La corrida
de Núñez del Cuvillo lidiada ayer en Madrid nos demostró lo que todos ya
sabíamos pero que, para muchos ignorantes habrá que explicárselo.
Cierto es que, Madrid se derrite con cualquier cosa, especialmente si lo
que hay en el ruedo son las figuras del toreo porque, a ver quién es el
valiente que nos explica que el mismo presidente de ayer regalando
orejas por doquier, hace unas fechas se la negara a Fortes que se
enfrentó a un toro de verdad.
Talavante estuvo bonito frente a un animalito domesticado
Nadie
negará la calidad de Manzanares, Talavante y Ferrera, hacerlo sería un
disparate. Pero sí deberíamos de ponernos en la tesitura para pensar qué
hubieran hecho otros toreros con dichos animalitos que, parecían
diseñados -lo estaban- para el goce y disfrute de las figuras. La
hipótesis siempre estará ahí, nada es más cierto. Como la pregunta
obligada: ¿Qué hubieran hecho con dichos toros Fernández Pineda, Pepe
Moral y otros muchos toreros, por no citar a Curro Díaz como artista
total del toreo? Está claro, todos hubieran salido por la puerta grande.
Pero ahora hagamos la pregunta a la inversa: ¿Qué harían las llamadas
figuras del toreo con el toro que lidian los pobres? Está clarísimo; no
habría una sola figura del toreo.
Daba
grima ver a Antonio Ferrera como enfermero en Madrid; daba la sensación
de que estaba toreando en el patio de su casa; vamos que, ni él mismo
se lo creerá. Un hombre acostumbrado a la guerra más absoluta, a
conseguir triunfos por doquier mediante la grandeza del toro y, ahora,
como por arte de magia lo ponen como figura y, no crean que desdeña,
para nada; es uno más de los que se ponen bonitos.
Talavante
no salió por la puerta grande porque falló con la espada, de lo
contrario, todavía le estarían dando vueltas por la calle Alcalá. Toreó
bonito, es cierto; pero sin la emoción del toro por bello que se haga
todo, es pura parodia. Como siempre dije, paguemos por verles torear de
salón y acabamos antes. A Manzanares le ocurrió lo mismo; son bellos
toreros pero, amigo, si el toro no tiene emoción, que ayer no la
tuvieron para nada, ¿dónde queda la grandeza del toreo como tal?
Repito
que, ser pobre siempre es una desdicha porque, como antes dije, que se
le negara la oreja a Fortes y que ayer se regalaran de aquella forma tan
descarada, la cosa fuma en pipa. En la vida hay que ser rico, caso de
las figuras porque, como se demostró, los ricos solo tienen que
beneplácitos y admiraciones. Lo de ayer en Madrid no pudo ser más
sangrante.
El
binomio era perfecto; Núñez del Cuvillo y las figuras, miel sobre
hojuelas y, para colmo, sin la menor discrepancia por parte de nadie.
Algo quedó claro, lo de que un toro sea bravo, encastado, que huela a
peligro para que el aficionado palpe cómo el torero se juega la vida,
todo eso pasó a un segundo lugar; es decir, no le interesa a nadie, de
ahí la parodia que hemos convertido esta fiesta. Vamos a ponernos
bonitos todos y del tal manera todos estaremos más contentos ¿verdad?