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EL TORERO ES UN ARTISTA... |
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Siempre existirá en el mundo del toro bravo, el convencimiento de que la tauromaquia, según lo que dicen las enciclopedias actuales, es “el arte y técnica de torear o lidiar toros bravos” pero, como es lógico, también existen aquellos que no creen que esto es así. Por lo tanto, quienes amamos todo lo que tiene que ver con el mundo del toro bravo, tenemos, no solo que afirmar eso, sino que, sobre todo, tenemos que convencernos y convencer a los demás, por qué el toreo es un arte. Según las mismas enciclopedias, “el artista es la persona que crea o produce obras de arte”; o, “la persona que practica alguna de las bellas artes (música, pintura, escultura, arquitectura, danza, poesía, toreo -en especial- si se dedica a ello profesionalmente”.Curro Romerp. Foto archivo Por esa razón, traigo nuevamente a colación lo que escuché en la segunda parte de la entrevista a Morante de la Puebla en “Tendido Cero” el sábado anterior, ya que, no solo me pareció interesante, sino que creo que es muy valioso, cuando un torero - artista como el, habla de su profesión, de su arte y, de muchas cosas más, por las que tienen que pasar –muchas veces- quienes se visten de luces. En esta ocasión, me llamó la atención escucharle decir que “estaba en contra de las escuelas taurinas”, señalando como fundamente, que antes, como no existían tanto medio para conocer el toreo, se necesitaba conocer los fundamentos y, tratar de ponerlos en práctica. Y, para ello, era necesario aprender. Pero, que en la actualidad, con tantos videos, películas, grabaciones, etc., “los chicos deberían mirarlos y, si en realidad nacieron para ser toreros, podrían sin problemas, ponerlo en práctica y sacar, adicionalmente, su verdadero sentimiento y pasión”.Juan Mora. Foto archivo Bajo ninguna circunstancia puedo yo objetar lo dicho por Morante de la Puebla pues, pocas veces he visto a alguien, ratificar sus creencias, con tanta pasión y tanto corazón puesto de manifiesto en sus respuestas. Pero, como viejo profesor universitario y, comprendiendo que la enseñanza debe tener algo de semejanza de todas las actividades de la vida, creo que está en un alto porcentaje hablando de la realidad. Sin embargo, considero que hay algo distinto a lo que pensamos, mirando nuestra propia profesión por delante. Por esa razón, creo que debemos partir de lo que las enciclopedias dicen sobre lo que es la enseñanza pues, eso es lo que se trata de entregar en las escuelas taurinas. La enseñanza, según las enciclopedias, es “la trasmisión de conocimientos, ideas, experiencias, habilidades o hábitos, a una personas que no los tiene”.Diego Urdiales. Foto archivo Analizando un poco lo señalado, creo que puedo llegar a una gran conclusión: “pocos son los artistas reales y, por lo tanto, a quienes no lo son, definitivamente, hay que enseñarles”. Así como en la pintura tenemos a un Picasso y en la música tenemos a un Mozart, quien puede negar que son artistas o toreros de clase, en el arte de Cúchares: Francisco Romero López “Curro Romero”, Juan José Gutiérrez Mora “Juan Mora”, Diego Urdiales Hernández y, José Antonio Morante Camacho “Morante de la Puebla”. Eso sí, cada uno a su manera y, en igual forma, por esa razón, cada uno de ellos tiene sus “fans” y también sus detractores.Morante de la Puebla. Foto archivo Eso ocurre, porque así es la vida. Debería ser algo más simple pero, en realidad, somos lo seres humanos quienes –al parecer- “disfrutamos” haciendo las cosas difíciles. Por lo tanto, siempre será importante tener en los países del mundo taurino escuelas taurinas, que enseñen lo básico de la tauromaquia, para que, quienes tengan realmente afición, habilidad y, “ese ángel” que todos necesitamos para sobresalir en cada una de las profesiones, puedan pensar en seguir en las escuelas taurinas, con la esperanza de llegar a su mayor objetivo, que es ser torero. Ojalá, todos pensemos igual, en este aspecto tan importante, para que, por lo menos –pese a tener criterios diferentes-, podamos seguir gozando de la tauromaquia y, sobre todo, de los verdaderos artistas del toreo. Que Dios reparta suerte.
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