La señora alcaldesa de Madrid, -lo es porque Dios es un gracioso,- no para de arremeter contra la fiesta de los toros y, de forma muy concreta contra todo lo que huela a la misma en lo que a la comunidad de Madrid se refiera. Pese a todo, debemos de perdonar a dicha mujer que, pasada de años, la pobre no entiende de nada; por no entender, no sabe ni los motivos por los que le llevaron a la alcaldía de Madrid. Ella, Carmena, como tantos otros, ha venido a demostrar que político puede ser cualquiera y ella es el claro ejemplo de lo que digo.
No todos los políticos son imbéciles, pero si todos los imbéciles ejercen en la política, es el caso de esta pobre mujer que, con un pasado angustioso, no se le ocurrió otra cosa que meterse en política mediante un cambalache de los que ahora se usan para uso y disfrute de los que lo ejercen. Lo peor de dicha señora no es que sea de izquierdas que, para colmo, ya es gravísimo; lo más triste de toda la cuestión es que además de odiar a la fiesta de los toros, odia hasta la propia vida.
Mientras Hemingway amaba la fiesta de los toros, nosotros la queremos destruir
Fijémonos hasta qué punto ha llegado el mundo de la política que, el primero que pasa por la calle, se une a otros desalmados de su propia calaña y forman lo que se llama un tripartito para desbancar al que ha ganado las elecciones y, no contentos con lo que han hecho, como primer “logro” por haber “ganado” las elecciones, no se les ocurre otra cosa que atentar contra la fiesta de los toros, Pablo Iglesias, correligionario de la señora Carmena, es un claro ejemplo de lo que digo. ¿Será que no tienen cerebro? No quisiera afirmarlo pero, por el amor de Dios, las pruebas al respecto son tan contundentes que cualquiera tiene derecho a pensar que estas gentuzas son todos enfermos.
¿Qué pensaría de todos estos personajes nefastos, por ejemplo, Ernest Hemingway cuando denostan la fiesta de los toros? Sería curioso saber la opinión de un norteamericano que amó la fiesta de los toros hasta el punto de hacer una novela sublime al respecto. O, ¿qué diría Goya si mientras pintaba su “Tauromaquia” y viera cómo unos desalmados arremeten contra la cultura de España? Uno y otro de los citados, sin lugar a dudas diría, vaya pandilla de hijos de dudosos padres que no saben defender sus valores ni su cultura.
Un
Resignémonos que la democracia nos ha traído a estas gentuzas que, cuando deberían de estar todos a la sombra por aquello de que nos les diera el sol, hasta dirigen los destinos políticos de autonomías, ayuntamientos y, dentro de poco tiempo, si Dios no lo remedia, hasta dirigirán una nación a la que antes conocíamos como España.
Recordemos que, Adolfo Suárez fue capaz de devolver la paz a España, de unir corazones, de acabar con las rencillas anteriores; en definitiva, instaló la paz entre todos nosotros. Sin embargo ha pasado el tiempo y un segmento muy grande de la población no aspiran a la paz, solo pretenden la guerra que, en definitiva es lo que promulgan con sus putas acciones, entre ellas, acabar con la fiesta de los toros porque a ellos no les gusta. ¿Habrase visto dislate mayor? ¡Imposible! Por eso decía antes lo de la sombra porque de tal modo, dichas gentuzas no perturbarían la paz que la gran mayoría queremos.
Nosotros sí que PODEMOS acabar con Podemos de una puta vez; tenemos nuestro voto, sepamos cómo lo entregamos y a quién se lo regalamos.