan de la vida misma de los países taurinos como el nuestro y, tan solo, con el respeto que deben tener con los demás, todos los ciudadanos de este hermoso país, puedan vivir en una completa libertad.
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